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Atlético Nacional: un campeón a lo grande

Nacional clavó otra vez la bandera en la cumbre de la alegría. Sus hinchas jubilosos se integran en un solo grito, en el mismo abrazo y en la misma sonrisa.

18 de julio de 2013 Por: Wbeimar Muñoz Ceballos - Especial para El País.com.co

Nacional clavó otra vez la bandera en la cumbre de la alegría. Sus hinchas jubilosos se integran en un solo grito, en el mismo abrazo y en la misma sonrisa.

Acorde con su historia, con la memoria de las grandes gestas y con un fútbol basado en la solidez de su bloque defensivo y un contraataque mortífero, Nacional ganó su estrella 12 en el fútbol colombiano y el título 19 en su largo sendero de éxitos. Derrotó 2-0 en la final a Santa Fe cuyos seguidores guardaron un silencio sepulcral al término del juego, en contraste con las celebraciones de los hinchas verdolagas a lo largo y ancho de la geografía del país. Antioquia sonríe, la capital llora.El título obedece fundamentalmente a que en los últimos partidos, el técnico Juan Carlos Osorio por fin pudo encontrar un estilo de juego. El hallazgo lo hizo desde que se impuso al Tolima en Ibagué, finalizando la primera ronda de los cuadrangulares, cuando cambió los inocuos pelotazos cruzados en ataque, por el cierre de fronteras en campo propio y mejor apertura de espacios en zonas enemigas. Para Osorio (criticado por muchos y vituperado por otros) queda la satisfacción de 3 títulos en un año (Copa Postobón y Supercopa en el 2012 y Liga Postobón en el 2013). Sus ojos encharcados al final del partido en El Campín, fueron el mejor premio a su trabajo impregnado de la paciencia de un orfebre. Otro detalle que pesó en la nueva conquista, fue la frescura de su tropa que jugó 36 partidos, mientras Santa Fe fue al frente de batalla en 50 ocasiones. A los cardenales se les caía la carne a pedazos en la agonía del juego por el título y por eso a pesar de que tenía la posesión del balón, carecía de velocidad e imaginación para romper la telaraña defensiva del verde. Una red irrompible Nacional no dejó a un solo jugador de Santa Fe sin referencia de marca. Si iba por el costado Acosta, Medina lo recostaba contra la raya. Si era Roa, tenía a Farid. Si intentaba Ómar Pérez, lo absorbían entre Mejía y Valoy. A Medina y Cuero los desconectaban Nájera, Henríquez y Murillo. Si alguno de la primera línea de mediocampistas de Santa Fe, intentaba sumarse al ataque… Ahí estaba Sherman para retardarle el juego. Si por alguna circunstancia los cardenales abrían un hueco, Armani mostraba firmeza en los guantes. Los purpurados jugaban a un mismo ritmo, sin aceleraciones con la pelota ni velocidad en los movimientos sin ella. Todo esto desgastó a Santa Fe, que terminó jugando con 4 delanteros y tirando ollazos. En ese juego aéreo los verdes fueron impasables, porque repartieron bien las zonas y los esfuerzos.El primer gol de Jefferson Duque a los 38 minutos del primer tiempo, fue un directo a la mandíbula del anfitrión. El centro atacante de Nacional afiló la espada…hirió de muerte a Valdés y a Meza…y le cruzó un remate a Vargas, quien quedó con mirada de huérfano hambriento. Ese tanto motivó al ganador parcial y derrumbó sicológicamente a la gente de Wilson Gutiérrez. La estocada Nacional jugó con la inteligencia de los grandes. Sin apresurarse, controlando el juego y el ritmo de sus salidas en contra. El partido ganó en revoluciones, porque Santa Fe tuvo opciones de gol (entre ellas un disparo de Bedoya en el horizontal) y Nacional con espacios a su favor ( el rival estaba jugado en zona ajena) insinuaba la posibilidad de otro tanto ( Jefferson Duque quedó varias veces mano a mano con el arquero).En el desespero por empatar, Santa Fe perdió contención al sacar a Anchico y Torres. Su técnico pensó que al poner más gente arriba, ganaría en llegadas a gol, pero lo único que consiguió fue quedar desnudo y controlado su ataque y descamisada la defensa. Juan Carlos Osorio entró a dos hombres frescos para el contragolpe (Pajoy y Mosquera), en un momento en que las autopistas cerca a Vargas, invitaban a un paseo panorámico, para terminar los pincelazos de Jefferson. Minuto 38 del segundo tiempo y Pajoy le entrega el balón a Macnelly y éste a Mosquera quien define con clase. Fue la estocada que hizo ver sobre el cielo paisa a una nueva estrella guiñándole el ojo a la noche.

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