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Voto en blanco, el candidato 'sin rostro' que amenaza con arrebatar curules

De acuerdo con las encuestas, el voto en blanco puede ser gran protagonista de los comicios.

9 de marzo de 2014 Por: Alda Mera, Reportera de El País

De acuerdo con las encuestas, el voto en blanco puede ser gran protagonista de los comicios.

Un candidato sin rostro, pero con voz y voto, amenaza con arrebatar a los políticos y partidos tradicionales los votos que siempre les han asegurado sus curules. Se trata del hasta hace poco menospreciado e invisible voto en blanco, que por estos días anda envalentonado, ante su creciente aceptación.Sebastián González, uno de los promotores de la iniciativa, dice que es un hecho histórico: por primera vez los colombianos están empoderados para decirles a los 2386 aspirantes a las curules, que ya están cansados de tanta corrupción, burocracia y de la falta de respeto por sus electores.El rápido ascenso del voto en blanco, dice González, que pasó del pírrico 3 % en las pasadas elecciones a un notorio 40 % en recientes encuestas, tiene temblando a aspirantes de todos los colores políticos, “porque el pueblo ha tomado conciencia de que el voto de un ciudadano del común vale igual que el del más poderoso”.Jaime Araújo Rentería y Gustavo Bolívar, cabezas visibles del ‘votoblanquismo’, afirman que si este logra derrotar a los actuales políticos, convocarán a la ciudadanía a una Asamblea Nacional Constituyente que dé como fruto una nueva Carta Política. “Cuando la gente vota en blanco está protestando contra los partidos políticos y la clase política tradicional, es decir, exige unas reformas reales y con el triunfo del voto en blanco pediremos una reforma constitucional y política del país”, dice Bolívar.Para Araújo, las consecuencias ya se conocen: el partido que no pase el umbral, quedará por fuera y los que lo superen, tendrán que presentar nuevos candidatos. “Esto es importante porque Uribe, Gerlein, Navarro, ninguno de ellos podrá aspirar de nuevo. Pero el mayor impacto es que la gente va a pedir la apertura de un proceso constituyente”, dijo el abogado. Y un tercer efecto de la ola blanca se daría el 25 de mayo en las elecciones presidenciales, porque no se podrán presentar los mismos candidatos inscritos. “Ni el señor Santos se podrá reelegir ni el señor Zuluaga se podrá volver a postular”, dice. De ahí que sus promotores interpreten que si todos los partidos y aspirantes están en contra del voto en blanco, es porque saben que va a tener el mismo impacto que el de la séptima papeleta con la Constituyente del 91.Pérdida de legitimidadRosalía Correa, coordinadora del Observatorio Cali Visible de la Universidad Javeriana Cali, no cree que el voto en blanco tenga mayor implicación política.Ni siquiera considera que lleve a los políticos a una reflexión sobre su quehacer. “Los elegidos seguirán haciendo lo mismo, los que tengan voluntad política van a tratar de mostrar otra cara de lo que se hace en el Congreso, pero no creo que haya un cambio fundamental solo porque los colombianos voten en blanco”, sostiene. Para el analista político Fernando Giraldo, el mayor impacto es el resultado mismo y lo que signifique en la legitimidad de un Congreso elegido con menos sufragios por un voto en blanco grande, un abstencionismo alto, una cantidad de tarjetas no marcadas en las urnas y al menos un millón o millón y medio de votos nulos, que es lo previsible.Si el voto en blanco alcanza un 14 o 15 %, dice él, el impacto será muy fuerte, porque en Colombia nunca ha superado el 4 %, salvo dos elecciones locales –una en Bello, Antioquia– pero a nivel nacional nunca ha ocurrido.Si rompe la tendencia histórica, que iba entre el 1,25 % y 4 %, y las recientes encuestas lo sitúan, las más pesimistas en el 27 %, otras en el 30 % y otras en el 40 %, sumado al abstencionismo, que ha sido alto, le resta legitimidad política al Congreso y a los elegidos.Pero como las reglas del juego en Colombia no contemplan el voto obligatorio, y a la mayoría de los dirigentes no les importa el número de votos a su favor con tal de ser elegidos, dice Giraldo, el impacto sobre los dirigentes políticos y los partidos, es marginal. “La primera consecuencia –ya he escuchado discursos, hasta del Presidente-dice, es que casi automáticamente los partidos van a proponer una reforma política para tratar de adaptar el sistema al reclamo ciudadano hecho con el voto en blanco”.Correa admite que el movimiento puede tener un avance significativo, por la campaña hecha que ha logrado que haya muchos grupos de ciudadanos motivando a votar en blanco.La mayor fuerza la ve en los jóvenes, que dicen que se sienten en la obligación de votar, pero que no conocen o no les convencen los candidatos que hay en la palestra. “Entonces dicen, ‘prefiero votar en blanco en vez de votar por esos señores que no conozco’”, anota Correa.Los partidos tradicionales coincidieron en llamar a no votar en blanco. Pero Giraldo aclara que con el voto en blanco, los menos perjudicados son esos partidos. Y los más afectados son los pequeños e independientes. “Los más angustiados son partidos como el Centro Democrático del expresidente Uribe, porque es un movimiento que tiene más voto de opinión que una clientela electoral”, dice. De