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Opinión: Cuando ellas escriben sobre su mundo

Daisy Hernández presentó su libro ‘Un vaso de agua bajo mi cama’ en el Festival Oiga Mire Lea. Impresiones del conversatorio.

3 de septiembre de 2019 Por: Paola Gómez | Jefa de Redacción de El País

¿Por qué es tan difícil ser? ¿Por qué no aceptan a la gente tal como es? No eran preguntas, eran más bien los reclamos de una persona muy joven, sentada al lado izquierdo de un auditorio. Lo preguntaba con cierto dejo de desconsuelo, como buscando certezas en las palabras de Daisy Hernández, la autora del libro ‘Un vaso de agua bajo mi cama’, que el domingo en la tarde llenó el auditorio Jorge Isaacs, de la Biblioteca Departamental, en el Festival Oiga, Mire, Lea.

Ya era casi el final de la charla. La autora, con la empatía que acompañó sus intervenciones, atinó a decirle: “tienes razón, no debería ser tan difícil ser. Todo debería ser más fácil”. Ese fue uno de los momentos más emotivos del conversatorio (guiado con gran tino por la periodista Catalina Villa) en el que la escritora estadounidense de ascendencia latina (madre colombiana, padre cubano) habló desde su propia experiencia sobre inmigración, bisexualidad y feminismo, tres temas tan vigentes y abordados cada vez más en la actualidad.

De la amena charla que transita por momentos de su niñez con un padre alcohólico; su relación con el mundo, el idioma y las costumbres; su adultez y el cómo se descubre bisexual, me quedé con ese pregunta: ¿por qué es tan difícil ser? porque ella encierra todos los tabúes y prejuicios en torno al elegir un género distinto a los normativos.

Dijo Daisy, además, que el feminismo le permitió comprender y analizar la desigualdad de mujeres y hombres. Que encontró en él un idioma para descubrir lo que veía, lo que acontecía en su entorno. Y con las historias de una tía que no entendía su bisexualidad, halló sus propias recetas para vivirla, sin el trauma que producen las insalvables confrontaciones al hacerla pública.

Valiosa reflexión de una escritora desparpajada, inteligente y honesta, que desde su experiencia nos invita a abrir los ojos a la urgencia de la inclusión.

En ese universo de literatura y feminismo, para el cual el Festival Oiga, Mire, Lea ha destinado varios espacios en su programación, la guionista y escritora Tatiana Andrade habló el sábado sobre sus vivencias plasmadas en el libro La Vida Láctea, en el que comparte créditos con la artista plástica María Camila Sanjinés y en el que nos cuentan con palabras e ilustraciones ese lado b de la maternidad, que no aparece en los comerciales de televisión con mamás recién paridas, sonrientes y perfectas.

¿En quién me convertí? ¿Dejé de ser yo, para ser exclusivamente la mamá de? ¿Está mal si quiero estar sola? ¿Por qué piensan que no puedo trabajar si tengo un bebé? ¿Si no pude amamantar a mi bebé es mi culpa y el niño no crecerá bien? ¿Debo renunciar a mí, a lo que soy, porque ese es el ‘sacrificio’ que debo pagar por ser mamá? ¿Por qué debo vestir a mi niño de azul, si me gusta el rosa? ¿Por qué no hay cambiadores de pañales en los baños de los hombres?

Preguntas como estas aparecen en el relato de Tatiana, quien insistía con desahogo en que nadie nos explica la compleja realidad de la maternidad y que en cambio nos llenan de sentencias como: ¡Haz dieta, no puedes perder la figura! ¡Ya no puedes volver a salir a la calle como antes, ahora eres mamá! ¡Tú eres la responsable de criar a tu hijo, agradece si tu pareja te apoya, pero la responsabilidad es de la mamá!

¿Les suena familiar? La charla de Tatiana, moderada por Margarita Cuéllar, encontró una gran resonancia entre las mujeres madres del público. Incluso, la escritora española invitada al Festival, Paula Bonet, comentó que todas estas reflexiones bien valían para las futuras madres y cómo asumirán este rol, para salir de los moldes preconcebidos que nos han acuñado por siglos a quienes decidimos ser mamás.

Al final nos queda su honesta crítica a las expectativas con que la sociedad etiqueta la maternidad, así como la invitación a respetar la manera en que cada cual decide asumirla. Eso, además del derecho cada vez más presente de no asumirla, sin señalamientos, ni reojos, como una elección legítima y a veces contestataria. Y a la invitación a asumir una maternidad compartida, porque el hijo es tan de la madre como del padre, algo de lo que también escribió la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en ese maravilloso texto titulado ‘Educar para el feminismo’.

Larga vida al Oiga, Mire, Lea y a las letras que relatan el mundo con una renovada visión de género.

Siga a Paola en Twitter: @pagope

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