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Desde el Valle se exportan 'nostalgias'

Imepex lleva a los rincones del mundo el sabor del chontaduro, las brevas y el manjarblanco. Un sueño que se convirtió en una empresa familiar.

22 de junio de 2010 Por: Por Yaira Arroyave - Redacción de El País

Imepex lleva a los rincones del mundo el sabor del chontaduro, las brevas y el manjarblanco. Un sueño que se convirtió en una empresa familiar.

La idea de un joven universitario de crear empresa, hace más de diez años, es ahora una realidad que le da empleo a toda su familia y que le lleva a miles de colombianos que viven por fuera del país, un pedazo de su tierra.Chontaduros en conserva, brevas y papaya en almíbar, bocadillo veleño, rollitos de guayaba con arequipe, fríjol cargamanto, dulce de leche, manjarblanco, Ponymalta, Cola Granulada, Supercoco y harina para buñuelos y natilla son algunos de los productos que Imepex, la empresa creada por el palmirano Andrés Fernando González, pone en supermercados de Estados Unidos, España y otros países europeos. Su misión, “es exportar nostalgia”, como el mismo dice.Para convertirse en exportador, Andrés Fernando, de 32 años, pensó en comercializar mecato vallecaucano y empezó a trabajar con las mecateras de la región, pero no encontró la organización que necesitaba para su negocio. “Luego, decidí buscar grandes productores que garantizaran la continuidad del producto y así fuimos consolidando la empresa”. Además, se apoyó en el programa Jóvenes Emprendedores Exportadores, del Ministerio de Comercio Exterior, que le dio la oportunidad de capacitarse y de participar en ferias internacionales donde encontró nuevos contactos.Para Andrés, esta labor, además de darle el sustento a su familia, le llena el alma de emoción cuando recuerda a ese colombiano que le escribió desde Nebraska, en EE.UU., “para contarme que estaba llorando de la emoción de volver a comer papa amarilla, otra delicia que sólo se cultiva en Perú y Colombia y que es un tesoro en el exterior”. También recuerda que con los bocadillos pasó algo muy curioso. “Por las restricciones que hay para la entrada a otros países decidimos cambiar la caja de madera tradicional en que vienen por una plegable de cartón y los bocadillos dejaron de venderse. La gente se identificaba era con el empaque típico, así que tuvimos que volver a esa cajita”, explica Andrés.Imepex hizo su primera exportación en el año 2000. En total fueron unas 300 cajas de chontaduro y brevas. Luego, amplió su portafolio de productos y hoy exporta al año un promedio de 35 contenedores de “nostalgia”.Muchos pagarían lo que fuera por un chontaduro o unas uchuvas estando fuera del país. Es así como según el gerente de Imepex, una caja de bocadillos veleños puede costar por fuera US$4 (unos $8.000), mientras que en Colombia, cuestan $3.500. En el caso de los chontaduros, su precio puede ser de US$5 por 500 gramos. Según González, poner esos productos fuera es muy costoso.Negocio de familiaCon el crecimiento de la empresa, los miembros de la familia empezaron a hacer parte activa de ella. El primero fue Miguel Santiago, hermano de Andrés, quien ahora se encarga de toda la parte de comercio internacional. “Hay mucha gente que busca el producto porque lo acerca a su tierra”, dice.La madre de ambos tampoco dudó en hacer parte de Imepex y desde su profesión de abogada, doña Amanda de González, se dedica al tema legal. “Este proceso ha integrado mucho a la familia, aunque cuando llegamos a casa, a veces es imposible dejar de hablar del trabajo”.Por último, Carlos Arturo González, el padre de la casa, quien se había desempeñado como jefe de producción en multinacionales, decidió vincularse a la empresa de su hijo. “Lo apoyo en todo lo que puedo y para mi es un orgullo trabajar bajo la batuta de mi hijo, siento que cumplí mi labor con él”.

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