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La plaga plástica

se calcula que en el mundo se producen alrededor de 8300 millones de toneladas de plástico al año.

23 de agosto de 2018 Por: Redacción de El País 

Mas vale tarde que nunca reza la sabiduría popular y por lo tanto resulta bienvenido el despertar brutal que se registra en el mundo, ante la amenaza de los residuos plásticos y los daños irreparables que causan en el ambiente y,  muy en especial, en los océanos.

En Colombia se están tomando tímidas medidas para enfrentarla como el retiro parcial de las bolsas plásticas en los supermercados o la invitación a clasificar y reciclar los desechos plásticos. Demasiado tímidos, sin duda alguna, considerando el horror que sucedió en República Dominicana y entre Honduras y Guatemala, cuyos mares y playas se convirtieron en vertederos de toneladas de desechos plásticos, tras el paso de la tormenta Beryl en el mes de julio pasado.

En cambio en EE.UU. y más aún en Europa, el peligro plástico preocupa seriamente y la urgencia de sacudirse de la dependencia de materiales fabricados a base de hidrocarburos y cuya producción genera enormes emisiones de CO2 que envenenan el ambiente. Entretanto varias ONG como ‘Break Free From Plastic’, ‘Zero Waste’ o movimientos ecologistas como ‘Plastic Attacks’ y otros elaboran programas de información y acción.

También los gobiernos lanzan planes de reciclaje (minimizan las emisiones de CO2), los industriales colaboran y los ciudadanos se movilizan. La prensa contribuye al dedicar grandes espacios a tales iniciativas.

El peligro es real y resulta irresponsable ignorarlo. Para contrarrestarlo se adoptan correctivos: entre otros eliminando el uso superfluo de todos lo objetos plásticos como: vasos, platos, cubiertos, contenedores, pitillos, botellas, bolsas... y tantos otros de ‘uso único’ y que de inmediato se botan a la basura y se convierten en desechos para terminar en los océanos.

¿Qué más se hace al respecto? Además de eliminarlos, los expertos recomiendan reciclarlos o incinerarlos. Y para convencer de la urgencia de tal decisión entregan datos alarmantes. Veamos algunos: se calcula que en el mundo se producen alrededor de 8300 millones de toneladas de plástico al año, de los cuales el 9 % es reciclado y el 12 % incinerado. El resto (79 %) se echa al mar, con las consecuencias que sabemos. También merece reflexionar sobre el hecho de que un vaso de plástico demora 50 años para biodegradarse; una botella más de 450 años.

Aterrador. Se imaginan el cúmulo de basura plástica que tenemos que manejar y el daño que causará si no se toman las medidas adecuadas.
Por fortuna la toma de consciencia ciudadana ya se siente y se organiza.

Y aunque ninguna ‘celebridad’ se ha ofrecido a abanderarla, la causa encontró su ‘pasionaria’ en la famosa reina Elizabeth II de Inglaterra, quien en febrero pasado quedó muy conmovida al ver el documental ‘Blue Planet II’, narrado por el eminente naturista británico, David Attenborough, en la BBC para alertar sobre la polución plástica en los océanos.

La reina decidió eliminar de la lista de compras del Buckingham Palace todos los artículos plásticos de uso único. Dos meses más tarde, en abril, la Primer Ministro Theresa May convirtió la decisión real en prohibición y ley. Con este ejemplo en mente más de 60 países le han declarado la guerra al plástico con la meta de convertir la actual ‘Sociedad de los Desechos’ en una ‘Sociedad Circular’, con una política económica que favorece la reparación, el reciclaje y la preservación del planeta y en la cual un vaso plástico ya no se bota a la basura sino que se convierte en un objeto valorizado, reciclado y transformado para otros usos.

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