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Javier Díaz, presidente de Analdex. | Foto: Foto: cortesía para El País

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"Colombia no debe seguir dependiendo solo de la minería": Presidente de Analdex

Javier Díaz, presidente de Analdex, afirma que la agroindustria y las manufacturas son el futuro exportador de Colombia. El país puede convertirse en potencia mundial en las ventas de alimentos, señala.

10 de septiembre de 2017 Por: Alfredo García Sierra / Reportero de El País

Tras un 2016 que no fue bueno para la dinámica exportadora, Colombia ha empezado este año a registrar un repunte en ese campo. Tanto que entre enero y julio las ventas externas crecieron 22,7% al llegar a una facturación de US$20.523 millones.

Y lo más importante es que la exportación de productos agrícolas sigue ganando terreno, precisamente en momentos en que el petróleo y la minería no andan bien en materia de precios internacionales.

Según Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, esa coyuntura debe seguirse aprovechando a través de una diversificación de la canasta exportadora, aunque todavía falta camino por recorrer.

A ello, anota, un dólar alto sigue estimulando a los empresarios, pero en su concepto, más que una tasa de cambio, lo que se debe aprovechar es la apertura de nuevos mercados.

Si las condiciones se dan, Colombia podría superar la meta de los US$35.000 millones en exportaciones al mundo al cierre del 2017, recalca el dirigente y expresidente del Consejo Gremial Nacional.

¿A qué obedece el repunte exportador de Colombia en un 22% a julio último , tras un 2016 donde esas ventas cayeron 13%?

Está quedando atrás ese proceso de enfermedad holandesa que afectó a la industria manufacturera. El sector está ahora en mejores condiciones de competir internacionalmente.

Pero un elemento fundamental es que este año vemos una mejor dinámica en la demanda en los países de la región, tras haber tenido un crecimiento negativo en el 2016, dejando aparte el caso de a Venezuela. Ecuador, Argentina, Brasil, registraron cifras negativas, mientras otros países como Perú, Chile y México estuvieron golpeados por la caída de los productos básicos.

Por eso en el 2017 observamos una mejoría en ese comportamiento, y en buena medida eso se ha reflejado en las ventas externas de Colombia.

Pero ya no estamos vendiendo mucho petróleo...

La agricultura se ha comportado bien y está en un proceso de recuperación y la tasa de cambio actual le ayuda para competir con los productos importados. Ha tenido la agricultura una capacidad mayor de reacción que la del sector manufacturero. Pero uno espera que este segundo semestre tenga un mejor desempeño económico.

Si ese desempeño mejora, ¿cuál cree que será el monto de exportaciones este año?

Estimo que estaremos al cierre del año por encima de los US$35.000 millones. Creo que si la dinámica de los mercados internacionales continúa mejorando, Colombia saldrá favorecida.

¿Cómo lograr esa cifra con una agricultura creciente, pero una industria que no se recupera todavía?

Tenemos que seguir realizando en Colombia la tarea de reducir costos de producción, ser más eficientes y más competitivos internacionalmente. El país sigue siendo muy costoso, y por ello debe profundizarse la facilitación del comercio, es decir, reducir la tramitología para que importar y exportar sea algo rápido.

Hay que reforzar adicionalmente lo relativo a infraestructura (vial y portuaria), más un transporte intermodal donde se puedan vincular no solo los camiones sino el ferrocarril y la navegación por el río Magdalena.

¿Hay suficientes apoyos del Gobierno para los empresarios exportadores y no exportadores?

Para el sector privado deben haber unas señales de políticas muy claras. Estoy muy preocupado con señales que no son claras, por ejemplo, para sectores como el arrocero ya que el Gobierno impulsó la política ‘Colombia Siembra’ y ahora vamos a tener una súper producción y se ignora cómo se manejará. Ojalá se haga con incentivos de almacenamiento para que los precios no se desplomen. Pero también que no se convierta en un obstáculo para que otros sectores puedan competir.

Ecuador, por ejemplo, acaba de imponer unas normas de origen más exigentes como retaliación al incumplimiento de Colombia en la compra de arroz ecuatoriano, a pesar de los compromisos ante la Comunidad Andina. Eso no permite que las exportaciones de manufacturas crezcan más.

¿Los empresarios sí están aprovechando un dólar que roza los $3000?

Después de un proceso de revaluación tan fuerte y prolongado es apenas natural que la gente sienta desconfianza. Eso lleva a que muchos empresarios sean temerosos, pero creo que no deben mantenerse atados a un mercado local y por lo tanto es necesario jugar internacionalmente. Un ejemplo, de ello es que la demanda doméstica ha estado débil, y por eso aquellos que exportan pueden tener más puntos de apoyo.

