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Bailarines de talla Mundial

¿Quiénes son los Pioneros del Ritmo, esos muchachos que recibieron con salsa a las selecciones de Camerún, Uruguay, Portugal y Nueva Zelanda? Crónica de un ensayo de los tetracampeones mundiales en la pista.

4 de agosto de 2011 Por: Santiago Cruz Hoyos

¿Quiénes son los Pioneros del Ritmo, esos muchachos que recibieron con salsa a las selecciones de Camerún, Uruguay, Portugal y Nueva Zelanda? Crónica de un ensayo de los tetracampeones mundiales en la pista.

A la entrada hay un afiche. Dice: “Espíritu salsero”, “alma pionero”. En el medio de las dos frases se ve una foto de niños que se ríen y están vestidos para bailar salsa profesional. Tres pasos más adelante está un escritorio, y atrás de ese escritorio, los trofeos. Once en ese punto, 26 en la repisa de la pared de la izquierda, 21 en una mesa del fondo a la derecha, 58 en total.Nadie los mira. Nadie de los que integran esta escuela de salsa que se llama Pioneros del Ritmo. Ellos ensayan. Once niños bailan frente a un espejo que cubre dos paredes. Por ahí, con camisa rosada y cabeza rapada, camina Martín Diego Rojas. Tiene nombre de delantero argentino o uruguayo. En realidad es bailarín. Nació hace 48 años en el departamento del Cauca, en un poblado que se llama Santa Rosa de Saijá. Para llegar allá desde Cali hay que montarse en un carro durante 24 horas continuas o en una lancha desde el puerto de Buenaventura que se demora el doble. Martín Diego fundó la escuela hace 11 años. Y en ese tiempo sus muchachos se han coronado cuatro veces campeones mundiales de salsa. La palabra Mundial parece una impronta de su academia. El alcalde Jorge Iván Ospina, ante tanto triunfo orbital, los eligió para que recibieran en el aeropuerto a las selecciones sub 20 que disputan en Cali el Grupo B de la Copa Mundo de la categoría: Camerún, Uruguay, Nueva Zelanda y Portugal. “Pioneros del Ritmo expresan el tesón, la disciplina, la potencialidad de la Comuna 16”, agregó.La escuela tiene tres sedes. Una en el barrio Mariano Ramos, otra en el barrio La Unión y esta, ubicada en un segundo piso de la Carrera 46 número 38 A 03, del barrio República de Israel. El espacio tiene el tamaño de un apartaestudio. Y sí, la escuela es un apartaestudio acondicionado para que ensayen los tetracampeones mundiales de la salsa. Martín Diego se sienta ahora en un balcón. Cuenta que de niño bailó, que se ganó cuatro veces unos carnavales de Juanchito, que integró grupos de baile como Cali Rumba y Sabor, Azúcar, y que después creó uno que se llamó Pioneros del Ritmo. De ahí viene el nombre de la escuela. Empezó con cinco parejas. Ahora en su academia tiene inscritos 400 alumnos. Hay niños de tres años hasta señores de 60 que no sólo bailan salsa: “la interpretan”, dice. Como en el aeropuerto, hace un par de semanas, cuando llegaron las selecciones de fútbol. Fueron recibidos con un show que se llama ‘El yoyo’. Hay una puesta en escena, muchachos que aparecen jugando yoyo y después, la salsa. Otro de las coreografías se llama ‘El niño majadero’, y ahí se baila, se interpreta (un bailarín hace de niño majadero), esa canción de Lisandro Meza. A los jugadores visitantes, se supo, los sacaron a bailar. Lo intentaron, hay que decirlo. Los integrantes de Nueva Zelanda, Uruguay, Portugal se pararon, se movieron, se rieron, tomaron fotos. Sólo Camerún bailó... “El negro lleva la salsa en la sangre”. Lo dice Vivian Meza, 20 años, una de las bailarinas de Pioneros del Ritmo.La escuela en el aeropuerto le certificó a los extranjeros lo que se leía en la guía del Mundial Sub 20 Colombia que obsequió la Fifa: “Las expresiones culturales en la ciudad son muy importantes y de trascendencia mundial, como es ser la Capital Mundial de la Salsa, género musical que trasciende fronteras”. Ahora en el balcón entra Alex Cortés, 24 años, más conocido como ‘Azúcar’. Es bailarín y dice que eso de ser parte de un Mundial Sub 20 da como una sensación de caminar por las nubes, alto. Alex dice eso, se ríe y enseguida cuenta una promesa personal: comprarle una casa a sus papás bailando salsa por el mundo.Ya Martín Diego lo había dicho: el fondo de su escuela no es sólo bailar para ganarse trofeos. El fondo de todo es que en los barrios populares de Cali el arte sea un camino para encontrar oportunidades, hacer la vida más interesante, comprarle una casa al papá si se puede, ser la representación en un Mundial de fútbol de toda una ciudad que baila.

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