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“La gente cree que el contrabando es legítimo”: director de la Dian

Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, dice que aquí hay empresas cuyos dueños no se sabe quiénes son, porque son entidades de acciones al portador en Panamá. Habla duro sobre los evasores de impuestos.

1 de junio de 2014 Por: Margarita Vidal Garcés | Especial para El País

Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, dice que aquí hay empresas cuyos dueños no se sabe quiénes son, porque son entidades de acciones al portador en Panamá. Habla duro sobre los evasores de impuestos.

A pocos meses de terminarse el gobierno de Juan Manuel Santos, y sin saberse todavía si el presidente logrará su reelección, Juan Ricardo Ortega, director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, Dian, sigue hablando duro y denunciando los delitos que se cometen, muchas veces impunemente, contra el erario público y por consiguiente contra todos los colombianos de bien. ¿Por qué no ha sido posible controlar el contrabando?Aquí la mayoría de la gente cree que el contrabando es algo legítimo y hasta divertido porque antes significaba la opción de comprar cosas baratas ya que todo lo importado era absurdamente caro y la gente se defendía comprando cosas que no ingresaban de manera legal al país. Pero desde el año 91, cuando los aranceles, que eran del 42 %, cayeron al 7 % en promedio, ya no se puede explicar la naturaleza del contrabando sino en muy pocos productos, porque en Colombia no hay precios expropiatorios ni protegidos. El caso del calzado y la confección textil, que es donde está el gran contrabando, no se puede explicar porque haya una distorsión administrativa o porque el gobierno permita precios altos. Eso es falso. Esas redes de lavado de confecciones y textiles se profundizan alrededor del decreto del año 2003 que limita todas las importaciones de Panamá por Barranquilla, con el argumento de combatir el contrabando. Pero lo que sucedió fue que un conjunto de empresas y estructuras societarias, de papel, empezaron a meter productos subfacturados de manera masiva al país en estos rubros, con sociedades montadas en Barranquilla.¿Y cómo eluden a la Dian?Lo paradójico es que han logrado que la Dian las apruebe como Usuarios Aduaneros Permanentes y que por consiguiente sus sistemas de riesgo les dé entrada automática al país. Es gente que tiene literalmente una patente de corso para ingresar lo que quiera. A partir del año 2007, el tema se dispara cuando se vuelve difícil lavar dólares, o sea, traer billetes que se les vendían a los bancos y el Banco de la República los mandaba al exterior. En ese año el banco toma la decisión de no volver a hacer esa operación y por eso vender dólares se volvió muy difícil.¿Qué alternativa les quedó?Recurrir a casas de cambio, que moverán unos mil millones de dólares al año, pero el resto lo tienen que meter en oro, o en contrabando, que se convierte en el vehículo para lavar activos y en la mayor amenaza para la gente y los empresarios decentes, porque está quebrando sectores empresariales completos. Lo que está pasando aquí, es muy peligroso.¿En dónde está la ‘patente de corso’?En falta de control, en procesos administrativos, en unas laxitudes de las normas que permitían que si el Usuario Aduanero Permanente cumplía las reglas se le otorgara un gran volumen de transacciones, sin mirar nunca quién estaba detrás. Aquí hay unas empresas cuyos dueños no se sabe quiénes son, porque se trata entidades de acciones al portador en Panamá, que solo hacen comercialización y que tienen gerentes sin una historia de vida, ni de empleo, ni de estudios, ni de contribuciones a la seguridad social.¿Quiere decir que no son rastreables?Sí, es ‘gente’ que no es gente. Pero como la Dian los cataloga como Usuarios Aduaneros Permanentes (UAP), aparecen como seguros en el sistema de riesgo y pueden entrar sin ningún control. Tenemos unos 90 que se aprobaron y que operan a nombre de individuos que nadie sabe quiénes son.¿Al menos los estarán investigando y sancionando, no?Estamos auditándolos porque desvinculamos la percepción de riesgo del título de UAP. Hemos encontrado, para ponerle sólo dos ejemplos, que uno tiene 170 sanciones y que otro tiene una sanción de $500.000 millones. Y hay numerosísimos UAP con sanciones de seis, siete, ocho mil millones de pesos que han pagado inmediatamente. La mayoría cumple los requisitos de forma, pero en el fondo lo que hay son temas penales muy sofisticados de crimen organizado.¿Cómo más se combatirá ese esperpento?La reevaluación de las UAP en el Estatuto Aduanero hay que hacerla para saber quiénes son los beneficiarios, porque uno tiene derecho a no darle beneficios de confianza a quien no muestra la cara.¿Entonces, por qué se han concedido esos beneficios a tantas? Porque en Colombia hemos generado una estructuras administrativas que permiten que gente que no está dispuesta a decir quién es, tenga beneficios de norma que le permiten trabajar en impunidad, a costa del resto. ¿Piensan en una reforma que le de más dientes a la Dian?Sí. Y como no estamos atados de manos hemos hecho muchas cosas, siempre dentro de las normas. De las 3600 comercializadoras internacionales que se habían aprobado, hemos investigado y cerrado casi 3400.