acuerdo con la matemática electoral, el voto en blanco eleva aún más el obstáculo (número de votos) que deberá obtener un partido para superar el umbral y mantener la personería jurídica. El analista Giraldo subraya que el hecho de que haya una intención por el voto en blanco, no significa que se vaya a expresar en las urnas. Puede ser un globo que se desinfla porque hacia la política hay un desafecto muy grande que viene de antes y sigue creciendo históricamente. Es probable, continúa, que muchos indecisos se inclinen por el voto en blanco, pero el día de las elecciones, ya no hay intencionalidad de voto. “Hoy se sale o no a votar. Ese votante debe tener una actitud cívica muy fuerte para ir a votar cuando no va a elegir a nadie”, dice Giraldo.En el fondo, ese sufragante no tiene una motivación distinta a querer manifestar una postura, pero sabe que así sean mayoría, no tiene ninguna consecuencia. “A muchos de ellos puede que les dé literalmente pereza salir a votar y así el porcentaje se puede desinflar”, añade.Correa coincide con ese punto de vista y enfatiza en que “se requiere mucha cultura política para salir a votar en blanco, es un perfil ciudadano que no veo en Colombia como para llegar a ese 40 %, intención de voto que me parece exagerado”.A la analista le preocupa que el concepto de voto en blanco se esté desvirtuando si hay ciudadanos que lo están promoviendo para captar recursos de la Nación. “Es necesario que demuestren que no buscan los dividendos económicos y que es una movilización cívica, ciudadana, sin intereses económicos”, puntualizó.Sin embargo, González dijo que “nosotros rechazamos la reposición de votos y de dinero, porque no estamos a nombre de ningún movimiento político. En esta iniciativa prima la ciudadanía, la gente se está organizando, haciendo sus eventos, su propaganda desde la familia, los vecinos, los amigos, para darle un revolcón enorme y terminar en una Asamblea Nacional Constituyente”.En ese sentido, Araújo enfatizó en que el voto en blanco no es de nadie. “Cada persona puede promoverlo libremente sin pertenecer a comités ni organizaciones, el voto en blanco somos todos” y destacó que “lo más importante es que quienes han promovido el voto en blanco han hecho de él lo que debe ser; un instrumento para hacer una revolución pacífica”.El politólogo Ancízar Marroquín se pregunta, “¿Se imaginan el desbarajuste institucional si llegara a ganar el voto en blanco? Ni la Registraduría ni el Consejo Electoral tienen previsto qué paso dar a continuación, ni está establecido en ninguna parte. Sería una verdadera revolución para nuestra democracia”.Así las cosas, el panorama se divide entre quienes creen que el voto en blanco es inocuo y los que lo ven como un derecho ciudadano y un voto protesta que tiene la ciudadanía para decir, basta ya.Mayoría simple o absoluta: el dilemaLa reforma política de 2003 estableció que para que el voto en blanco tuviese validez, tenía que lograr “la mayoría absoluta”, es decir, el 50 % de la votación, más un voto.Pero para que el voto en blanco tuviera mayor valor legal y se le aumentara la utilidad política, un acto legislativo de 2009, a la palabra “mayoría”, le retiró el adjetivo “absoluta”, pero no le agregó el adjetivo “simple”.En el año 2010, con la elección del Parlamento Andino, hubo más de 8.500.000 votos y la primera votación la sacó el voto en blanco con 1.850.000 y el segundo fue el Partido de la U, con 1.500.000. “O sea, que el voto en blanco le ganó a todos los candidatos; entonces debió haber ganado por mayoría simple. Pero no fue así porque cuando se habla de mayoría, se refiere tácitamente a la mitad más uno”, sustenta el analista político Fernando Giraldo.En ese sentido, Jaime Castro demandó la dirección del Consejo Electoral ante el Consejo de Estado, cuyo fallo reiteró que “la mayoría” se debe interpretar como mayoría absoluta y declaró válido el escrutinio y la declaración de resultados de la elección del Parlamento Andino.Sin embargo, los promotores del voto en blanco, desestiman ese criterio. “Lo que viene manifestando el registrador nacional, Carlos Ariel Sánchez, al Consejo de Estado y demás entes relacionados, son argumentos mentirosos”, dijo Sebastián González.Para Jaime Araújo Rentería, con la reforma constitucional de 2009, como se dijo desde el primero hasta el último debate que se hizo, se estableció que se acababa la mayoría absoluta y que se establecía la mayoría simple de cualquier elección y que al voto en blanco se le daría el mismo trato que a los de los candidatos, es decir, que puede ganar con un solo voto.González agregó que así consta en las Gacetas (medio oficial), cuando se dieron los debates al respecto: “El voto en blanco este domingo cobra una vigencia y tenemos la oportunidad pacífica de cambiar la estructura y el panorama del Congreso en este país”. Sin embargo, Giraldo dijo que “al ser una sentencia y haberse aplicado justo en las elecciones anteriores, es lo único que le da valor legal ya que no hay una norma que lo precise, la sentencia reemplaza la ausencia de esa norma”.“Así que los que promueven el voto en blanco no se pueden equivocar, si quieren ganar tienen que promover que sea una mayoría absoluta, o sea más del 50 % más un voto”, dijo.

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