El pais
SUSCRÍBETE

La pasión por la selección Colombia: el preludio de un carnaval

La cotidianidad que transita por las calles de Barranquilla parece la antesala de una gran fiesta. Es agitada y espontánea. Como solo lo saben hacer los habitantes de la ‘Arenosa’ en la víspera de un partido de la 'Tricolor'.

10 de junio de 2013 Por: César Polanía -Enviado especial de El País - Barranquilla

La cotidianidad que transita por las calles de Barranquilla parece la antesala de una gran fiesta. Es agitada y espontánea. Como solo lo saben hacer los habitantes de la ‘Arenosa’ en la víspera de un partido de la 'Tricolor'.

En las casas de los barrios populares como Sevillar, San José, Victoria, Campito, Montes y Buenos Aires, las banderas tricolor cuelgan de los balcones o cubren las ventanas, mientras que en las estaciones de gasolina más recurridas, como ‘Caracas’ y ‘El Muñeco’, en el centro de la ciudad, los conductores que acuden a comprar combustible salen con las mejillas pintadas de amarillo, azul y rojo. Jovencitas vestidas con chores y camisetas de la Selección son las encargadas de maquillar, sin costo alguno, a los visitantes de las gasolineras.“Así es la cosa, mi hermano: tú vienes, tanqueas tu carro y te pintamos la banderita en tus mejillas para que te metas en la fiesta y apoyes a la Selección”, dice Esmeraldo García, administrador de una de las estaciones.El panorama de estos sectores no contrasta con aquellas zonas de un estrato social más alto. En la Calle 84, por ejemplo, los restaurantes, bares y demás establecimientos han acondicionado pantallas gigantes para ver el juego frente a Perú, con precios cómodos en el licor como ‘gancho’ para atraer a los clientes de la tradicional ‘zona rosa’ de Barranquilla.Los taxis y los carros particulares que cruzan raudos por las calles –ahora más amplias y enlucidas por el funcionamiento del Transmetro— llevan pegadas de las puertas o cajuelas pequeñas banderas de Colombia que ondean agitadamente cortando el caluroso y pegajoso viento barranquillero.Pasar por la 45, más conocida como la Calle Murillo, ya es otro cuento. La ruta que conduce hacia el estadio Metropolitano Roberto Meléndez parece una pintura en movimiento. Sobre los andenes y el separador vial solo se ven camisetas de la Selección Colombia para la venta, colgadas de cuerdas amarradas a los postes y los árboles. Doce mil pesos vale la unidad. Pero si al aficionado se le antoja llevarla con el número 9 en la espalda y el nombre de Falcao, el precio aumenta a quince mil pesos.En Metroplaza, un populoso centro comercial contiguo al estadio, trabaja Danilo Sánchez. Es un hombre de 50 años, barranquillero “ciento por ciento” y propietario de ‘Danny Sport’, uno de los locales que más venden allí, en esa zona, camisetas de la Selección.“Qué te digo. En un día bueno, como lo va a ser este martes, me puedo vender entre 40 y 50 camisetas. Yo te juro, mi hermano, que me puedo embolsillar hasta 700 mil pesos antes de que arranque el partido”, dice sin recato alguno el comerciante.Mientras los vendedores hacen su agosto, a los taxistas no les va tan bien. “La alcaldesa Elsa Noguera levanta la medida de pico y placa cuando juega Colombia; entonces, la competencia es mayor y no alcanzás a hacer lo del día. No queda más alternativa que guardar el carro temprano y mamar ron viendo el partido”, cuenta Ómar Cruz Villanueva, conductor de taxi desde hace 25 años.Es lunes festivo y, antes de que muera la tarde, el sol quema desde lo alto, pero es como si estuviera a escasos metros de la cabeza. El amanecer de este martes será distinto al de los otros martes del año en Barranquilla. Juega la Selección. Juega Colombia y eso basta para que la ‘Arenosa’ registre en el calendario el comienzo de otro carnaval.

AHORA EN Deportes