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Crónica: Mario Yepes vivió con euforia su estreno en casa con el Deportivo Cali

Saltó como niño con el primer gol. Tomó agua en el empate de Petrolera y un hincha le gritó que se pusiera de nuevo los guayos.

1 de mayo de 2016 Por: Por Daniel Molina Durango - Reportero de El País

Saltó como niño con el primer gol. Tomó agua en el empate de Petrolera y un hincha le gritó que se pusiera de nuevo los guayos.

[[nid:532386;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/05/mario-yepes-home-deportivo-.jpg;full;{Seguimiento al nuevo técnico del Deportivo Cali, Mario Alberto Yepes, en su debut frente a la hinchada verdiblanca. Este duelo lo terminó ganando 3-2 sobre Alianza Petrolera.Oswaldo Páez - El País}]]

Cuando el partido frente a Alianza Petrolera se encontraba 1-1, Mario Alberto  caminaba de lado a lado con la mirada enterrada en el césped. De pronto, desde la grada, un señor gritó: “Yepes, quitate ese saco y ponete unos guayos”. 

La frase le sacó una sonrisa a más de uno en el primer piso de la tribuna de occidental, pero al mismo tiempo, a escasos metros, el ‘eterno capitán’ de la Selección Colombia, quien se encontraba realizando su estreno en casa como técnico del Deportivo Cali, levantó su rostro, abrió sus brazos y siguió repartiendo instrucciones a sus dirigidos.

Porque su primer partido en Palmaseca fue frenético. Comenzó ganando, luego lo empataron, después el equipo verde se fue en ventaja y finalmente terminó pidiendo tiempo para ganar el partido... quizá por eso Yepes, cuando salió al terreno de juego a saludar a los hinchas en todas las tribunas, se echó varias veces la bendición.

No se pudo quedar sentado

Cuando inició el partido, Mario  fue directamente a sentarse en el banco, pero no aguantó la quietud. Unos 30 segundos después se levantó a dar sus primeras indicaciones. Cali iba a cobrar un tiro libre y él les decía a sus defensas que no perdieran la referencia de Sergio Romero, el delantero visitante.

Pasaron los minutos y Yepes se fue tomando confianza en la raya. Aplaudió, le protestó varias veces al juez de línea y no paró de darle indicaciones a Felipe Banguero. Hasta que llegó quizá su momento más especial, el del primer gol.

A los 12 de la inicial Casierra la mandó a guardar y Yepes gritó con el alma y saltó con la misma emoción que lo hicieron los niños que estaban viendo el partido prendidos a la baranda que separa la tribuna del terreno de juego.

Pero la emoción lo duró poco... cinco minutos después la visita se mandó un golazo que dio la impresión de ser de otro partido y lo primero que hizo Yepes fue tomarse una bolsa de agua para pasar el trago amargo. Luego volvió a lo que, parece, será su estilo como técnico: animar a sus jugadores a más no poder.

Un suspiro... luego, dos emociones y muchos nervios

En el segundo tiempo, las cosas pintaron un poco mejor para el Cali cuando el árbitro sentenció un penal a favor de los verdes. 

Al frente del cobro se puso Hárold Preciado y, en el banco, Yepes miró unos segundos la gramilla y dio un suspiro. Ya cuando el balón tocó red y llegó el segundo, Yepes empuñó sus dos manos y miró hacia el cielo. 

Luego llegó el tercero y Mario lo gritó con una emoción similar a la del primer tanto, apretando la mano derecha y lanzando un puñetazo al aire.

Pero la tranquilidad no iba a ser duradera. Alianza Petrolera, a pesar de los dos goles en contra, siguió peleando y logró el descuento. 

En la jugada de ataque final de Petrolera —en la que subió a buscar el gol hasta el arquero visitante— Mario se tomó la cabeza y luego se agachó para presenciar la acción, que afortunadamente no terminó en el empate.

Cuando finalizó el juego, el ‘eterno capitán’ no estalló en júbilo, sino que fue a abrazar a todos y cada uno de sus   jugadores. “Me voy muy contento con la actitud que tuvieron los muchachos. Grité los goles como si todavía estuviera jugando”, sostuvo un Yepes, quien seguramente vivió uno de los días más especiales de su vida.

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