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Un año sin el show de Miguel Calero

El miércoles se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Miguel Calero, un ídolo que dejó huella dentro y fuera de las canchas.

1 de diciembre de 2013 Por: FRANCISCO HENAO BOLÍVAR- Reportero de El País

El miércoles se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Miguel Calero, un ídolo que dejó huella dentro y fuera de las canchas.

El 4 de diciembre del 2012 fue una fecha muy triste y bastante aciaga para el fútbol colombiano.Ese día la noticia que llegó de México golpeó tan fuerte que un año después el recuerdo del gran Miguel Calero, más conocido como el ‘Show’, aún está latente, no solo en Colombia, sino en México, donde se hizo figura y entró en el corazón de los aficionados al fútbol.El drama del inolvidable arquero vallecaucano comenzó diez días antes. El 25 de noviembre Calero, quien estaba en casa en compañía de su esposa e hijos, sintió mareos que obligaron su rápida reclusión en un centro médico de Ciudad de México.Al final, después de tanto luchar y de estar al cuidado de un equipo médico especializado, no pudo ganar ese, que era el partido más difícil de su vida. Un infarto cerebral y luego un paro cardiorrespiratorio apagaron su vida a los 41 años, muchos de ellos gloriosos por sus continuos triunfos en las canchas.La noticia se regó muy rápido, llenando de luto el fútbol y dejando un vacío grande entre los amantes del deporte. Lágrimas, mucha desazón, estupor y sorpresa fue lo que produjo el inesperado desenlace de uno de los jugadores más recordados.A tres días de cumplirse el primer aniversario de su muerte, Miguel sigue presente en el corazón de todos.“Acá en Pachuca no lo hemos olvidado y jamás lo vamos a olvidar; Miguel ha sido el más grande ídolo de la afición del Pachuca. En el edificio donde funcionan las oficinas del club, la universidad y otras dependencias, hay muchas fotos suyas”, dice Enrique Muñoz, uno de los miembros de la oficina de prensa del equipo mexicano.Y es que Calero llegó al Pachuca en el 2000, jugó hasta el 2011, le dio cuatro títulos a un equipo que no era ganador, se retiró por la puerta grande con un partido que tuvo una multitudinaria asistencia y se quedó trabajando como entrenador de arqueros del elenco azteca.Al Pachuca arribó procedente de Nacional, donde también fue ídolo. “Yo lo traje, pero primero pregunté mucho por él, cómo era como persona y como jugador, y corroboré todo lo que me dijeron; Miguel como persona era espectacular, bastante alegre, y como jugador era lo máximo porque se entrenaba muy fuerte sin decir nada”, dice Gabriel Jaime Gómez, técnico de los verdolagas en esa época.Su relación con el técnico Jorge Luis Pinto fue de odios y de amores. Algunas cosas los separaban, pero al final el mismo fútbol terminaba reconciliándolos.“No sé si se habrá ido bravo conmigo y de pronto ese es un remordimiento que tengo. Recuerdo que él llegó muy jovencito del Sporting al Deportivo Cali en 1992 y yo lo puse de titular; pero en un partido contra el Tolima se puso a jugar de líbero, a intentar eludir a un delantero, le quitaron el balón, le hicieron un gol y perdimos 2-1. Al otro día al que me echaron fue a mí”, dice Pinto.El técnico también recordó un desencuentro que tuvieron en la Copa América de Venezuela 2007. “Antes de un partido contra Argentina le dije a Miguel que cuidado Riquelme le hacía gol de tiro libre por el palo de él, que se lo hiciera por otro lado menos por el palo que él debía cuidar; y dicho y hecho: Riquelme cobró un tiro libre y se lo anotó por el palo de Miguel. En el siguiente partido no lo puse y por eso se molestó bastante”.Pinto dice que, años después, lo visitó en Pachuca y limaron asperezas con una cena familiar. “Lo que pasó no me cambia el concepto que siempre tuve de él: una gran persona, un hombre muy alegre, con chispa para todo”.El presidente del Deportivo Cali, Óscar Astudillo, coincide con Pinto al decir que “Miguel irradiaba alegría, transmitía mucho optimismo, animaba a todo el mundo; la verdad es que dejó un gran recuerdo entre todos los que estamos en el fútbol”.Por su parte, Faustino Asprilla, quien compartió con Calero en selecciones Colombia, señala que “es difícil olvidar a una persona a la que siempre se le veía alegre en todo momento; fue un gran amigo”.Una extraña premoniciónA doña Blanca Rodríguez le salen las lágrimas con mucha facilidad apenas comienza a recordar al séptimo de sus hijos.Y en medio de su llanto, doña Blanca recuerda una sorpresiva visita que hizo Miguel a Ginebra, cuando nadie lo esperaba.“Como cuatro meses antes de su muerte se nos apareció por acá sin avisar; eso fue raro porque él siempre que venía nos decía. Y llegó solo, sin su esposa y los hijos. Y resulta que en los cuatro días que estuvo acá me llevaba desde muy temprano a caminar por todos los barrios de Ginebra, lo que no hizo antes. Dicen que tal vez vino a despedirse de sus paisanos porque la gente lo reconocía y de inmediato le pedían una foto o un autógrafo”, asegura doña Blanca, quien estuvo hace un año en México acompañando a Miguel en su batalla contra la muerte.Las anécdotas y los recuerdos siempre estarán presentes cuando se trata de un deportista íntegro, profesional y honrado como fue Miguel Calero.El miércoles se cumple un año de su desaparición. Pero su imagen, sus gestas y su comportamiento siempre quedarán presentes en aquellas personas que lo siguieron y lo admiraron.Una vida en las canchasMiguel Calero surgió de la escuela Real Independiente de Ginebra, de donde pasó a la Sarmiento Lora y posteriormente al Deportivo Cali, donde terminó de formarse al lado del también desaparecido Carlos Portela, escuela de la que también salieron Óscar Córdoba y Faryd Mondragón.A los 16 años fue prestado al Sporting de Barranquilla, dando allí sus primeros pasos como profesional.A los 21 años regresó al Cali, que era dueño de sus derechos deportivos, debutando con los azucareros bajo la orientación técnica de Jorge Luis Pinto.Con los azucareros estuvo siete años, logrando el título de 1996. En 1998 llegó a Nacional en la transferencia interna más alta del fútbol colombiano, ya que la cifra de su pase rondó el US$1.300.000.Con Nacional también salió campeón en 1999 y después dio el salto al Pachuca de México, equipo con el que estuvo once años también ganando títulos.Calero jugó seis copas América con la Selección Colombia, estuvo en varias eliminatorias y dio vueltas olímpicas nacionales e internacionales, agregando que en una Copa América, la del 2001, fue campeón con el combinado nacional.

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