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“El agro nacional debe superar la era del machete”: Ministro de Agricultura

El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, afirma que el Gobierno sí tiene metas para frenar la pobreza del campo antes de la firma de la paz con la guerrilla. Promete ‘revolcón’ y despolitización de las entidades públicas del sector a partir del año 2015.

9 de noviembre de 2014 Por: Alfredo García Sierra, reportero de El País

El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, afirma que el Gobierno sí tiene metas para frenar la pobreza del campo antes de la firma de la paz con la guerrilla. Promete ‘revolcón’ y despolitización de las entidades públicas del sector a partir del año 2015.

Aurelio Iragorri Valencia, a pesar de formar parte de una casta política payanesa, tiene raíces en el campo. No en vano, hoy su nombre está en la cúpula del Ministerio de Agricultura al que critica y quiere reformar.Por ello, afirma que antes de que se firme la paz con la guerrilla, el Gobierno buscará frenar la pobreza en el campo, para pasar de la era del machete a la de la guadaña con nuevos programas y más recursos públicos.Dice que le preocupa la politización de las entidades públicas del sector, y se compromete a despedir a quienes no cumplan metas, así sean recomendados de partidos y movimientos.El gobierno Santos y los anteriores han prometido estrategias y todo tipo de programas para el agro, pero ¿qué explica que el campo siga siendo pobre, con poco crédito, insumos caros y acosado por la violencia?El diagnóstico de Misión Rural es acertado porque señala, entre otros parámetros, cuál es la situación del agro. La gente que vive en el campo hoy es tres veces más pobre que la que reside en ciudades, mientras el 78% de los agricultores ganan menos del salario mínimo. Eso muestra que para cambiar ese panorama hay que trabajar tres cosas: primero, voluntad política, y el presidente Santos la tiene. Segundo, el respaldo se muestra con presupuesto. Por eso el presupuesto del Ministerio de Agricultura, que era de $1 billón, pasará a $5 billones, lo cual no soluciona todos los problemas, pero es un avance importante. Y por último, la importancia fundamental que tiene el agro en el proceso de paz, porque la verdadera paz se siembra es en el campo. Ministro, pero esos anuncios no son más de lo mismo...No. Hay avances. Por ejemplo, en el tema de las exportaciones del agro hay un crecimiento del 23 %, durante muchos años no se presentaba un auge tan importante. No es solo hoy el café, sino el banano, el azúcar, las flores y otros productos que están jalonando la economía.¿Por qué pese a todos los anuncios oficiales en Colombia, aún no hay política de Estado para el agro?Por la falta de esa política desde 1990 se perdieron 1.500.000 hectáreas de siembra que eran básicamente cereales, cebada y trigo, entre otros. Nunca pudimos recuperar esas áreas sembradas. La guerra es en la zona rural y el campo no puede seguir sirviendo únicamente para enterrar a nuestros mejores líderes campesinos.Ese es el reto. Es tener una política sobre la cual ya definimos unos parámetros. Entre esos parámetros figura la investigación agrícola, el acceso a asistencia técnica, porque sin la misma no podemos ser competitivos, y también acceso a maquinaria y tecnología. De lo contrario, es muy difícil compararnos con otros países para alcanzar los niveles de desarrollo que requiere el campo. Tenemos que pasar de la era del machete a la era de las guadañas.Pero Ministro, ¿será que hay voluntad de la parte empresarial y del campesinado para mejorar la productividad?No existe en Colombia un programa serio de asistencia técnica distinto al que realizan las empresas que son privadas. Hay que mirar el problema por regiones, o sea por sectores, y por producto y descentralizar la ejecución de los recursos. No puede una persona detrás de un escritorio en Bogotá determinar en cada una de las zonas de Colombia qué es lo que se debe hacer en el campo.Y, ¿no teme que se le politice o se contamine ese propósito?Lo que se debe hacer es fortalecer el trabajo político de las regiones y cuando me refiero a político es el liderazgo de estos impulsadores de la producción. Lo que debemos hacer es integrar, otra vez, las juntas de acción comunal, que eran tan importantes en el pasado y que se perdieron porque fueron exterminadas por la guerrilla o por los paramilitares.