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La cuarta temporada de ‘La casa de papel’ no pudo lanzarse en un mejor momento. En pleno confinamiento, los productores pusieron la serie en su plataforma y esperaron con los brazos cruzados. El público, cayó una vez más y lo convirtió en tendencia. Cosas del encierro. | Foto: Foto: Especial para El País

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Tal vez sea el último robo, así es la cuarta temporada de 'La casa de papel'

La cuarta temporada de ‘La casa de papel’ no pudo lanzarse en un mejor momento. En pleno confinamiento, los productores pusieron la serie en su plataforma y esperaron con los brazos cruzados. El público, cayó una vez más y lo convirtió en tendencia. Cosas del encierro.

27 de abril de 2020 Por: Claudia Rojas Arbeláez, especial para Gaceta

Nunca he sido fanática del cine español, salvo por Buñuel que aunque nació en el viejo continente se naturalizó mexicano y de Pedro Almodóvar, uno de esos directores que como los buenos amores, sabe revivir la chispa del enamoramiento de vez en cuando. Con su televisión me pasa lo mismo que con el cine. La encuentro llena de personajes muy inteligentes, racionales y que hablan mucho, pero mucho es mucho. Y por otro lado está la propuesta sonora, sobre cargada de banda sonora y estridentes beats que aturden. Algo que siempre les he reconocido son sus maravillosas producciones de época, donde ‘tiran la casa por la ventana’, si de vestuarios y locaciones se trata.

Hace tres años ‘La casa de papel’ llegó a Netflix y causó una revolución. Lo que en realidad muy pocos saben es que antes de llegar a dicha plataforma, ya había sido transmitida en Antena 3 en su primera y segunda temporada, en el mes de mayo. Allí fue donde la plataforma de contenidos la fichó y a los 6 meses de su primera emisión, fue puesta a disposición de todo el público hispanoparlante. La apuesta fue efectiva y pronto las temporadas 1 y 2 fueron un fenómeno. El voz a voz hizo que hasta los más escépticos miráramos qué tenia esta serie de la que todos hablaban. Todo hay que decirlo, la primera y segunda temporada se presentaban ante nosotros con una construcción ambiciosa, ingeniosa y bien estructurada. Los personajes resultaron encantadores para el público no solo por sus características sino por sus apodos. Tokio, Río, Nairobi y Denver, algunos de ellos.

El éxito fue tal que sus hacedores pronto se vieron en la imperiosa necesidad de crear una tercera temporada en la que se incluyó un nuevo personaje que llevaba el apodo de Bogotá, en honor a la teleaudiencia colombiana que eran quienes mayores números les habían generado.
Así pues a mediados del año pasado, apareció por fin la temporada 3. Fue entonces cuando la cosa empezó a detenerse, al menos para mi. Con excepción de su primer y su último capítulo, la serie compuesta de 8, empezó a sentirse detenida y carente de historia. Por varios motivos que no vale la pena mencionar, la pandilla se une de nuevo y esta vez se disponen a cometer otro robo pero esta vez, el objetivo es uno aun más difícil, se trata del banco de España. Ante un objetivo similar, la tentación de repetir la fórmula ya conocida era grande y fue así como la estructura empezó a resultarnos conocida y lo que al principio nos pareció inteligente, ahora era previsible. Así, al mejor estilo de películas como Ocean Eleven (y todas sus entregas), en la tercera temporada de ‘La casa de papel’ resurgieron las estrategias del profesor, los papás, las canciones y los bailes, así como las relaciones y tensiones entre todos los miembros del equipo.

Pero lo que me resultó aún más paradójico fue la manera como los libretistas intentaban remediar las acciones del pasado y mantener a la fuerza vivos a personajes que hacia mucho habían desaparecido. ¿La solución? La más obvia y hasta cierto punto ramplona: el flash back o el viaje al pasado a punta de recuerdos. De esta manera, ante nuestros ojos se reciclaron escenas de la planeación del robo y como lo más innovador, momentos que conectaban de manera reforzada, al fallecido hermano del profesor, el famoso e inolvidable Berlín, con la nueva detective que está a cargo de la investigación.

Bueno todo esto podría haber estado bien si es que en este viaje entre el pasado y el presente se hubiera mantenido un sana y moderada cuota de recuerdos, pero ¡no! La exageración del pasado, hizo que fuera difícil conectarse con el momento presente. Y cuando por fin emerge el presente y la tensión dramática estalla, ya es muy tarde pues ya estamos en el último episodio. Entonces al mejor estilo de la primera temporada, la tercera repite el final, dejando a los personajes encerrados dentro del banco. Aunque, debo ser justa, pasa otro evento que es lo que hace interesante este final.

Así llegó la temporada 4, más que esperada por el público colombiano al punto que dos días le otorgó el primer lugar en las tendencias de la plataforma. Era necesaria que esta nueva temporada llegara a sus espectadores más fieles y que de seguro sufrieron con el último (y único buen capítulo de la 3). Este espíritu derrotista con el que se terminó fue el mismo que se repitió en el primer capítulo, bastante flojo para ser el comienzo de la 4.

¿Pero qué tiene esta temporada que la hace interesante? Bueno, poco a poco, la cosa mejora y la trama le hace eco al entusiasmo feminista que se ha apoderado del mundo. Poco a poco va quedando en segundo plano el asunto del robo, que ya empezaba a verse aburrido y repetido. En cambio, en la 4 temporada son las mujeres del equipo con sus historias y sus búsquedas quienes reclaman el protagonismo. Esta exaltación no solo va con sus acciones heroicas y sus decisiones valientes sino con la reivindicación que logran en contraposición con personajes masculinos cada vez más debilitados en la historia pero que insisten en no desaparecer. Tal como Arturo que cada vez más apoderado de su rol de estorbo, ahora también se ha convertido en un abusador de mujeres.

Esta vez, seguimos aún con la algo reforzada y muy aburrida presencia del sibarita Berlín, que insiste en no desaparecer y con la humanización de Palermo, quien ahora se muestra ambiguo.

En general, esta temporada supera a la 3 en dramaturgia y acción, y apuntala la historia en un punto climático y acerca el ya necesario final de la serie. Es sabido que la quinta temporada yace como una promesa, pero claro, las condiciones actuales demorarán su llegada y esto hará que la expectativa suba. Esperemos pues que la quinta no repita la estructura de la segunda y que las sombras del pasado queden atrás dando paso al presente, aunque mucho me temo que este aire nostálgico no desaparecerá y las próximas vendrán sazonadas con los personajes que han ido desapareciendo. Ya veremos. @kayarojas

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