El pais
SUSCRÍBETE
La Selección Colombia cayó 3-0 ante Uruguay en Barranquilla. | Foto: AFP / El País

SELECCION COLOMBIA

"Ante todo, paciencia. Colombia no ha perdido absolutamente nada" (Opinión)

La buena noticia es que ganarle a Ecuador sería recomponer en gran parte el camino. La mala, es que hay que ganarle.

16 de noviembre de 2020 Por: Manuel Rodríguez- columnista invitado / El País

Primero lo primero. No hay forma de suavizar lo del viernes. Fue auténticamente desastroso. Fue de apagar el televisor varios minutos antes del pitazo final, tirar el control contra la pared y olvidarse del fútbol un rato. Fue humillante, preocupante y doloroso. No tardaron en explotar los insultos a Muriel, las críticas a James y las ganas de sacar a Queiroz, y es que después de un juego así, es entendible. Casi adecuado.

Colombia no fue un equipo de fútbol. Fue un embrollo de desconcentración, de errores (que nunca faltan) y de lentitud. Adelante faltaron ideas, faltó imaginación y faltó precisión. Atrás no vale la pena ni decir qué faltó. Simplemente no hubo nada. La idea de Uruguay fue clarita desde el arranque: jugó a esperar el error de Colombia. Era su plan A, B y C, su única alternativa. Y Colombia, generosa, facilitó bastante la tarea. Que quede claro, vimos un Uruguay pobrísimo: se ha hablado de la “jerarquía y experiencia” que demostró, de su “excelente planteamiento,” de su “plan perfecto.” Uruguay no hizo absolutamente nada por el partido. Incluso cuando tuvo el balón e intentó contragolpear se vio torpe, insulso, con menos ideas que Colombia. Preocupante para Tabárez, pero aún más preocupante para Queiroz. Colombia jugó sola, se enfrentó a sí misma, y salió goleada. Lo del viernes fue un suicidio. Una autodestrucción.

También se han propagado miles de comentarios sobre Queiroz. Que debe irse, que no supo leer el partido, que no conoce a los jugadores. Se ha dicho que Cuadrado debió jugar más adelante, que Muriel debió ir al banco, que el partido era para poner a Lucho Díaz desde el inicio. Todos, mal que bien, comentarios fáciles de hacer después de haber visto el partido. ¿Alguno expresó las mismas dudas antes del juego? ¿A alguno le incomodó ver a Muriel de arranque o ver a Cuadrado tan atrás? Y bueno, quizás sí, pero echarle toda la culpa al entrenador es un poco injusto.

¿Qué tiene que ver Queiroz con que Mina entregue mal un pase saliendo de atrás, y cambie todo el partido a los cinco minutos? ¿Qué tiene que ver con que James intente un enganche en el peor lugar del campo y el peor momento del juego, cuando Colombia estaba volcado por el empate? Queiroz vio mal al equipo desde temprano y no le tembló la mano: afuera Barrios y adentro Díaz. Y el cambio funcionó. Colombia mejoró, se soltó un poco, empezó a generar peligro por izquierda. Los partidos se trabajan y se planifican en el camerino, pero se juegan en la cancha. La mayor parte de la culpa es de los jugadores.

Ahora bien, lo más fácil es matarlos con críticas a todos. Pedir que no se les vuelva a convocar, sacarlos de la selección, retirarlos. Pero la situación pide calma. Viene Ecuador en el Atahualpa. Cancha difícil y un rival que viene crecido, y Colombia debe encarar el partido con la confianza y la autoestima hechas pedazos. Peor, debe ganarlo. Como hinchas no es fácil ilusionarse. No es fácil ser optimistas después de lo visto en Barranquilla. Pero no nos queda de otra que confiar. Confiar en la experiencia (muy amplia) de Queiroz. Confiar en que James sea el de hace un mes, recién llegado a Inglaterra. Confiar en que Cuadrado sea el de la Juve, en que Muriel y Duván recuerden los entrenamientos del Atalanta y se acuerden de cómo tirar una pared.

Pero ante todo, paciencia. Van tres partidos y esto es largo. Pregúntenle a Ecuador. Rumbo a Rusia 2018 ganó sus primeros cuatro juegos y era la sensación de la eliminatoria. Pues perdió los últimos seis y quedó por fuera. O el mismo Colombia, también en la eliminatoria pasada, tras cuatro fechas tenía cuatro puntos. Es decir, los mismos que tiene ahora habiendo jugado sólo tres.

Es tentador hablar de ‘crisis’, o de ‘catástrofe.’ Esta bien que haya preocupación, pero lo cierto es que estamos hablando de un solo mal partido. Ahora, fue terriblemente malo. Inquietantemente malo. Pero es un partido al fin. No estamos hablando de un semestre ni de un año. Y, de cierta forma, lo mejor que le pudo pasar al equipo es que esta mini-debacle sucediera ahora. Hay tiempo para recomponer. O al menos para caer en cuenta de que hay mucho que trabajar. Que hay huecos, que falta creatividad, que hay un par de jugadores que tal vez no merecen estar. Mejor tras la fecha tres que a la mitad de la eliminatoria o hacia el final, en cuyo caso tendríamos un problema serio.

Paciencia. Colombia no ha perdido absolutamente nada. La realidad es que salvo Brasil (y tal vez Ecuador), ningún equipo ha sido regular. Tras la fecha del jueves y viernes tampoco están tranquilos en Perú ni en Argentina. No somos los únicos con dudas. La buena noticia es que ganarle a Ecuador sería recomponer en gran parte el camino. La mala, es que hay que ganarle. Esperemos que Queiroz y su equipo técnico recompongan tanto como puedan. Esperemos que los jugadores puedan levantar cabeza, quitarse el barro de los ojos y salir a matarse. No nos queda de otra.

@manrodllo

AHORA EN Futbol Internacional