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Mario Alberto Yepes: Buen viento y buena mar

Mario, tomaste el camino que siempre eligen los más grandes, te retiraste cuando todos pedían a gritos que te quedaras un poquito más.

20 de enero de 2016 Por: Daniel Molina Durango - Reportero de El País

Mario, tomaste el camino que siempre eligen los más grandes, te retiraste cuando todos pedían a gritos que te quedaras un poquito más.

Tomar esta decisión debió de ser muy duro para ti. Tiene que ser muy complicado levantarse un día cualquiera y pensar que ya fue suficiente y que no deseas  volver a hacer lo que hiciste tan bien durante más de 20 años. Quizá eso explica por qué te tardaste tantos meses en meditar el camino que ibas a elegir. 

Pero hay algo que debes tener claro… si para ti fue complicado decidir que  no ibas a jugar más al fútbol, para los colombianos y los amantes de este bello deporte será aún más difícil asumir que Mario Yepes, el capitán eterno de la Selección, no volverá a pisar una cancha como jugador.

Sin embargo, nadie te va a reprochar nada, porque hiciste lo que todo jugador grande termina realizando en el ocaso de su carrera: te retiraste cuando todo el mundo te estaba pidiendo que te quedaras un ratico más.

Porque los hinchas del Deportivo Cali soñaban más que nada con verte jugar tus últimos partidos con la camiseta del equipo de tus amores.

Los fanáticos de ese equipo al que llegaste en 1997 con solamente 21 años —siendo tan tímido que ni siquiera te le pudiste presentar en el primer entreno al técnico Fernando ‘Pecoso’ Castro— te querían de regreso para que te despidieras jugando la Copa Libertadores, el mismo torneo que en 1999 se te escapó con este club en la casi siempre injusta lotería de los penales.

Hubiera sido un anhelo cumplido para vos, pero, sobre todo, para el hincha verde de corazón, que se desgarró cuando te vio llorar luego de esa final perdida ante el Palmeiras.

Contaban los rumores que también te querían de Atlético Nacional, y cómo no iba a ser verdad si el técnico de los verdolagas es el vallecaucano Reinaldo Rueda, el entrenador que cuando estuviste en el Cortuluá te vio el talento y se arriesgó a ponerte como defensor, a pesar de que en la Escuela Carlos Sarmiento Lora comenzaste como centrodelantero.

Y ni qué decir de los colombianos que aún te siguen echando de menos en una Selección cafetera que no volvió a ser la misma desde que optaste por tomar distancia, luego de la eliminación ante Brasil en los cuartos de final del Mundial del 2014.

A nadie se le olvidará ese gol que te anularon y que hubiera significado el empate ante un equipo brasileño que nunca en su historia había jugado un partido con tanto temor.

La acción en la que recibiste el balón y la mandaste a guardar en el arco de Julio César con ese empuje que siempre te ha caracterizado fue un instante de felicidad que a nosotros los colombianos nos paralizó el corazón... fue como si el tiempo se hubiera detenido para siempre. Lástima que un tal árbitro Velasco Carballo nos hubiera arrebatado uno de esos pocos momentos que merecen ser eternos.

Pero aunque esa eliminación seguro debió dolerte tanto como perder la final de la Libertadores del 99 con el Cali o la caída ante Perú en la Copa América del 2011, el país está orgulloso de lo que fue  Yepes como jugador y como persona, y tú también debes estarlo.

Porque fuiste ídolo y ganaste títulos en equipos como el River Plate argentino y el PSG francés. Además, defendiste con honor la casaca del Milán —uno de los gigantes de Europa— y del San Lorenzo, tu último club, el que tuvo la enorme fortuna de tenerte en sus filas en tus últimos juegos.

Como si fuera poco, con mucho esfuerzo —más del que cualquiera hubiera podido hacer— cumpliste el sueño de jugar una Copa del Mundo con Colombia, otro de tus grandes amores.

