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Imelda Daza fue integrante del movimiento Voces de Paz y Reconciliación. | Foto: Colprensa

FARC

¿Tendrán futuro las Farc en la política?, así es su incierto camino en la puja electoral

Analistas no creen que el nuevo partido saque una votación que le sirva para acceder a más curules que las asignadas por el Acuerdo de Paz.

5 de noviembre de 2017 Por: Eduardo Bonces - Colprensa

La antigua guerrilla de las Farc ingresó esta semana a la arena política. El Consejo Nacional Electoral, CNE, le entregó la personería jurídica a su partido y de inmediato lanzó sus candidatos a la Presidencia y al Congreso de la República.

En el lanzamiento no hubo sorpresas: quien fuera el jefe máximo del grupo subversivo, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, será el candidato al cargo más importante del país, mientras que Imelda Daza, proveniente dea UP, será su forma vicepresidencial.

Los primeros renglones de la lista al Senado serán para quienes hicieron parte de la mesa de La Habana: Iván Márquez, Pablo Catatumbo, Carlos Antonio Lozada y Victoria Sandino. Además estarán Sandra Ramírez, viuda de Manuel Marulanda, y Benkos Biojó, por las negritudes.

Lea también: Rodrigo Londoño e Imelda Daza, la fórmula presidencial de las Farc

Para la Cámara, el nuevo partido reveló que le apuestan a la capital del país y a territorios donde llegaron a hacer presencia: en Bogotá, Byron Yepes; Antioquia, Olmedio Ruiz; Valle del Cauca, Marco León Calarcá; Atlántico, Jesús Santrich, y Santander, Jairo Quintero.

Por cuenta de los acuerdos de paz, ese partido tiene aseguradas cinco curules en la Cámara y cinco en el Senado, lo que implica que estos nombres serán quienes los representen en el juego democrático del 2018. Sin embargo, pese a que la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común ha dicho que quiere sacar una votación alta para hacer mayor presencia en el Congreso, eso no se ve viable en el corto futuro.

De hecho, en las elecciones de 2014 Caquetá solo obtuvo dos representantes, uno conservador y otro liberal; Amazonas, dos ‘rojos’ y uno de Opción ciudadana; Guaviare, un liberal y otro de la U; Putumayo, un conservador y otro liberal, y Vichada, un liberal y otro del Partido de la U.

¿Sorpresas?

El experto agrega que la Fuerza puede tener una sorpresa en materia de resultados electorales, pues desde la MOE han visto que los sectores de izquierda tienden a atomizarse.

“Marcha Patriótica se veía como un conglomerado que podía agrupar a muchas fuerzas de izquierda y lo que se vio es que tanto ella como los partidos de izquierda presentaban gran dispersión de candidaturas que no eran capaces de unirse. Regiones donde uno hubiera pensado que pudieran poner candidatos, terminaban dispersas con aspirantes de todos los partidos de la izquierda. Obviamente, el concepto es distinto con las Farc, pero el antecedente es que la izquierda tiende a atomizarse”.

Vargas advierte que estos territorios no son nuevos para la democracia, pues allí ya existen familias políticas consolidadas, pero añade que “las posibilidades de éxito del partido de las Farc son inciertas, pues las zonas donde esperan que los ciudadanos se acerquen a votar son rurales y allí hay varios problemas”.

“Son poblaciones dispersas que no van a generar mayores cambios en la votación, y, segundo, son regiones con bajo acceso a puestos de votación y las medidas para aumentar esos puestos no se han tomado y difícilmente se tomarán para el 11 de marzo”, indica.

Este punto lo ratifica Esteban Salazar, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación: “Son de categoría 6, es decir que su capacidad fiscal y tributaria es muy débil, y no superan los 100 mil habitantes, lo que no les permite tener un músculo electoral fuerte”.

Y añade que con las 16 circunscripciones especiales de paz el panorama es más complejo, pues la Farc no podrá participar y, en ese sentido, “es muy difícil que los movimientos sociales puedan tener una representación directa de ese partido político. Además, en muchos de los municipios rurales hay unos indicadores altos de abstencionismo. Las personas deben caminar hasta 50 kilómetros para encontrar un puesto de votación”.

