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Alejandra Henao Bonilla y Daniel Fernando Ortiz son dos jóvenes caleños que han visto de primera mano la forma en la que el coronavirus ha afectado a Brasil, sino también qué tan efectivas han sido las medidas para controlar la situación. | Foto: Especial para El País

BRASIL

Así viven la crisis de covid-19 los caleños en Brasil

No solo es el país más golpeado por la pandemia en Latinoamérica, sino también el segundo en el mundo.

18 de junio de 2020 Por:  Redacción de El País

De los conocidos de Alejandra Henao Bonilla, tres llegaron a contagiarse de Covid-19. Eso ocurrió mientras la joven caleña completaba su intercambio en Brasil, ese país que no solo es el más golpeado por la pandemia en toda Latinoamérica, sino el segundo en todo el mundo después de Estados Unidos, con más de 966.000 contagiados 46.842.

Henao había llegado a finales de enero pasado para cursar séptimo semestre de Mercadeo y Negocios Internacionales en la Universidad de Fortaleza, ubicada en una ciudad costera del mismo nombre. Casi cinco meses después, la joven caleña regresó a su ciudad natal el pasado 18 de junio. El día anterior había esperado cerca de 12 horas en el Aeropuerto de Sao Paulo para abordar un vuelo humanitario con destino a Bogotá, en donde se subió a un bus que la llevara de regreso a casa.

“Afortunadamente, el consulado de Colombia en Brasil hizo toda la gestión para que -junto con cinco colombianos- regresáramos antes de que se nos venciera la póliza de seguros y el arriendo en junio”, comenta la universitaria, quien agrega: “Durante mi estadía en Fortaleza, algo que me llamó la atención era que las multas no existían para quien quebrantara la cuarentena, que era voluntaria”.

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De hecho, esos castigos no existían en los más de 20 de 26 estados que optaron por una cuarentena, de la que el presidente Jair Bolsonaro siempre se ha declarado enemigo. Y si bien el Ministerio de Justicia había afirmado a mediados de abril que las personas contagiadas de Covid que no respetaran los 14 días de aislamiento en casa serían sancionadas con dos años de cárcel, Henao recuerda que el máximo castigo que podía esperar alguien que visitara las playas de Fortaleza -sin tapabocas, incluso- era que la Policía lo retirara del lugar mientras le hacía un llamado de atención, nunca la imposición de una multa.

Entretanto, Bolsonaro reafirmaba su desestimación de la pandemia. El 24 de marzo, cuando ya había 2201 casos y 46 muertes en todo Brasil, dijo: “En caso de que me contagiara con el virus, no tendría que preocuparme. No sentiría nada o sería, como mucho, una gripecita. Nuestra vida debe continuar. Los empleos deben mantenerse”.

Para muchos especialistas, este tipo de consignas no solo provocaron una disonancia entre las posturas de la Presidencia y los gobernadores de los estados que habían optado por el cierre de escuelas, comercio no esencial y restricciones en las fronteras, sino también un relajo en la población que veía a un Bolsonaro aglomerarse con multitudes que defendían sus posturas.

“No solo fueron algunos de mis amigos que se contagiaron, sino todas sus familias. Lo bueno es que no tuvieron que ser hospitalizados. El caso más lamentable le ocurrió a una chica brasileña que vivía en el hogar en el que estábamos de arriendo, porque se le murió la mamá por una dificultad en las vías respiratorias y también el ser una persona de edad. En nuestro hogar, en el que vivían 17 estudiantes, algunos de Canadá, otros de Alemania y Colombia, menos mal nunca hubo contagiados”, afirma Henao.

Pese a las cifras de contagiados y muertos, Brasil ya completa más de 504.000 personas que han superado el coronavirus hasta la fecha, según autoridades.

La caleña cuenta que pese a poner en prácticas medidas de autocuidado como el uso de tapabocas y guantes en la calle, era muy difícil evitar las aglomeraciones. Sin embargo, agrega que en los supermercados evitaban que esto ocurría, por lo que controlaba el aforo en los interiores desde las entradas, precaución que acompañaban con la toma de temperatura.

Pero vivir en Fortaleza, que hasta ayer registraba 76.748 casos positivos y 4861 muertos, está lejos de lo que significa ser un residente de Sao Paulo, capital brasileña con más de 12 millones de habitantes y la más golpeada por la pandemia en el país al acumular cerca de 10.694 decesos.

Daniel Fernando Ortiz es otro caleño que llegó a esa ciudad el 31 de diciembre del 2019 para hacer su práctica profesional en Administración de Negocios Internacionales en una empresa de tecnología que empezó a trabajar desde casa el 15 de marzo.

“Aunque hay gente que quiere resguardarse en casa, a muchos otros no les importa, entonces no es sorpresa encontrar personas que recorren libremente la Avenida Paulista los domingos, que son los días en los que la cierran para que la gente disfrute de los parques y las vías aledañas”, explica el joven de 23 años.

Para el epidemiólogo Fernando de la Hoz, exdirector del Instituto Nacional de Salud, INS, la razón del crecimiento desorbitado de casos en Brasil no es culpa de una sola persona, en este caso Bolsonaro, sino de un encuentro de factores que facilitan dicha situación.

“Por nombrar algunos: las condiciones climáticas que llevaron a una temporada de lluvias hasta inicios de junio en algunas regiones selváticas, lo que facilita la transmisión del virus; los altos niveles demográficos en las ciudades capitales; y el nivel de pobreza, que hace imposible que algunas personas se queden todo el rato en caso (13,5 millones de brasileño tienen ingresos menores a 1,9 dólares al día, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística)”, explicó De la Hoz.

Mientras tanto, Ortiz trata de sobrellevar su cotidianidad con las mayores precaucaciones. Reconoce que si bien los controles del gobierno no han sido lo suficientemente estrictos, es hora de que todos entiendan que las medidas de autocuidado no son voluntarias, sino obligatorias, al menos éticamente. “Por el bien de uno y de los demás”, expresa.

Otros datos

  • Una de las mayores preocupaciones en Brasil en estos momentos es la ocupación de las Unidades de Terapia Intensiva, UTI, que llega a un 80 % en ciudades principales como Sao Paulo, Rio de Janeiro o Puerto Alegre.

  • Es por eso que el epidemiólogo Fernando de La Hoz, ex director del INS en Colombia, opinó al respecto: “Además de aplicar la cuarentena, que ya sería una medida tardía ante la flexibilización que ya hay en curso, lo mejor que se puede hacer ahora es fortalecer el sistema de salud par

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