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El abogado del tenis afro

Fabio Serna Machado promueve el deporte blanco entre niños negros de la capital chocoana. Buen punto para la niñez de la tierra del olvido.

27 de febrero de 2011 Por: ALDA MERA - Redacción El País

Fabio Serna Machado promueve el deporte blanco entre niños negros de la capital chocoana. Buen punto para la niñez de la tierra del olvido.

Todas las tardes cuando brilla el sol, la única cancha de tenis que hay en Quibdó, la del comando de la Policía, se llena de niños y niñas que quieren hacerle el saque a la falta de oportunidades a la que parecen condenadas las poblaciones chocoanas. Raqueta en mano, en grupos de diez y por categorías, estos pequeños reciben la fundamentación física, técnica y táctica para aprender tenis. Sí, del conocido deporte blanco en una ciudad de población negra. Fabio Serna Machado, un abogado de Quibdó, es el motor de este sueño. Cuando él prestó su servicio militar en el comando de la Policía de Quibdó, aprendió lo básico de este deporte. Y le gustó. Cuando estudió Derecho en la Universidad del Rosario en Bogotá, aprendió lo técnico. Y le gustó más. Y al regresar a Quibdó se formó como instructor ITF. Desde hace dos años este enamorado del tenis presta buen servicio de colegio en colegio, improvisando canchas de tenis en las de basquetbol y enseñando el arte de la media volea o el revés, para promover este deporte calificado como elitista en una de las capitales más olvidadas del país.Y Fabio ha encontrado talentos. Ha preseleccionado chicos y chicas que entrenan día a día. Quién quita que allí estén las futuras hermanitas Williams o, por qué no, su Jo Tsonga o su Gaël Monfils ‘made in Quibdó’."Los chocoanos tienen el biotipo físico ideal para el deporte. De acá han salido Wason Rentería, Francisco Maturana y otros que le han dado gloria a Colombia. La idea es innovar con un deporte que no estaba reservado para la gente pobre, sino para la clase alta”, dice Serna, quien ve en la actividad deportiva un elemento para jalonar el desarrollo en su región. Por ello, este abogado del tenis está en el proceso de consolidar su Escuela de Tenis con un componente social y brindar a esa población infantil y adolescente que está en situación de calle, de desplazamiento y de trabajo infantil, una alternativa de buen uso del tiempo libre y un proyecto de vida a través del juego. Su fin es buscar el desarrollo del niño y el de su familia, formarlo para ser un profesional no sólo en la parte deportiva, sino en los valores fundamentales como el respeto, la responsabilidad, la disciplina y el juego limpio. Y hay buenos resultados. Como el de un preadolescente que no le gustaba estudiar y no volvió al Colegio Claret de Quibdó. Pero tarde a tarde se pegaba a la malla que separa la cancha de la calle a ver jugar. “Hasta que quiso ingresar, pero se le exigió como requisito para entrenar, regresar al colegio y sostener un promedio académico. Ese chico se graduó con matrícula de honor”, relata Fabio.Así ha consolidado un grupo de más de 200 jugadores con un buen nivel, que ya piden ir a fogueos para aprender a competir en superficies diferentes a la de cemento, como la de la cancha de oficiales que les arrienda la Policía en convenio con Bienestar Social de esa institución. Esa es su principal necesidad: tener un espacio propio para desarrollar a cabalidad el proyecto, ahora que los niños y los jóvenes están apasionados con el tenis. “Solicitamos al Municipio de Quibdó que nos done un lote y luego conseguir los recursos para su adecuación e implementación”, dice Serna. Cuando escasean los recursos, la recursividad abunda. El profesional ha dejado su bufet de abogados para dedicarse más a la Escuela de Tenis, apoyado en dos monitores que él mismo formó y entrenó.También creó un esquema en el que da clases a niños cuyos padres obran como beneficiarios del proyecto. No les cobra en dinero, sino en especie: una raqueta o una bola de tenis o una donación de $15.000 para darles bonificación a los monitores que instruyen a los niños que no tienen cómo costear sus clases.El proyecto no recibe aportes del Municipio de Quibdó ni del Departamento de Chocó. “La burocracia colombiana exige formar clubes y una liga, pero los presupuestos del deporte han sido mal manejados y no voy a entrar en el círculo vicioso de perseguir esos señores. Hago más en una cancha de tenis seis horas al día que en ese desgaste”, dice Fabio.Este artífice del sueño blanco en tierra afro hace cuatro torneos locales al año, donde al único juez de silla le toca pitar todos los partidos. Aún así, tiene un grupo que a su juicio ya está preparado para jugar torneos de un nivel más alto que el local.Como Andrés Felipe Conto, un adolescente de 16 años, que empezó a jugar hace dos años y ya fue subcampeón del Torneo Invitacional de la Policía, donde compitió con adultos. “A Conto lo invitaron para llenar el cuadro y los barrió a todos”, dice con orgullo de su pupilo, que estudia segundo semestre de Educación Física en la Universidad Diego Luis Córdoba, de Quibdó.Cuna de futbolistas, atletas, basquetbolistas, voleibolistas, artistas, músicos, abogados y educadores, con la Escuela de Tenis, Serna busca anotar un punto a la falta de oportunidades endémica en la región.

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