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El poder es de Duque

ván Duque ha sorteado con mucha calma y tranquilidad los primeros escollos que se le han presentado, mostrando un talante republicano y una notable moderación en su carácter.

29 de julio de 2018 Por: Redacción de El País

A comienzos del presente año los colombianos nos hicimos la pregunta de rigor en las democracias: ¿Por quién votar? El primer semestre tuvo un calendario electoral profuso. Se organizó una consulta entre los partidos de centro derecha y otra consulta entre los movimientos de izquierda. En marzo se votó para la integración del Congreso. Y se remató la actividad política con la escogencia del Presidente de la República en primera y en segunda vueltas.

Los sucesos fueron decantándose. Iván Duque Márquez, un joven político de 42 años, inició un proceso de logros sucesivos que comenzó con su triunfo entre varios aspirantes del Centro Democrático para llevar la representación de ese partido en la consulta de centro–derecha. Duque ganó por amplia ventaja pero sin enemistarse con sus copartidarios.

En la consulta Iván Duque logró sorprender a todos con una votación superior a los cuatro millones. Como referencia, el partido Centro Democrático obtuvo para el Congreso dos millones quinientos mil votos. Duque se perfiló así como un candidato sólido y con votación propia. Iván Duque se movió rápidamente para construir con Marta Lucía Ramírez una fórmula para presidente y vicepresidenta con muchas probabilidades de triunfo.

En la primera vuelta presidencial Duque y su compañera de fórmula obtuvieron siete millones quinientos mil votos, cantidad que no les alcanzó para ganar la presidencia pero que les sirvió para establecer una diferencia muy importante sobre el candidato Petro. Finalmente, el 17 de junio, Iván Duque se convirtió en presidente de la República con un impresionante resultado de diez millones trescientos mil votos.

A pesar de su juventud, Duque no es un neófito en las lides políticas. Como se dice de los toreros cuyos padres también ha estado en el ruedo, el nuevo Presidente ‘tiene oficio’. El padre del Presidente fue Iván Duque Escobar, un experimentado líder antioqueño que ocupó diversas dignidades, entre ellas la de gobernador de Antioquia. Según su propia confesión, el presidente Duque es un fiel admirador de la carrera de su padre.

Iván Duque ha demostrado hasta el momento poseer la virtud de la contención. Hace poco el líder chino Xi Jinping recomendó al presidente Donald Trump contenerse ante las vociferantes amenazas del líder norcoreano y sus alardes nucleares. Iván Duque ha sorteado con mucha calma y tranquilidad los primeros escollos que se le han presentado, mostrando un talante republicano y una notable moderación en su carácter.

Se equivocan la senadora Claudia López y sus seguidores amantes del despilfarro cuando pintan reiteradamente a Iván Duque como un títere de Álvaro Uribe. Duque tiene valor y peso propios. No es ningún títere ni saltimbanqui. En el panorama político colombiano el único payaso que se destaca es Antanas Mockus. Su última salida de tono pone válidamente a la gente a pensar si Mockus es un filósofo que payasea o un payaso que filosofa.

No hay lugar a dudas: el poder es de Iván Duque. La política es una mezcla de retórica y datos. No importan lo que digan los malquerientes del nuevo Presidente de la República. Cualquier análisis demuestra con facilidad que la votación propia de Iván Duque supera los cinco millones. Esta es una excelente noticia para Colombia pues nuestro próximo Presidente dispondrá de lo que Alfonso López Michelsen denominó un ‘mandato claro’.

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