¿Hay detenidos?Hay 81 personas en la cárcel y estamos presentando una Ley Anticontrabando que esperamos se vote en esta legislatura, para poder empezar a hacer operaciones encubiertas, que es la forma de desnudar a estos hampones. Estamos modificando también el Estatuto Aduanero, que desafortunadamente tenemos paralizado por una tutela. En estos días usted reveló que el desfalco total a la Dian es de dos billones de pesos. ¿Es que todo mundo está dedicado a robar en este país?No todo el mundo, porque hay mucha gente que hace las cosas bien. Es por esa gente que nosotros trabajamos y tratamos de mejorarles el servicio y de defenderlos; porque son víctimas de la competencia de aquellos que lo hacen mal. Desafortunadamente nuestras instituciones son débiles.¿Qué tan optimista es usted con el país?Soy muy optimista porque Colombia logró coordinarse en varios aspectos, como cuando en un momento dado el Banco de la República logró acabar con la inflación, que era la forma de poner a los pobres a pagar impuestos del 35%, y hoy en día los pobres no pagan impuestos de ningún tipo en Colombia, o algunos, sólo un poquito de IVA.Si ustedes entraron a limpiar y a moralizar la Dian, ¿por qué siguen las denuncias de saqueos y los escándalos?Esta es una purga y las purgas no son agradables, ni rápidas, porque el proceso administrativo sancionatorio del Estado es lento. Seguimos en la misma purga cuyos procesos probablemente durarán cuatro años más, si quien siga en la dirección de la Dian persevera hasta erradicar una infección que se dejó avanzar demasiado, porque nadie tomó nota de los comportamientos de algunas personas que se enriquecieron de forma protuberante, amplia y evidente y tampoco se las ha sancionado.¿Cómo califica la labor de la Contralora Sandra Morelli contra la corrupción?Yo creo que ella ha sido muy valiente y que su esfuerzo para formar una Contraloría pulcra es algo que el país debe reconocer. Creo que deja una Contraloría increíblemente poderosa que, si se llega a manejar mal, puede hacerle muchísimo daño al país. El próximo Contralor debe ser, también, una persona incuestionable, que jugará un papel vital para legitimar el Estado.¿Qué tan grande es el sector de colombianos que evaden impuestos?En Colombia hay alrededor de 3500 empresarios que pagan una cifra enorme de impuestos y con ellos el país tiene una deuda grandísima, porque son, en gran parte, los que están sosteniéndolo. Hay otros 311.000 con comportamientos erráticos y con niveles de evasión muy altos, es decir, que parte importante de esos impuestos que están pagando los colombianos, se los están robando otros colombianos. Hemos auditado empresas que venden software para robarse el IVA y en un sola de ellas detectamos más de dos mil clientes. Otra vendió facturas chimbas a 1500 empresarios, una más vendió “gastos falsos” por $300.000 millones el año pasado, lo que suma $100.000 millones menos de impuestos, que algunos empresarios aceptaron.Desde que llegó a la Dian hace cuatro años ha hablado de que ya es hora de darles cárcel a los evasores. ¿Se conseguirá algún día?Ya tenemos la norma preparada. Aquí vamos a tener que mirarnos a los ojos todos y decir tranquilamente: bueno, en uno, dos, o tres años, el que vuelva a evadir de manera grosera estará robándose el futuro de todos los demás y deberá pagar de manera ejemplarizante. En Colombia hemos encontrado casos de empresarios que tienen cien mil millones de ingresos omisos. Y si usted mira las contabilidades de los personajes detrás de Interbolsa, verá que los estados contables son absolutamente cínicos y que los revisores fiscales no cumplieron su tarea ante la sociedad y no dieron fe pública. Eso no puede quedar impune porque se prestaron para robarle a muchísima gente y no puede ser que se sancione más gravemente el robo de una manzana, o de un borrador, que a personas muy educadas que lo han tenido todo en la vida y que tienen el cinismo de montar esquemas para defraudar a Raimundo y todo el mundo. Este país tendrá que llegar a unos acuerdos para saber a partir de cuánto dinero ese tipo robo se vuelve penal, tanto en los gastos como en los ingresos.¿Y por qué no se pone en la picota pública a quienes tienen esa conducta?Hoy la realidad es que quienes son cogidos ‘in fraganti’ corrigen y pagan (tenemos correcciones de $80.000 millones), pero yo no puedo decir quiénes son. Y luego, en los almuerzos, esas mismas personas dicen que la Dian es un desastre, que persigue a la gente ‘decente’ de este país, pero se cuidan bien de decir que pagaron voluntariamente -y rapidito- $80.000 millones porque tenían un lío de la madona.Si el presidente Santos es reelegido, usted lo seguiría acompañando en la Dian? Yo a Santos le colaboro porque nunca había tenido el privilegio de trabajar con una persona que dé peleas tan importantes y tan impopulares, por principios, de manera tan sistemática, y eso yo se lo agradezco al Presidente de una manera totalmente genuina. En todas las dificultades políticas y bajo todas las presiones, el Presidente ha asumido los costos con el único criterio de hacer las cosas bien.

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