¿Por qué aún existe tanto descontento entre cafeteros, cacaotecos, papicultores y otros sectores, frente al Gobierno?El descontento es la expresión real de una situación en el campo que es difícil, para no decir crítica, donde el 30 % de la población rural sale de manera masiva a las vías a decir que se siente abandonada. El presidente Santos ha tenido el valor político de reconocer que hay necesidades, y por ello aumentamos el presupuesto y dialogamos con los campesinos para ofrecer una política de Estado para que el agro sea un punto de desarrollo trascendental.Colombia es considerado uno de los países más inequitativos del mundo, en especial por la concentración de la tierra en pocas manos. ¿Qué tan lejana está una solución?El acceso a la tierra es un problema, y sobre todo porque apenas el 21 % de cuatro millones de predios están formalizados en Colombia con títulos de propiedad, mientras el 59 % son posesión y el resto es tenencia. Por ello buscamos crear un fondo de tierras, que incluirá no solo terrenos baldíos, sino 500.000 hectáreas confiscadas al narcotráfico en las mejores regiones. Esas tierras se entregarán a campesinos, familias desplazadas, indígenas y comunidades afro, lo cual ya se está haciendo, para buscar una mayor equidad. Por eso, insisto en que la paz verdadera en Colombia se debe sembrar en el campo. ¿Pero no le parece que entregar tierras sin asistencia técnica ni crédito, podría ser una fórmula que no solucione nada?Una de las estrategias del estudio Misión Rural es precisamente reestructurar las distintas entidades del sector agropecuario, creando un organismo dedicado solamente al tema de tierras. La dispersión de esas actividades es lo que quiere evitar el Gobierno para que el manejo de ese tema sea transparente y con eficiencia. Por eso, estamos reformando esa parte, ya que hoy ese manejo está a cargo del Incoder, la Superintendencia de Notariado y Registro, la Unidad de Restitución de Tierras y la oficina del Ministerio de Agricultura encargada de formalizar tierras. No hay que esperar el acuerdo de paz para formalizar esos predios, y por el otro lado, que el fondo tome los predios confiscados y no se vendan a los particulares para darle acceso a la población más pobre a esas tierras.Y el anunciado revolcón al Ministerio de Agricultura y de las entidades que maneja, en qué va, pues su politización ha sido un obstáculo para el desarrollo del campo...Ese revolcón ya lo iniciamos. Lo cierto es que muchas entidades no han dado los resultados esperados, mientras las Unidades Municipales de Asistencia Ténica Agrícola, Umatas, eran más efectivas y cercanas a la gente, y por eso vamos a reorganizarlas. Ese revolcón no es solo institucional, sino poner orden en casa y que los funcionarios cumplan con su trabajo. Por ejemplo, el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, no debe servir solo para inspecciones sanitarias. Se deben lograr mejores prácticas en materia de asistencia técnica para que más productos colombianos puedan tener acceso a otros mercados. Corpoica ya fue reestructurado y lo mismo se hará en el Incoder. Falta solo presentar un proyecto de ley para realizar otros ajustes en el resto de las entidades del sector a partir del 2015 con base en las 98.000 propuestas que presentaron 900 municipios al Gobierno en el marco del Pacto Agrario. No podemos volver a incurrir en los errores del pasado. ¿Qué papel jugarán las Secretarías de Agricultura? pues son oficinas que ya no tienen peso en las políticas del sectorMientras no haya una política de descentralización efectiva, el Secretario de Agricultura de un departamento no tiene mayor peso. Pero ya nos reunimos con todos para articular estrategias y que tengan la coordinación de las inversiones del Gobierno. Ellos deben jugar un papel clave de apoyo a los municipios. Lo que no puede seguir ocurriendo es que funcionarios que se creen con derechos por haber sido recomendados por algún sector político, no entreguen resultados. Si no cumplen serán reemplazados por quienes sí alcanzan metas. Eso es parte del revolcón del agro. La idea de dividir los negocios de la Federación Nacional de Cafeteros ha generado una tormenta en el sector. ¿Le llegó la hora a esa entidad de modernizarse y no quedarse anquilosada en el pasado?El informe oficial de la Misión Cafetera será presentado al Ministerio de Agricultura en enero del 2015. Pero la institucionalidad cafetera, y así lo han dicho 600.000 familias, requiere de algunos cambios, pero sin desconocer la gran importancia que ha tenido. Es fundamental un diálogo social en el sector para acometer esos ajustes, respetando a cada uno de los productores, pues son quienes forman parte de lo que es la Federación.Los caficultores están enojados porque usted anunció que en el 2015 no habrá más subsidios para el sector...Lo que señalé en ese sentido no es novedoso. El Programa de Apoyo al Ingreso al Caficultor, PIC, se estableció para un ajuste en el tema de precios durante dos años. Ese era el compromiso. El PIC cafetero del 2015 jamás fue convenido con nadie. Estoy convencido que esos recursos, equivalentes a dos billones de pesos, serían mucho más eficientes si se utilizan para renovar siembras, reducir costos y en apoyo a la comercialización. El 80% del presupuesto del Ministerio de Agricultura se dedicó a subsidios, tanto que en los últimos cuatro años entregamos $7 billones en apoyos a distintos sectores, y lo que buscamos ahora es que seamos más eficientes. *Con la colaboración de Fenner Ortiz

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