Un rodaje de 'Locos'
El exitoso director colombiano Harold Trompetero se apresta a estrenar su nueva película, Locos, esta vez en posición independiente y algo demente.
El exitoso director colombiano Harold Trompetero se apresta a estrenar su nueva película, Locos, esta vez en posición independiente y algo demente.
Como siempre, Harold Trompetero está feliz. Pero ahora se le nota el nerviosismo en su semblante. El 15 de abril llega a las pantallas su película, Locos. Y no viene con la plataforma comercial de su anterior cinta, El paseo, ahora convertida en la más taquillera de la historia cinematográfica de Colombia.Rodada en un mes en los sanatorios de Sibaté y La Colina en Cundinamarca, a bajo presupuesto y limitado equipo técnico, Locos es una historia de amor entre una mujer alta, esbelta y aristócrata, está recluida en un manicomio, interpretada por Marcela Carvajal; y un albañil pequeñito y feo, que llega a pintar las paredes del reclusorio, rol que representa César Badillo.Trompetero le atina a este enfoque sobre su tema recurrente: el amor, para brindarnos un cuento romántico, irreverente y loco. El País compartió el primer visionado de Locos en 35 mm. Posteriormente, dialogamos con él.Locos rompe con los esquemas anteriormente planteados por usted Es la idea. No me considero un cineasta, sino un creativo. Trato de experimentar en todos los género, desde lo más popular, como El paseo; hasta lo más experimental como Violeta de mil colores. Locos es experimental, pero también muy popular.¿De dónde viene la idea original?Partió del tema del amor, que siempre me ha interesado desde todos los sentidos, personal, familiar, patriota. Con Gerardo Pinzón (coguionista) nos preguntamos: ¿Hasta dónde podría llegar uno por amor? A veces nos enamoramos de personas que no son las correctas, pueden tener enfermedades mentales o ser incompatibles, pero desde el amor, uno puede sentirse pleno. ¿Cómo fue rodar en un hospital psiquiátrico, con extras reales?Una aventura demencial, una experiencia que nos cambió a todos. El background está ambientado con enfermos reales. Fue una experiencia propia, era como decir: ¿quiénes están más locos, nosotros o ellos? (risas). Nos hicimos amigos de muchos enfermos y ellos nos ayudaron, también nos obligaron a tener mucha paciencia porque a veces se atravesaban. Conocerlos fue tan importante como haber hecho la película y nos marcó profundamente haber vivido con ellos. Fue como haber estado encerrados en un manicomio. ¿Qué líos enfrentaron con ellos?Muchos. Se nos subían al carro de luces y no nos dejaban moverlo. Cuando movíamos los muebles, se ponían furiosos y nos obligaban a reacomodarlos, casi que con regla en mano. Unos enfermos se enamoraron de los miembros del equipo y lloramos cuando nos tuvimos que ir. Había un loquito que se la pasaba diciendo acción, me arremedaba y nos daba mucha risa y ánimo. Eso ayudó mucho a lo que transmite la película. ¿Hastá que punto se diferencia la producción entre El paseo y Locos?La primera es una superproducción, partiendo de las cámaras, los actores, el tiempo y las locaciones, por toda Colombia. La segunda es algo más silencioso y pequeño. Fue una terapia religiosa haber hecho Locos. Como meter a quince cineastas a hacer un servicio militar en un manicomio.¿Se sometieron los actores a alguna preparación especial?Marcela y César nunca se encontraron antes del rodaje. Él trabajó con nosotros año y medio en el guión. Ella nos acompañó en la preproducción y como es psicóloga, habló con muchos enfermos. Pero ni los parlamentos ni lo personajes se ensayaron, para ser espontáneos. ¿Qué piensa de experiencias tan disímiles como El man y El paseo?Es importante haber tenido un fracaso como El man, como lograr la máxima taquilla con El paseo. Cada vez entiendo más al cine y al público, nado en aguas en las que no todos los cineastas pueden. A veces me enfrento contra paredes y abismos, otras me voy a las cumbres como El paseo (carcajadas).Con licencia para la locuraHarold Trompetero cuenta que para rodar Locos necesitaron de muchas reuniones con las directivas de los sanatorios de Sibaté y La Colonia. Fue muy complicado. Aceptaron cuando leyeron el guión y comprendieron que no había nada en contra de las instituciones psiquiátricas.El director dice también que él, que tiene fama de repetir muchas veces una escena, cuando vio el primer ataque de histeria recreado por Marcela Carvajal, la protagonista, dijo: ¿y ahora qué vamos a repetir?.