El indeseable efecto secundario que podría tener el histórico aumento del salario mínimo

El martes 14 de diciembre se concertó que el salario mínimo en Colombia para 2022 será de un millón de pesos más $117.172 del auxilio de transporte, lo que representa un incremento del 10,07%.

Gobierno, gremios y sindicatos de trabajadores lo acordaron antes de que venciera el primer plazo para alcanzar un acuerdo.

Si bien la noticia causó satisfacción en los colombianos del común, dado que el alza equivale a $102.133 (entre salario y auxilio), algunos analistas y académicos expresaron ‘peros’, aunque todos relacionados con el mercado laboral.

Luis Fernando Mejía, director de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo, Fedesarrollo manifestó que un aumento mayor al 8% pone en riesgo la recuperación del empleo formal.

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El aumento del salario mínimo en pesos para el año 2022 fue de $91.488, en tanto que el del auxilio de transporte fue de $10.645, para un total de $102.133.

En diálogo con El País expresó que un incremento razonable era de 8 %.“Hay dos elementos grandes que se deben tener en cuenta para la definición del aumento del salario mínimo el próximo año. Lo primero es el mantenimiento del poder de compra del salario mínimo.

El otro elemento tiene que ver con el aumento de la productividad laboral, que es básicamente la contribución que hacen los trabajadores en el aumento de la producción a lo largo del año. Nosotros hemos hecho unos cálculos muy preliminares que nos dan un crecimiento del orden del 2, o del 2,5%.

Si usted suma las dos cosas, la inflación de alrededor del 5% el salario mínimo debería aumentar alrededor del 7,5%, que es una cifra consecuente con esos dos elementos.

“Aumentos mucho más altos no tienen un impacto grande en la cantidad de empleo demandado, pero sí en la informalidad. Colombia infortunadamente tiene un problema muy grande de informalidad laboral, el 63% total de los ocupados son informales, es decir 6 de cada 10 personas, además no hay que olvidar que de los ocupados en total de Colombia, la mitad gana menos de un salario mínimo”, dijo.

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“Entonces sí usted empieza a aumentar mucho el salario mínimo lo que hace es ampliarle esa brecha a las personas que están por debajo del salario mínimo y continuar excluyéndolas del empleo formal, así que hay que tener ese balance, además retribuirle el poder adquisitivo a los trabajadores y su productividad laboral, pero también no tan excesivo porque eso puede generar un aumento grave de la informalidad laboral”, añadió.

Por su parte, la Anif señaló que un aumento salarial por encima de dos dígitos pondría en riesgo la formalidad laboral. Calcula que el costo en el sector privado para cubrir esos niveles de incremento sería de $7 billones adicionales en el valor de la nómina, mientras que si el aumento salarial hubiera sido cercano al 7% a las empresas privadas les implicaría un costo menor de $4,7 billones.

“Probablemente eso va a aumentar un poco el desempleo porque las pequeñas y las micro empresas no van a cubrir los puestos de trabajo con tres trabajadores sino con dos, porque el aumento en la nómina va a impactar así”, dice el docente de la Universidad Nacional Raúl Ávila.

10,07% fue el incremento del salario mínimo para el 2022, lo que lo lleva a un millón de pesos.

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No obstante, expertos precisan que el desempleo en un país como Colombia no depende únicamente de los altos salarios. Para el exministro de Comercio Exterior, Carlos Ronderos, hay más de razones que pueden generar desempleo. La primera es que hay razones de rigidez estructural en la contratación de la fuerza de trabajo que hace que mucha gente se quede en el sector informal.

“Otro factor importante del desempleo es la falta de capacitación adecuada y formación de fuerza de trabajo que el país necesita. Entonces quienes no tienen esa posibilidad se refugian en el sector informal”, explica.

Ronderos agregó que el país debe procurar aumentar la productividad, dado que si es negativa cualquier aumento del salario impacta el empleo.
“Yo no creo que el país crezca manteniendo salarios bajos sino con productividades altas”, sostuvo.

“Además, si uno mira los salarios en los diferentes países de América Latina, estamos muy abajo de esos ingresos, o sea que no es que tengamos unos salarios mínimos muy exorbitantes con un incremento del 10.07%”, indicó.

Analistas opinan que el incremento salarial no afecta la competitividad de las empresa ni el desempeño de la actividad económica como han dicho académicos.

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Por su parte, Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, dijo que las cifras de recuperación del empleo están ligadas principalmente al crecimiento económico. Es decir, están atadas a que la economía sea suficientemente capaz de generar los puestos de trabajo necesarios para recuperar los niveles de empleabilidad a partir de la demanda agregada.

“Tenemos un contexto en el que estamos verificando cifras de crecimiento económico confiables y sostenidas por la reactivación económica pero no tanto en la recuperación de los niveles de empleabilidad. No obstante, tenemos productividad positiva, luego sí parece haber una deuda en el tema del empleo remunerado de los trabajadores”, opinó.

De acuerdo con el académico, en un proceso de reactivación económica como el que está transitando el país, de productividad positiva, parece adecuado un aumento del 10,07% en el salario mínimo.

“Un aumento así apoya la demanda agregada en la reactivación en el que va ser viable que los trabajadores tengan capacidad adquisitiva para contribuir a que se consolide ese proceso que estamos viviendo de crecimiento económico” sostuvo Jaramillo, quien explicó que un mayor ingreso disponible de los hogares podría generar mayor demanda y eso generaría más empleo.

El economista Mauricio Cabrera escribió hace poco en El País que el argumento de que al aumentar el salario se reduce el empleo ya ha sido refutado por el último premio Nobel de economía, porque responde a una visión micro de una empresa individual, según la cual el salario es el precio de la mercancía (trabajo) que cuando sube disminuye la demanda de esa mercancía.