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Odebrecht | Foto: Agencia EFE

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La muerte de Alan García y otros remezones que ha causado Odebrecht en Latinoamérica

Al menos una decena de países han sido salpicados por el entramado de corrupción del gigante brasileño.

21 de abril de 2019 Por: Redacción de El País 

La muerte del expresidente peruano Alan García, quien el pasado miércoles se disparó en la sien cuando iba a ser detenido por el delito de lavado de activos, fue el último suceso dramático que ha dejado la trama de corrupción de la constructora Odebrecht, cuyos tentáculos se han extendido a varios países en Latinoamérica.

Las revelaciones de las maniobras del emporio brasileño han salpicado, al menos, a una decena de países latinoamericanos y a varios expresidentes de la región.

El caso más contundente se ha dado en Perú, donde las cuatro personas que que ocuparon la Presidencia desde 2001 hasta 2018, el propio García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, han estado en la mira de la Justicia desde que se destapara el escándalo.

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El actual presidente, Martín Vizcarra, también está siendo investigado por presuntos vínculos entre la empresa de su propiedad y la multinacional brasileña entre 2006 y 2008.

En Brasil, el país de origen del escándalo, Odebrecht es un capítulo gigante dentro de la Operación Lava Jato iniciada en 2014. Allí el expresidente Luiz Inácio da Silva cumple una condena de 12 años y 11 meses por corrupción y lavado de dinero. El exmandatario Michel Temer fue arrestado el mes pasado, mientras Fernando Collor y Dilma Rousseff, ambos destituidos, están enjuiciados en procesos vinculados a Lava Jato.

En Ecuador están involucrados el exvicepresidente Jorge Glas, separado de su cargo y en prisión; el excontralor Carlos Pólit, prófugo en Estados Unidos, varios exministros y otras altas autoridades, principalmente del sector de los hidrocarburos. Entre los investigados está el expresidente Rafael Correa, quien reside en Bélgica; el exsecretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera; el exministro del Interior, José Serrano, y el exprocurador general Diego García.

También en Panamá pesa una orden de extradición contra dos hijos, ya detenidos en Estados Unidos, del expresidente Ricardo Martinelli a los que la banca suiza ha congelado cuentas por valor de US$22 millones que les entregó Odebrecht, según las delaciones de la propia empresa.

En ese país la Fiscalía General ha formulado cargos contra Amado Barahona, director de la Unidad de Análisis Financiero (UAF) del Gobierno (2004-2009) de Martín Torrijos.

Mientras tanto, en República Dominicana se investiga actualmente a siete personas que al parecer recibieron más de US$92 millones en sobornos de la constructora. Entre las figuras que sobresalen están el senador Tommy Galán y el exministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa.

En México, el único implicado que han arrojado las investigaciones es el expresidente de la petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) durante la administración del exmandatario Enrique Peña Nieto, acusado de dirigir un esquema de corrupción mediante empresas fantasma entre 2012 y 2016. Allí el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que dio instrucciones al Ejecutivo para que ofrezca toda la información en torno al escándalo de los sobornos de la constructora, por lo que se espera que pronto empiecen a sonar más nombres.

Por este escándalo, en Guatemala están implicados el excandidato a la Presidencia Manuel Baldizón, detenido en Miami, y el exministro de Comunicaciones Alejandro Sinibaldi, prófugo de la Justicia y supuesto negociador de estos sobornos en el país. Este último tiene una orden de allanamiento de Interpol, y otras ocho personas estrechamente relacionadas con él están siendo buscadas por las autoridades, entre ellas, sus hermanos Álvaro y Luis Rodrigo Sinibaldi.

En Argentina, la investigación ha tocado a decenas de exfuncionarios relacionados con proyectos de obras públicas durante las presidencias de Néstor Carlos Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Los casos más sobresalientes son las de Julio de Vido, exministro de Planificación, y Daniel Cameron, exministro de Energía.

Venezuela, por su parte, es el segundo país latinoamericano -después de Brasil- en el que la empresa pagó más sobornos. Los documentos del Tribunal del Distrito Occidental de Nueva York señalan que la compañía brasileña pagó unos US$98 millones en Venezuela entre 2006 y 2015, a “funcionarios e intermediarios del gobierno” para “obtener y retener contratos de obras públicas”.

En Colombia, Odebrecht pagó millonarios sobornos por contratos de construcción de la autopista Ruta del Sol y otros proyectos de infraestructura. Uno de los testigos clave del caso ha sido el exsenador Otto Nicolás Bula, condenado a dos años de prisión por recibir sobornos.

Varios funcionarios de los Gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos están involucrados, además del exsenador Bernardo Miguel Elías.

Así también, el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, ha sido cuestionado por no denunciar delitos de los que, al parecer, tuvo conocimiento antes de asumir el cargo, cuando era abogado de Corficolombiana, una empresa socia de la compañía brasileña.

Así, las evidencias indican que la práctica del soborno por parte de Odebrecht era sistemática, sin preferencias por algún gobierno en concreto e inducida o favorecida por sistemas políticos afectados por una corrupción crónica y capaz de infectar a cualquier administración presidencial.

Opinión 

Para el analista internacional y profesor de la Universidad de la Sabana, Juan Nicolás Garzón, el caso de Odebrecht no es más que un reflejo de nuestras debilidades institucionales.

”En los países de América Latina no hemos podido avanzar decididamente en construir instituciones fuertes, sólidas, creíbles, legítimas y estos casos de corrupción, precisamente, lo que hacen es evidenciar nuestra incapacidad para enfrentar decididamente la corrupción, para prevenirla, para juzgar de manera eficiente a los responsables de este tipo de delitos”.

Aunque hay diferencias importantes en la manera en cómo ha sido tratado el caso entre los diferentes países, dice Garzón, lo que sabemos es que de todas maneras la corrupción permeó todas las capas de la sociedad y llegó evidentemente hasta las esferas más altas.

”Lo peor del caso es que hasta ahora hemos visto la punta del iceberg. Todavía hay mucho que determinar, saber cuál fue el grado de penetración o hasta qué punto permeó Odebrecht diferentes renglones de la política de los diferentes países de América Latina”, dice.

La de García no es la primera muerte relacionada con el escándalo continental de Odebrecht, ya que en Colombia han muerto tres personas, dos testigos en el caso de la constructora brasileña y el hijo de uno de ellos.

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