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La jubilación es el acto administrativo por el que un trabajador activo, pasa a una situación pasiva o de inactividad laboral, tras haber alcanzado la edad máxima, o por enfermedad crónica grave o incapacidad. | Foto: i Stock / El País

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Jubilación, una etapa para reinventarse y disfrutar la vida

Especialistas le brindan algunos consejos para disfrutar de una etapa que le pone punto final a la productividad en las empresas. Deje atrás los pensamientos negativos; es el momento de cambiar el ‘chip’ y renovarse.

11 de diciembre de 2018 Por: Redacción de El País 

Equilibrio es una de las palabras claves cuando se habla de jubilación. De hecho, quienes están a pocos años de cerrar el ciclo de su vida laboral para pensionarse, deben pensar en cómo hacer un tránsito equilibrado de una vida de horarios, relaciones con compañeros y jefes, a una realidad más libre y divertida, en la que la familia y la casa se volverán su nuevo campo de acción.

Según los expertos, la mayoría de los trabajadores que realizan procesos de preparación antes de jubilarse, manejan mejor el duelo que representa la pérdida laboral; mientras que a los que llegan a esta etapa sin ninguna orientación les cuesta más perder su espacio de trabajo y demuestran un gran apego a sus actividades cotidianas.

Carlos Alberto Segura, psicoterapeuta de la Universidad del Valle, por ejemplo, afirma que el problema es que en Colombia muy pocas empresas les dan asistencia psicológica a quienes están próximos a jubilarse.

Sin embargo, Roger Collazos, psicólogo de la Universidad Javeriana, asegura que aún así, hay otras organizaciones que sí aplican dicha estrategia con resultados exitosos. “Recomiendo hacerle un acompañamiento al empleado en todos los momentos del ciclo vital, desde cuando empieza hasta cuando termina, ayudándole a hacer un cierre de la vida laboral, en el que pueda recoger qué ha significado su trabajo en su vida, qué ha ganado en su paso por la empresa y, en especial, cómo va a seguir adelante”, concluye.

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Las reacciones

“Más que señalar comportamientos típicos de la etapa de jubilación, hay pensamientos comunes, pues esta etapa se asume como una crisis en la que se hace una evaluación de la vida, ¿Qué se ha logrado? ¿Se consiguió con la vida laboral lo que se había soñado? ¿Se logró capitalizar? ¿Se pudo dar gusto o se lo dio a sus hijos? ¿Fue productivo o no?

De tal manera que dependiendo de las respuestas a estas preguntas hay unos estados de ánimo y unos comportamientos que se generan. “Si la expectativa que se había fijado la persona era muy alta, esto se puede traducir en depresión y aislamiento, pero si los resultados igualaron o superaron las expectativas va a suscitarse mucha satisfacción y alegría”, manifiesta Collazos.

Carlos Alberto Segura, a su turno, manifiesta que en esta etapa surgen varias expresiones comportamentales. “Hay personas a las que la jubilación les causa mucha alegría, porque salen de la empresa a descansar de la rutina, pero hay otras que se deprimen y sienten que van a estar en estado de preocupación permanente o que no van a ser productivos nunca más”, anota. También pueden presentar sentimientos de inutilidad y de aislamiento social, porque para muchos el trabajo representa una integración social.

Al respecto, los profesionales advierten que lo que la gente olvida es que sí puede haber un aumento de la productividad, pero no asociado a las responsabilidades laborales, sino a los gustos personales.

Etapas y consecuencias

Las etapas de la jubilación son muy parecidas a las de un duelo por la muerte de un ser querido, pero aquí lo que se pierde es un rol laboral y social. Tal como lo explica Collazos, “primero hay una etapa de negación, en la que no se dimensiona lo que viene, luego llega la resistencia en la que hay sentimientos de rechazo y una tercera es la de la aceptación, en la que se empieza a reflexionar sobre qué se va a hacer. Entonces se da un cuarto momento que es cuando se acepta que ya se superó una etapa y que hay nuevos retos por afrontar”, expone Collazos.

Pero cuando la persona no está preparada para este proceso, los efectos no se hacen esperar. Carlos Alberto Segura advierte que hay riesgo de sufrir estrés y ansiedad desde antes de la jubilación: “la ansiedad puede llegar con la despedida de la empresa. Después, algunas personas sienten desesperación y malestar por el cambio de vida, por no tener nada preparado, ni pensado y por entrar a una etapa de vacío”.