Según el experto, los 286 municipios donde tenía presencia la guerrilla son zonas “donde ellos hacían control político de manera armada, pero allí quedó un vacío de poder. En el Chocó o el Urabá la gente tenía una regulación por parte del brazo armado y ahora esos espacios son ocupados por las bandas criminales o por el ELN. Ellos tenían una participación activa, pero tal vez con la presión de otros actores armados no van a obtener una votación significativa”.

Así mismo, Salazar asegura que en este momento la antigua guerrilla es un movimiento político con poca representación real y que una alianza puede desfavorecer a otros sectores: “Por ejemplo, ellos estarían cerca al grupo representado por Gustavo Petro, pero una alianza de ese tipo le quitaría más votos de los que le daría al exalcalde de Bogotá”.

El analista resalta las dificultades de construir un proyecto político como minoría y asegura que el Polo Democrático y la Alianza Verde llevan más de diez años logrando construir unas bases que les permitieron obtener cinco curules en el Congreso pasado.

Vargas recuerda que incluso el Mira se quemó en las anteriores elecciones, pese a tener una base social fuerte conformada por iglesias cristianas: “Es que, para colocarlos como ejemplo, con el trabajo de años que ellos llevaban solo fueron capaces de lograr 324 mil votos”.

Así las cosas, por ahora la representación política de la antigua subversión se limitaría a las curules pactadas en La Habana que, según Salazar, es un incentivo “perverso”.

“¿Qué va a pasar en el 2026, cuando se acabe la JEP y el partido no tenga reconocimiento sin umbral y sea minoría en el Congreso? Esa es la pregunta real. Ellos buscarán un impacto en las elecciones locales y ahí van a ver si cumplieron con su objetivo político en las zonas del país que controlaban”, sostiene el analista.

El viernes, el ministro del Interior, Guillermo Rivera, recordó que “el espíritu del Acuerdo es que quienes integraron esa organización armada puedan hacer política para defender esas ideas que dijeron defender en armas”.

Y agregó que “el Gobierno había sostenido la tesis de que habiendo suspendido las condenas penales se suspendían los efectos de las mismas, entre ellas las inhabilidades disciplinarias”.

En veremos

El problema de la implementación de los acuerdos debería preocupar al partido Farc, pues el Congreso todavía no ha aprobado la reforma política ni la Justicia Especial para la Paz y, de no hacerlo, su participación quedaría sin piso jurídico.

Los analistas coinciden en que hay total incertidumbre con respecto a la aprobación de las leyes en el Congreso antes de que venza la vigencia del ‘fast track’.

Para Esteban Salazar, investigador de Paz y Reconciliación, de no ser aprobada esa participación, quienes resulten titulares de esas curules “deberían pasar por un tránsito donde tengan voz y no voto. Entrarían a participar los que no hayan sido parte directamente de la guerrilla, pero sería un gobierno en cuerpo ajeno, que no refleja el espíritu del Acuerdo de Paz”.

Camilo Mancera, asesor Jurídico de la MOE, sostiene que la no aprobación de las coaliciones en la reforma política sería una razón más para que la izquierda termine atomizada.

Otro problema que emergió el viernes fue que la Registraduría alertó sobre las dificultades que tendrían los jefes de la Farc para inscribirse, pues el 11 de noviembre inicia el periodo de inscripción de candidatos al Congreso y necesitarían el certificado de antecedentes disciplinarios. Sin embargo, los exguerrilleros tienen menciones de carencia de inhabilidades y suspensión de derechos políticos de parte de la Procuraduría.

Al paso salió también el ministro del Interior, Guillermo Rivera, quien aseguró que “el Artículo 20 transitorio del Acto Legislativo 1 de 2017 señala que se suspenden las condenas y las sanciones que emitirá la JEP no podrá afectar derechos políticos”.

De otro lado, también faltan los fallos de la Corte Constitucional sobre los actos legislativos expedidos por el Congreso y no se sabe si las disposiciones radicadas en el Legislativo llegarán a buen puerto antes de que termine el ‘fast track’.

No obstante, en medio de este ambiente, los partidos políticos ya están pensando en derrotar a las Farc en las elecciones, como lo dijo el presidente de la U, Aurelio Iragorri.

El pasado martes, el Consejo Nacional Electoral, CNE, le reconoció la personería jurídica al partido de las Farc y avaló el nombre y el logo que lo identifica.

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