Fue difícil lograrlo, porque te tocó comerte tres eliminaciones seguidas (2002–2006 y 2010), pero creíste que la cuarta tenía que ser la vencida y, por fortuna, el fútbol se acordó que un  gladiador como tú no había jugado un Mundial y te dio la posibilidad de hacer historia en Brasil 2014.

Lógicamente esa cuarta eliminatoria hacia un Mundial tuvo sus complicaciones: el escándalo del ‘Bolillo’ y empezar la clasificatoria con un técnico inexperto en este duro torneo como Leonel Álvarez. Pero con la llegada al banco del argentino José Pékerman en el 2012 agarraste una bocanada de aire y demostraste carácter y liderazgo.

Porque hay cosas que solamente hace un líder: en la octava fecha de las eliminatorias hacia Brasil 2014, Colombia tenía un hombre de más pero perdía 1-0 en Santiago ante una aguerrida Selección de Chile.

En el entretiempo le dijiste al técnico que ya tenías amarilla y que el árbitro iba a compensar, así que aseguraste que lo mejor era que te cambiaran y no salir a jugar el segundo tiempo. En tu lugar ingresó Juan Guillermo Cuadrado y Colombia terminó ganando 3-1.

Se dice que en ese momento sentiste que no ibas a alcanzar a llegar al Mundial, pero tus compañeros te dijeron que si no podías correr, ellos lo iban a hacer por ti.

Llegaste al Mundial y sobre tus hombros había una carga muy grande porque, pese a ser el capitán, la prensa y el público en general se preguntaban si a tus 38 años te ibas a desenvolver bien y con agilidad en un certamen tan extremadamente exigente.

Decían que Samaras, el mejor jugador de Grecia, iba a tener una autopista si te encaraba, también se tomaban la cabeza y decían que cómo iba a ser posible que tu fueras a ser capaz de frenar a los marfileños Gervinho y Didier Drogba.

Pero a todos esos que llegaron a desconfiar de ti te los echaste al bolsillo, porque fuiste rápido, nadie te ganó constantemente en un mano a mano y le diste solidez a un equipo que pasó la primera ronda con puntaje perfecto y que hizo historia al meterse por primera vez entre los ocho mejores del mundo.

Y ni hablar de lo que fue tu trabajo como líder del equipo. Porque más allá de los planteamientos acertados que Pékerman hizo en Brasil, de las atajadas de David Ospina y de los tremendos goles de James Rodríguez, nada hubiera sido posible si tú no hubieras liderado con valentía desde el camerino a ese grupo de muchachos que prometieron correr por ti y que te cumplieron con creces.

Mario Yepes  ► the best defender

Con la eliminación ante los brasileños en cuartos seguro sentiste que ya habías cumplido un ciclo y por eso nadie te cuestionó cuando decidiste dejar la Selección, pero tienes que saber que tras tu partida quedó un hueco tan grande, que ni toda la tierra del planeta lo podría tapar.

Por eso seguirás siendo nuestro eterno capitán. Porque defendiste 102 veces la camiseta de la Selección Colombia como si fuera tu propia piel, dejando hasta el último aliento en cada juego. Sea cual fuera el resultado, tu entrega era lo que la gente más ponderaba y eso no lo logra cualquiera.

Capitán, ahora de seguro se te abrirán montones de puertas en el nuevo rol que quieres desempeñar: el de director técnico. Ya sabes que cada quien recoge los frutos de lo que planta, así que, sea cual sea el camino que elijas, vas a tener buen viento y buena mar.

En detalle El primer equipo de Yepes, en 1994, fue Cortuluá.  Tuvo un paso por el Rionegro, pero luego regresó al cuadro ‘Corazón’ del Valle  en 1997. En el 97 pasó al Cali, el club de sus amores. Ganó el título  de Liga de 1998 y fue subcampeón de la Libertadores en 1999. Después jugó hasta el 2002 en River Plate.  Ganó dos títulos.  Del 2002 al 2008 estuvo en Francia, donde vistió las casacas de Nantes y PSG. Con este último equipo logró dos títulos. Luego jugó hasta el 2014 en Italia. Allí jugó con Chievo, Milán y Atalanta. Su último club fue San Lorenzo de Argentina.

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