Algunos jubilados pueden sufrir también dolores equivalentes a los de un duelo por muerte, porque para ellos dejar la empresa se constituye en una pérdida de su capacidad para devengar un salario y servir a otros.
Además, la capacidad de socializar se disminuye, porque ya no se comparte con los compañeros de siempre. Entonces, cuando la persona asume esta etapa de forma inadecuada, muchos se encierran en sí mismos, a ver televisión o a leer el periódico y a esperar la muerte, como si fuera el final de la vida.

Hay quienes pueden sufrir incluso depresión melancólica. La persona sufre profundamente su estado de jubilación y de separación de sus labores cotidianas. Por eso es que se debe recibir ayuda profesional antes, durante y después de la jubilación.

Por otro lado, afirma el profesional Segura, por fortuna también hay otro grupo de quienes toman la jubilación con tranquilidad y ven esta etapa de la vida como una oportunidad para realizar actividades diferentes o iniciar proyectos soñados, entre los cuales están las nuevas inversiones con el capital ahorrado.

“En la pre-jubilación lo que se hace es un plan de vida para la jubilación para cuidarse más de lo que se cuidaba cuando estaba en la empresa”, Carlos Alberto Segura,
psicoterapeuta de la Universidad del Valle.

Y ahora ¿qué voy a hacer?

El psicoterapeuta Carlos Alberto Segura recomienda un plan de vida y acción para el jubilado, que contemple un régimen alimenticio saludable y actividades deportivas.

“La persona debe involucrarse además en grupos sociales como voluntariados o de la tercera edad en los que se hacen paseos, bingos, viejotecas y otras actividades”, aconseja. También conviene hacer un plan de visitas mensual para frecuentar las viejas amistades y conservar la amistad de los compañeros de trabajo.

Otro factor importante es realizar cursos para mantener activo el cerebro. “Adquiera nuevos conocimientos, dependiendo de sus intereses, por ejemplo, puede aprender otro idioma, a tocar un instrumento o alguna habilidad manual como el bordado”, explica.

El psicoterapeuta Segura advierte, por otra parte, que “quienes simplemente deseen quedarse en casa lo pueden hacer, pero siendo conscientes de no perturbar la convivencia familiar, porque las personas más cercanas se irán alejando y finalmente, lo dejarán solo.

Otras recomendaciones del psicólogo Roger Collazos son: “a los adultos mayores jubilados se les debe despojar de responsabilidades económicas y afectivas, como por ejemplo, el cuidado de los nietos. Además, deben recibir asistencia y controles médicos frecuentes; contar con espacios delimitados en su rutina orientados al ocio y permitirles que puedan compartir su saber con personas de otras edades, pues esa transmisión de conocimiento intergeneracional es lo que les lleva a sentir que su vida ha tenido trascendencia.

¿Qué puede hacer la familia?

Lo primero que hay que hacer cuando un miembro de la familia se va a jubilar o ya entró en esta etapa es evaluar sus redes de apoyo y sus relaciones significativas, porque los planes que haga de aquí en adelante deben estar apoyados por estas personas.

En caso que no exista esa red, hay que ver cómo se pueden construir vínculos, por ejemplo, en los grupos de la tercera edad la persona tiene la posibilidad de compartir sus dramas, pues eso que cree como un sufrimiento único, es compartido con otros”, precisa Collazos.

En pocas palabras, los adultos mayores necesitan sentir que tienen un lugar claro en la familia y que son tomados en cuenta en las decisiones.

Y en cuanto a la pareja, Segura recomienda “una dedicación al enamoramiento y al disfrute, que es distinto a la nueva convivencia desocupada, o sea, esos que se quedan en casa pasivos y frustrados, que se desquitan con su cónyuge todo el estrés de este cambio, lo que conlleva peleas y una mala convivencia”.

Para el psicoterapeuta, el rol de los hijos mayores es facilitarles a sus padres una vida de alta calidad, con actividades de descanso, viajes y programas de enriquecimiento personal, para que puedan disfrutar de lo trabajado en un ambiente constructivo y alegre.

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