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Idárraga también ha dedicado gran parte de su trabajo a retratar la biodiversidad del Pacífico colombiano. | Foto: Foto: Especial para El País

FOTOGRAFÍA

Jorge Idárraga, el fotógrafo de los escritores y los lectores en Cali

Jorge Idárraga es ante todo un lector, solo que su medio de expresión son las imágenes. Por eso se ha dedicado a fotografiar escritores, y también lectores, en diferentes lugares y eventos de la ciudad. La lente que lee.

17 de septiembre de 2019 Por: L. C. Bermeo Gamboa, reportero de El País

Todos lo han visto. Suele merodear como un animal al acecho en los diferentes eventos culturales de Cali. Este cazador busca especialmente en los abrevaderos donde se presentan escritores. El espécimen literario es su presa favorita.

De alguna forma todos lo conocen, pero nadie sabe quién es este cazador furtivo de imágenes.

Jorge Idárraga se ha convertido de alguna forma en el fotógrafo de los escritores que visitan la capital del Valle, así lo prueba toda una galería de retratos a autores invitados al Festival Oiga, Mire, Lea desde su primera versión en 2015.

Nacido hace 53 años en Trujillo (Valle), a los tres años su madre lo llevó a Buenaventura donde vivió su infancia, “así que siempre digo que soy del bello puerto del mar Pacífico”.

Aunque en sus inicios era el fotógrafo ‘oficial’ de todos los grupos de teatro y bandas de rock pobres de Cali, entre sus logros se cuentan las postales ‘Retratos de Petronio’ un homenaje al Festival Petronio Álvarez y, recientemente, la publicación de su libro ‘Lectores’ editado por el Fondo de Publicaciones del Valle del Cauca, el cual será presentado en la Feria Internacional del Libro de Cali (Filca), el próximo 10 de octubre.

¿A qué se dedicaba antes de ser fotógrafo?
Estudié sucesivamente Economía Agrícola, Historia, Filosofía y Letras, pero nunca me gradué de ninguna. Nunca estudié fotografía, pero me hice fotógrafo el día que salí de la universidad y me di cuenta que no sabía hacer nada. Sólo tenía 45 mil pesos en el bolsillo, y con esa plata me compré mi primera cámara: una Zenit rusa.
Luego regresé a Buenaventura donde fui reportero gráfico de El Pacífico al Día, propiedad de El País de Cali. Allí me formé como periodista al lado del legendario Adonai Cárdenas Castillo. Allí mi propia columna y estuve escribiendo el horóscopo.

¿Qué motivó su pasión por la fotografía?
En algún momento trabajé como monitor en la hemeroteca de la Universidad del Valle, y las revistas que más me gustaban mirar y clasificar eran las de alto contenido gráfico. Y cuando no estaba en la universidad estaba en cine. Así que cuando me salí de la U. había leído muchos libros y visto muchas fotos que me inspiraron por ese camino.

¿Cómo nació la idea de fotografiar a los escritores en Cali?
Me defino como un fotógrafo al que le gusta leer. Soy asiduo asistente de los eventos literarios: ferias del libro, festivales de poesía y literatura. Por eso, cuando estuve en en el Hay Festival de Cartagena y pude conocer a Daniel Mordzinsky y su trabajo fotográfico con los escritores, pensé que yo también podía hacer de ese tipo de fotos, pero a mi estilo. Entonces elegí como escenario el Festival Oiga, Mire, Lea de la Biblioteca Departamental, y al principio hacía fotos por los laditos, como al descuido, mientras los escritores hablaban o firmaban libros.
Cuando le mostré mi trabajo a Catalina Villa, coordinadora literaria del evento, le gustaron mucho y dijo que quería hacer una exposición de esas fotos. Yo le dije: si te gustan así, imagínate si me soltaras a los escritores, que pudiera hacer una cita con ellos y hacerles un retrato. Y así fue, desde el 2018 hago de retratista de este evento. Por eso me siento muy agradecido con Catalina y con María Fernanda Penilla, directora de la Biblioteca Departamental.

