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‘Las hermanas trovadoras de la Eucaristía’ hacen su apostolado en diferentes localidades del departamento de Santander. Ellas ponen sus talentos artísticos al servicio de Dios y de las comunidades. Tocan, cantan y bailan bambuco, vallenato, carranga, joropo y otros aires. | Foto: Foto: Especial para El País

Conozca a las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, las 'artistas' del Evangelio

Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía evangelizan a través de diferentes expresiones artísticas. Se les puede ver en pueblos de Santander llegando en cicla a la misa, jugando fútbol o practicando atletismo.

2 de junio de 2019 Por: Daniela Tiffin, Semillero de Periodismo UAO - El País

Las Hermanas Trovadoras, a partir de diferentes expresiones artísticas, buscan atraer al rebaño de Dios tanto a niños como a adultos. Son 18 mujeres que, luciendo sus hábitos religiosos, se han convertido, como dicen sus seguidores, en las monjas más divertidas de Colombia.

Todo inició en una congregación religiosa en Bucaramanga llamada Ermitaños Eucarísticos del Padre Celestial, una comunidad de claustro. Aquí, la madre Ánghela Angarita se cuestionó cómo era posible que Dios le hubiese dotado de tantos talentos y no pudiera ponerlos al servicio de Él y de la comunidad.

Fue de esta manera como entendió que debía llevar a cabo su proyecto de evangelizar por medio del arte y la música. Por un tiempo lo intentó en la comunidad a la que pertenecía, hasta cuando comprendió que su ideología no hacía parte de la esencia del lugar y con la autorización de la misma comunidad y la bendición del Espíritu Santo, decidió crear su propio espacio.

Es así, como desde el 14 de mayo del 2004, en Bucaramanga, la madre Ánghela y 17 hermanas más, se levantan en la Casa de las Hermanas Bethlemitas Brighton (su convento) a las 4:30 a.m., dan gracias a Dios por el día que amanece, se dan una ducha, hacen adoración eucarística, piden por todas las necesidades del mundo, desayunan y comienzan sus múltiples labores, pero siempre, encomendándose al Creador.

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Algunas de ellas cuidan el santuario del Señor del Humilladero y otras permanecen en una oficina de la curia, asisten a diversos apostolados o a actividades comunitarias, en donde tocan, cantan y bailan vallenato, carranga, joropo y bambuco, haciendo disfrutar a feligreses.

Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, así llamadas y reconocidas popularmente, son la comunidad religiosa más joven de Colombia y buscan, sin perder su originalidad, llegar a los feligreses con recreación, lo que ha hecho que la gente se sorprenda de manera significativa, pues en épocas pasadas, esto resultaba imposible verlo. “¡Qué despropósito!” o “¡qué sacrilegio! se hubiera escuchado.

Pero aún hoy, en pleno siglo XXI hay quienes rechazan este movimiento, sin embargo, son más quienes lo aplauden, como es el caso de Javier Duque, un bogotano que desde hace un año sigue a las hermanas en todas sus redes sociales y las admira por su labor: “sigo a la comunidad religiosa por sus métodos innovadores y divertidos para que los jóvenes y adultos se acerquen a Dios, que es lo que se necesita para enderezar este mundo”.

Estas mujeres enamoradas de la vida se caracterizan por montar en bicicleta. Cuando se acerca la hora de la Eucaristía ellas salen pedaleando para llegar puntuales al templo, el cual convierten en un escenario lleno de arte, pues bailan, cantan, alaban al Señor a punta de diferentes ritmos musicales.

También deportistas

La cicla no es solo su medio de transporte para llegar a la parroquia, ha sido un vehículo que ha convertido a algunas de ellas en deportistas de alto rendimiento. Como Karen Vilches, quien participó en los 10 km de la media maratón de Cúcuta, demostrándoles a los niños que las personas consagradas a la vida religiosa no tienen por qué estar alejadas de las actividades de la sociedad.

De hecho, ellas aseguran que el deporte abre espacios de encuentro de fraternidad y de convivencia, tal cual como lo manifiesta la Madre Superiora Ánghela Angarita: “El deporte es bueno, es sano en el campo espiritual, corporal y de convivencia”.

Por eso, cuando juega la Selección Colombia, ellas celebran los goles como si fueran propios, se paralizan y oran mucho para que el equipo nacional gane.

Por ahora, las hermanas no tienen una sede propia, de ahí que elaboran cuadros pictóricos y objetos religiosos para venderlos y sostener la casa que arrendaron. Se les puede ver ofreciendo “la cajita de la misericordia, una medicina espiritual que lleva a las personas a encontrar su conciencia y superar las dificultades que llegan a su vida a causa del pecado y de los defectos”.

Sin embargo, ellas resaltan que su sostenimiento económico depende completamente de Dios, aunque hay quienes les regalan víveres y les hacen pequeñas donaciones.

Igualmente, estas religiosas católicas, regidas por la Arquidiócesis, preparan obras de teatro para la comunidad, en donde recrean la vida cotidiana y le enseñan al público, por ejemplo, cómo una persona con dificultades puede tomar buenas decisiones de la mano de Dios y cuáles son los misterios del Señor, los sacramentos, la pasión de Jesús y en general, todos los temas de la catequesis.

Asimismo, ellas se divierten en actividades creativas, y como si fuera poco, hacen coreografías para los jóvenes y son fieles no solo a Dios, sino también a los cambios del siglo XXI. Por eso son muy activas en las redes sociales, como Facebook, Instagram, Twitter y la plataforma musical Youtube, con las cuales han logrado darse a conocer alrededor del mundo, a partir de oraciones, consejos, trovas y muestras de algunas de sus actividades.

Planes futuros

Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía reciben este nombre inspirado en la Edad Media, pues en ese entonces, hombres y mujeres iban de pueblo en pueblo contando historias fantásticas y literarias a partir del arte, tal cual como ellas lo hacen con el mensaje de Dios.

Igualmente, sus trovas nacen de la búsqueda de la originalidad, de la necesidad de innovar en la forma de evangelizar para lograr llegar a más personas con el recado de Dios: “Las hermanas trovadoras, le cantan al Señor y llevan su alegría, con la música y folclor”.

Sus planes futuros son seguir creciendo, afianzando el mensaje del Señor a través de su apostolado artístico, pero, sobre todo, alcanzar la santidad según la voluntad de Dios, manteniendo su carisma y su espiritualidad.

Aunque hay opiniones divididas, es decir, quienes las felicitan y quienes las critican, ellas aseguran que seguirán adelante, divirtiéndose y transmitiéndoles la palabra de Dios a todos de una manera más divertida, porque “la crítica siempre construye, nos ayuda a crecer en sencillez y en humildad, porque es necesario aprender a convivir”, tal como lo señala Isaura Barajas, vicaria general de esta comunidad religiosa.

Y es así, como jugando fútbol, narrando poemas, entre otras expresiones artísticas, estas monjas en Pamplona, Norte de Santander, y otras poblaciones aledañas como Mutiscu y Arboledas, les enseñan a las personas a vivir, respetarse, trabajar en equipo y alabar el nombre del Señor.

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