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Diana Carolina Laverde Escobar (derecha), labora en la Javeriana y es madrina de dos ‘pilos’ de la Universidad. En la foto, con Sebastián Calderón Erazo, del programa ingeniería industrial, Luisa Fernanda Ruiz Rivera y Maria José López Bolaños, ambas de diseño de comunicación visual.

EDUCACIÓN

'Ser pilo cuesta', radiografía del programa bandera del Gobierno Nacional

Ante recientes denuncias por las demoras del Estado en el pago de los subsidios, surgen preguntas: ¿El programa funciona?, ¿el subsidio alcanza?, ¿las universidades han acogido bien a los pilos? Análisis.

12 de marzo de 2017 Por: Mario Perlaza y Gabriela Cárdenas / Especial para El País

Harold vive en el barrio Atanasio Girardot, en el oriente de Cali. Todas las mañanas, a las 5:20, sale de su casa y toma la ruta E41 del MÍO para que lo lleve a la Universidad Autónoma de Occidente (UAO). Él es uno de los 687 pilos en Cali que el Gobierno Nacional becó para acceder a una de las mejores universidades del país.

Ser Pilo Paga (SPP), es un proyecto dirigido a los bachilleres con acceso al programa Sisben 1 y 2 y que en su primera promoción obtuvieron un puntaje en las Pruebas Saber 11 (ICFES) mayor o igual a 310. Sin embargo, en la tercera cohorte el puntaje subió a 342. El Icetex afirma que el rango varía según el nivel de las pruebas de Estado.

Los beneficios son el acceso a la educación superior de calidad en el país con un crédito condonable del 100% para toda la carrera y obtener un subsidio de mantenimiento para un semestre. El dinero que se invirtió en la primera entrega de 'pilos' fue de $155.000 millones a nivel nacional.

Ante recientes denuncias por las demoras del Estado en el pago de los subsidios, surgen preguntas: ¿El programa funciona?, ¿el subsidio alcanza?, ¿las universidades han acogido bien a los pilos?, entre otras.

¿Alcanza o no el dinero?

“Al principio del programa nos prometieron $1.610.875, entonces muchos de nosotros nos vinimos a vivir a la ciudad pensando en ese dinero, pero luego nos dijeron que lo iban a bajar. No nos están dando tranquilidad económica, nos están ilusionando y todo empezó con esa primera promesa. Es que ser pilo cuesta”, denuncia Antonio Molina, uno de los 692 beneficiarios del Valle de SPP 1, según el Ministerio de Educación Nacional (MEN).

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El tema del subsidio no es igual que para Nicolás Marín*, estudiante de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Autónoma de Occidente (UAO), quien especifica que “esa plata sí alcanza para las necesidades básicas como arriendo, transporte y comida, para nada más”.

Aunque ambos reciben el mismo monto semestral, para Antonio es más difícil preocuparse solo por estudiar. Los ingresos de sus padres son mínimos y el esfuerzo se incrementa, mientras que los de Nicolás, que viene de Medellín, los superan en algo.


Los subsidios los define el MEN e Icetex hace la distribución y consignación. “Depende de donde reside el núcleo familiar. Si viven en Cali y se van a Bogotá, se les dan cuatro salarios mínimos (SMLV); si se quedan cerca donde reside su familia, reciben uno y medio y si estudian en su ciudad, se les da uno”, dice Vanessa Villota, asesora de SPP en Icetex.

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Sin embargo, para los beneficiarios del programa bandera del Gobierno, hay una queja constante: poca puntualidad en el pago de los subsidios: “Trabajé todas las vacaciones, traté de ahorrar y con eso me mantuve hasta el momento. Lo del arriendo ya lo debo. Ese ahorro lo hice para comprarme un instrumento musical, pero al parecer como que va a tocar posponerlo”, confiesa Manuel, estudiante de Ingenería Mecatrónica de la UAO.

No están solos

A pesar de las dificultades en el aspecto financiero que tiene el programa SPP, los 21.544 estudiantes que eran hasta la segunda cohorte del programa, han sido beneficiados con incentivos de los centros educativos de Cali. Por ejemplo, la Universidad del Valle les asigna un monitor por el resto de la carrera para acompañarlos en todos los aspectos que ellos necesiten.

Durante los primeros semestres es casi obligatorio contar con ellos para ayudarles en el proceso de adaptación. “En la universidad a todos los estudiantes regulares nos dan un bono de $112.000 para elegir entre matrícula o alimentación. Naturalmente los del programa lo negociamos con alimentación y nos queda el almuerzo a $1.600, es decir, $8.000 la semana”, dice Natalia Candado, estudiante de Licenciatura en Lenguaje y Literatura, de la Universidad del Valle.


En la UAO, el Centro para la Excelencia Académica brinda a quien más lo necesite un almuerzo a la semana. En materia de acompañamiento, está el Plan Padrinos, programa de Bienestar Universitario que les permite a los estudiantes conocer la ciudad, sitios de interés y realiza diferentes actividades para su buen desempeño social, académico y emocional.

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En la universidad Icesi, los ‘pilos’ tienen almuerzo gratis de lunes a sábado; los libros que para los demás estudiantes se venden, para ellos se prestan por todo el semestre y al final del mismo se devuelven. Además, van al programa de Bienestar Universitario, Papiros. “Es como una clase, hablamos sobre ahorro, cómo estudiar, tener buena alimentación, manejar las emociones, cosas así”, aclara Stiven Muriel, estudiante de Ingeniería en Sistemas.

Además, tienen la posibilidad de vivir una experiencia internacional desde quinto semestre, como todos. Sin embargo, los SPP reciben cinco salarios mínimos para el intercambio, según la universidad a la que vayan.

Bryan*, uno de los 723 estudiantes pilo de la Universidad Javeriana Cali hasta su segunda promoción, dice que “los beneficios a los que accedemos son los almuerzos de lunes a viernes, y el subsidio de transporte de $304.000, que otorga la U por semestre”. Además, para los que provengan de otra ciudad, tienen el Plan Parceros, un grupo estudiantil de acompañamiento.

En su mayoría, todos se sienten felices con el programa, por tener la oportunidad de acceder a algunas de las mejores universidades del país y trabajan día a día para agradecer, mediante sus notas, el apoyo que se les brinda. “Solo recomiendo que nos paguen cumplido porque muchas veces nuestras familias no tienen cómo ayudarnos”, culmina Mateo*.

*Las fuentes no accedieron a revelar sus nombres.

Sabotaje a 'pilos'

Hace unos meses, se habló en los medios de una presunta discriminación o rechazo a los estudiantes en universidades de Los Andes y La Sabana en Bogotá a través de los llamados Confesionarios, pero esto no trascendió y las universidades se pronunciaron al respecto diciendo que estaban incluyendo de la mejor manera a sus becados y que dicha actitud era de algunos pocos.

Este programa fue lanzado en 2014 por el presidente Juan Manuel Santos y la ex ministra Gina Parody, quien denunció un sabotaje en el año 2015, afirmando que “nunca hubo (matoneo). Eso lo pueden comprobar con los estudiantes de cualquiera de las universidades y les preguntan si eso pasó, al contrario, todos los jóvenes nos han dicho que les han dado una bienvenida calurosa”, dijo a Radio Nacional en su momento.

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