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"Si Uribe se siente aludido es porque quiere": Conferencia Episcopal

El presidente de la Conferencia Episcopal, Rubén Darío Salazar, defendió su posición.

23 de abril de 2011 Por: Antonio José Caballero | Especial para El País

El presidente de la Conferencia Episcopal, Rubén Darío Salazar, defendió su posición.

La frase de la homilía de que nosotros en Colombia perdimos el sentido de justicia social y que hemos aprendido a servirnos de los demás y no a servir a los demás, es una frase muy dura que toca a todo el mundo....Sí yo pienso que ese ha sido el gran problema de Colombia. Nosotros hemos alimentado unas actitudes fundamentalmente egoístas, cada uno piensa solamente en sí mismo y eso en todos los niveles es realmente lamentable; al mirar el panorama del país, nadie piensa en los demás. Por eso la invitación nuestra en esta Semana Santa es que miremos a Cristo. Cristo no buscó su propio bien, sino que se entregó por nosotros. Él entregó su vida por nosotros y de esa manera nos dio no solamente un ejemplo sino también la fuerza para que nosotros hagamos lo mismo. Cuando somos generosos, cuando somos capaces de salir de nuestro egoísmo y servir a los demás, somos felices. Se trata simplemente que seamos capaces de construir un país feliz y no un país lleno de inseguridad, de temores de angustias, de muerte.¿Qué mensaje le envía a nuestros compatriotas que están secuestrados hace tantos años y también a los secuestradores?Realmente yo me estremezco cada vez que pienso en un secuestrado que lleva 14 ó 15 años, eso es algo absolutamente absurdo. Privar a una persona de la libertad de esa manera, torturarlo, porque esa es una verdadera tortura permanente durante tanto tiempo sin ninguna causa, es indudablemente un crimen atroz, de lesa humanidad. Por eso a los secuestrados les diría que verdaderamente yo los admiro profundamente y le pido al Señor todos los días que les dé las fuerzas que necesitan para soportar ese suplicio y al mismo tiempo le pido al Señor que mueva los corazones de los secuestradores, cómo pueden ser personas tan crueles. Que sean capaces de recapacitar, de comprender que el secuestro no tiene ninguna posibilidad de ayudar a nada, que por el contrario es algo que destruye, que aniquila y que hace imposible que nosotros como sociedad podamos salir adelante.Al ex presidente Álvaro Uribe, que le sugiere a usted que se vaya a su terreno eclesiástico, usted le contestó que el Evangelio no se puede callar ante la verdad...Sí esa es la realidad. La Iglesia no es una Iglesia para las sacristías. La Iglesia no es simplemente una Iglesia para las conciencias de los individuos, para el que pueda recibirla. La Iglesia tiene un mensaje social profundo. Cristo dijo en el Evangelio, ustedes, refiriéndose a sus discípulos, ustedes son la luz del mundo y la sal de la Tierra. Y la luz no se enciende para ponerla debajo de un cajón, sino para ponerla donde brille, donde alumbre. Nosotros lo único que queremos es que precisamente la luz de Cristo brille y la luz de Cristo es la luz de la paz, de la justicia, de la verdad, de la fraternidad, del amor. Es la luz que necesita el ser humano para poder vivir feliz y en paz. Esa luz nunca podremos meterla debajo de un cajón. Y por lo tanto, gústele o no le guste al que sea, nosotros tenemos que seguir predicando la verdad.Parece que usted estuviera recordando las épocas de monseñor Builes, esa época de la Iglesia de hacer política en Colombia...No, absolutamente, no tengo nada qué ver con eso porque tal vez eso fue un error grave de la Iglesia cuando se metió a hacer política partidista, cuando se metió a hacer política de apoyar a una candidato o a otro, de señalar a este o a aquel. Esas épocas pasaron definitivamente, pero la intervención de la Iglesia en cuanto a predicadora de la verdad, del Evangelio, de la libertad que nos trae Cristo, eso nunca se podrá callar, nunca, absolutamente nunca. Si nosotros revisamos la historia de la Iglesia, la Iglesia en los dos mil años de existencia siempre ha brillado por su mensaje social, en ese sentido político, no partidista. Sino en ese sentido profundo, constructora de sociedad, de ciudad. En ese sentido, la Iglesia tendrá siempre que seguir iluminando el mundo, de hecho la Iglesia hace unos años publicó lo que llamó el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que el que quiera lo vaya a leer, publicado por la Santa Sede, firmado y autorizado por el Santo Padre Juan Pablo II. Nosotros aquí no estamos haciendo política de hace un siglo, sino que estamos predicando lo que la Iglesia quiere que hoy prediquemos.Y lo que usted le dice a Uribe, que se dedique a lo suyo y que deje trabajar a cada uno en su puesto, en la justicia, en el Ejecutivo...Es que yo no le he dicho nada al señor ex presidente Uribe. Si él se siente aludido es él el que quiso sentirse aludido. Yo a él no le he mencionado una sola vez en mis palabras ni lo mencionaré nunca porque yo nunca estoy mencionando a nadie, ni estoy señalando a nadie. Yo simplemente estoy predicando lo que le conviene al país a la luz del Evangelio.

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