Y tampoco se debe mirar todo el tiempo al dólar, ya que es tan solo una variable y en la coyuntura actual lo que pesa más es la dinámica de los mercados.

¿Sí es suficiente la canasta exportadora colombiana para competir con fuerza, pues siempre se habla de que dependemos solo del café, banano, flores y pocos productos de valor agregado?

Sin duda, debemos tener una mayor diversificación exportadora, y particularmente crear nuevos productos para competir.
Ese proceso se está dando ahora con el tema agrícola y agroindustrial bajo la sombrilla de los Tratados de Libre Comercio, TLC. Por eso vemos ahora lo que está pasando con el aguacate, las frutas y la pesca que son productos nuevos y promisorios, pero necesitamos incluirles mayor valor agregado para crecer esa canasta exportadora que es muy limitada.

Para llegar, por ejemplo, a los grandes mercados asiáticos, que están demandando muchos alimentos, debemos desarrollar una nueva oferta exportadora basada en certificaciones, buenas prácticas agrícolas y estándares fitosanitarios de clase internacional.

Es una tarea que debe hacerse si se quiere llegar a esos mercados. Hay una oportunidad única en ese campo, y más cuando el país empieza a transitar en un ambiente más tranquilo en el campo y con menos conflictos armados.

¿Sugiere abandonar algo la minería y dedicarnos más al agro?

No. Creo que la minería (carbón y petróleo) debe seguirse aprovechando. Una minería bien hecha es bienvenida. Lo que debe combatirse es la ilegal e informal.

Pero Colombia no debe depender o seguir dependiendo solo de ese sector, pues entre más apoyos y patas tenga la mesa, más estable será la economía del país.

Es fundamental que otros sectores, como la agroindustria, entren a contribuir de manera positiva con las exportaciones. Eso lo estamos empezando a ver con una agricultura y unas manufacturas que están creciendo más respecto a la minería.

¿No estamos muy lejos del sueño de convertirnos en una potencia exportadora de alimentos?

Ya se están dando los primeros pasos. Es un proceso que debe llevar a que Colombia se convierta en un país exportador, sobre todo de alimentos con valor agregado.

Colombia es uno de los seis países en el mundo que tiene la posibilidad de ampliar su frontera agrícola para producir los alimentos que el planeta está demandando. Es una oportunidad que debemos aprovechar.

Ese potencial está, por ejemplo, en frutas exóticas que pueden venderse en el mercado europeo. Allí figuran no solo la uchuva, sino la pitaya, el bananito, el aguacate hass y los cítricos (naranjas, limones y mandarinas) que están golpeando la puerta de los consumidores.

También están los arándanos, el pimentón y las hierbas aromáticas que tienen proyecciones interesantes para ser exportados. Ya existen avances en piña, melón y mango, que tienen grandes posibilidades.

Algún analista decía que conquistar los grandes mercados bajo los TLC a punta de aguacate y otras frutas no era suficiente. ¿Qué opina?

No se deben menospreciar esos productos, ya que solo el aguacate si se maneja de manera adecuada en los próximos diez años será uno de los más representativos de la canasta exportadora, e incluso a equiparar las ventas de flores.

Nada de eso es despreciable. Tenemos un mercado como el de Estados Unidos que tiene una demanda superior a los US$2500 millones en solo aguacate.

Como en todo, son procesos de aprendizaje que deben iniciarse con lo básico para luego ir escalando y agregándole valor a esas producciones. No se puede ser exportador de solo alta tecnología cuando nuestro país no la tiene. Hay que integrar la agricultura moderna a los nuevos procesos de exportación sin perjuicio de los avances que haya en otros campos de la agroindustria y las manufacturas, y sobre todo, en mercados que han cambiado en materia de consumo.

¿Pero cómo competir con sectores en crisis como el de confecciones y textiles por las afectaciones del contrabando y otros factores?

Los mercados, insisto, han cambiado y se deben hacer adaptaciones a los productos. Hay casos como el de las confecciones que se dice está en crisis, pero así están algunos que se quedaron haciendo lo mismo.
Cuando uno observa sectores nuevos que están llegando a los mercados internacionales con producciones como las de ropa de interior femenina, vestidos de baño, ropa deportiva y para el invierno, uno entiende que están aprovechando lo que el mundo está demandando. No basta exportar lo que era tradicional anteriormente.

¿Cómo ve al Valle exportador?

La región va mostrando unos comportamientos muy positivos y en buena medida porque no estuvo afectada por el boom minero-energético y tiene una diversificación mayor que el resto del país. Eso ha permitido reaccionar mejor.

Definitivamente se perdió el mercado venezolano...

Mientras no haya cambios en el modelo económico en ese país no veo todavía posibilidades de seguir exportando.

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