¿Qué busca captar en las fotos a cada escritor?
Los fotógrafos que queremos hacer retratos de escritores tenemos como referente a Mordzinsky, y nuestra gran angustia es no parecernos a él. Una vez le manifesté este temor al escritor Juan Gabriel Vázquez y me dijo: “es fuy fácil no parecerse a Mordzinsky, sólo no nos hagas hacer el ridículo”. Yo trato de llevarles siempre una propuesta que tenga que ver con alguno de sus libros, o con su personalidad. Así llegamos a un acuerdo. En algunos casos ellos mismos me dicen la foto que les gustaría hacer.
Es muy díficil leerlos a todos, pero trato de hacerlo, para tener un tema de conversación con ellos. El tema general que trabajamos en el Festival Oiga, Mire, Lea es el de “Escritores en su paso por Cali”. Trato de no hacer fotos en el hotel donde se alojan, sino llevarlos a algún lugar de la ciudad.

¿Qué opina de la facilidad que actualmente existe para retocar y editar fotografías?
Yo solo retoco lo que ya se hizo: afinar la exposición, establecer el contraste, acentuar luces y sombras. En general me sigo comportando como un fotógrafo clásico, los que venimos del negativo.
Ahora bien, no tengo nada en contra de utilizar las nuevas tecnologías, si el resultado final es igualmente honesto.

¿Por qué fotografiar a los lectores?
Esa fue una idea de Juan Camilo Sierra, director de la Feria Internacional del libro de Cali. Me quedé un poco descolocado cuando me lo propuso, porque lo que yo quería era que retratar escritores. Tuve que cambiar toda la perspectiva para descubrir con mi lente ese acto íntimo y mágico que ocurre cuando alguien lee. A veces me sentía como el intruso que entra a ese “cuarto propio” donde todos leemos.
Mi sorpresa fue mayor cuando dijeron que querían publicarlas en un libro. Durante la próxima Feria del Libro de Cali será lanzado el libro ‘Lectores’ como parte de la primera colección que saca el Fondo de Publicaciones del Valle del Cauca.
Dándome látigo, diría que es un trabajo irregular, pero que de ninguna manera me avergüenza. Tienes algunas buenas fotos. Espero que el público sea más benigno conmigo.

¿Y cuáles son sus fotógrafos favoritos?
Henri Cartier-Bresson por su “instante decisivo”. Steve McCurry por sus impactantes retratos realizados por todo el mundo. Sebastiao Salgado por su precioso blanco y negro. Martín Chambi, un indígena que nos legó en imágenes un mundo arcaico, ya perdido. Ruven Afanador, por atrevido. Pero, mis maestros siempre han sido los fotógrafos y reporteros gráficos de El País de Cali.

Ahora muchos creen ser artistas de la fotografía solo con comprar cierto tipo de cámaras, o incluso comprando un celular. ¿Cómo distingue usted a un verdadero fotógrafo?
Un verdadero fotógrafo siempre habla de velocidad de obturación, diafragma, profundidad de campo, número de ISO, de la composición y de la luz. Un verdadero fotógrafo domina estas variables en la cámara y sabe establecerlas para lograr lo que quiere. La cámara no está en la mano, está en la mente. El problema con que todo el mundo tenga una cámara en la mano, es que hay un exceso de imágenes en el mundo, una sobresaturación. Por eso, comparto el concepto de Joan Fontcuberta de una ecología de la imagen o una ecología visual.
Ahora bien, si manejas todos estos conceptos y tienes en cuenta la necesidad de no contribuir a la proliferación gratuita de las imágenes, puedes hacer maravillas.
Puedes hacer maravillas con un celular. Yo me quedo aterrado con el mío, que no es nada del otro mundo. Allí capturo la imagen, la edito y le doy salida. Pero quedo con un archivo muy frágil. Mi próximo celular será uno que capture en formato RAW.

¿Cuáles son las anécdotas más curiosas tomando fotos a escritores?
Cuando Juan José Millás, el autor español, vino a presentar su libro ‘Que nadie duerma’, donde la protagonista se hace taxista, paré un taxi en la puerta del hotel y le pedí al chofer que se bajara para que el escritor ocupara su lugar. Él me miró con una expresión seria y pensé que me mandaría al carajo. Pero no se arrugó y se montó al taxi. Sólo hice tres disparos. Esa fue una foto gloriosa.
Otra fue cuando me presentaron a periodista y escritora, Leila Guerriero, en un coctel y le dije que quería a hacerle un retrato, me miró con una cara de terror que ni te digo. No volvió a dirigirme la palabra. Pero tenía que hacele la foto y no me iba a dar por vencido. Así que volví a mis viejas técnicas de paparazzi y le capturé una foto durante su conversación en el Oiga, Mire, Lea, que curiosamente fue una de las que más gusta.

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