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Egan Bernal y RigobertoUrán, ciclistas colombianos. | Foto: AFP / El País

NAIRO QUINTANA

¿Qué tanto sabemos de ciclismo? (Opinión)

Cuando nuestros ciclistas ganan, son los mejores del mundo. Y cuando sus piernas no les dan, les decimos fracasados.

20 de septiembre de 2020 Por: César Polanía - Editor de Afición

Impulsados por ese folclorismo que nos identifica a los colombianos, solemos volvernos especialistas en todo. Y criticamos, cuestionamos, mochamos cabezas, ponemos en el suelo la dignidad de cualquiera y al otro día nos montamos en el bus de la victoria campantemente.

Y el deporte es el escenario propicio para ello. ‘Graduados’ ya en fútbol y con ‘licencia’ para decir de todo, hemos sido expertos en boxeo, cuando ‘Pambelé’, ‘Rocky’ Valdez o ‘Happy’ Lora rompían narices en los cuadriláteros; en pesas, cuando María Isabel Urrutia tuvo más fuerza que todas sus oponentes en los Olímpicos de Sidney; en automovilismo, cuando Juan Pablo Montoya era un veloz irreverente en las pistas de la Fórmula Uno; en golf, cuando Camilo Villegas se exhibía como una ‘araña’ calculando golpes en los principales campos del circuito mundial; en BMX, cuando Mariana Pajón cruzaba pistas montañosas tan rápido como en un juego de Nintendo; en tenis, cuando Cabal y Farah se erigían como la mejor pareja en Wimbledon y Estados Unidos. Y cada año, desde que el ‘Jardinerito’ Lucho Herrera ganó la Vuelta a España, por allá en 1987, todos —y hago énfasis en nosotros, los periodistas deportivos— somos expertos, especialistas, conocedores eximios, voces autorizadas y ‘gurús’ del ciclismo. Pero, en realidad, ¿qué tanto sabemos de este deporte?

Asumimos que entender lo que sucede en una etapa o en la carrera ya significa saber de ciclismo, conocer sus profundidades realmente y que aquello nos autoriza para exponer argumentos de los que reclamamos validez en redes sociales y hasta en portales deportivos. Y entonces, Lucho Herrera, Fabio Parra, Santiago Botero, Rigoberto Urán, Nairo Quintana, Egan Bernal y Miguel Ángel López se convierten en los mejores ciclistas del mundo cuando ganan. Y cuando sus rivales están mejor que ellos en Italia, España o Francia, entonces les decimos fracasados y los bajamos ‘a palo’ de sus bicicletas. ¿Que tendríamos que decir hoy de Froome o Thomas, a quienes su físico no les dio para estar esta temporada en la ronda gala, la misma que ya ganaron? ¡Qué tan básicos y reactivos somos a la hora de opinar!

Yo prefiero tener la debida distancia frente a uno de los deportes más duros que puede haber como lo es el ciclismo de ruta. Pedalear 21 días en el Tour, el Giro o la Vuelta a España es cosa de héroes. Los ciclistas, como pocos atletas, exponen sus vidas en riscos y descensos alpinos o pirenaicos, bajo el inclemente sol o el implacable frío, a veces con fiebre, gripa, la espalda quebrada y las piernas rotas, pero siempre con una sola intención: ganar. Y, de paso, darnos felicidad a quienes los vemos por televisión en la comodidad de nuestras casas.

A Nairo, ganador del Giro y la Vuelta a España, y dueño de tres podios en el Tour, solo hay que darle las gracias cuando lo veamos. Lo propio para Egan, ganador de la ‘Grande Boucle’ del año pasado. Y a Miguel Ángel, a ‘Supermán’ López, todo mi respeto y admiración por este heroico debut en el Tour. Nos regaló emociones puras todos estos días. Respetemos, entonces. Guardemos los improperios y los calificativos derrotistas. Cojamos el mismo aliento de quienes salen a aplaudir a los ciclistas en carretera y démosles un abrazo a la distancia.

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