El pais
SUSCRÍBETE

“Nuestro sistema de salud es de los mejores del mundo”

Esther Ventura y Juan María Rendón, cabezas del grupo Lafrancol, que cumple 100 años, opinan que el gobierno no puede dejar acabar un sistema “tan bien concebido”

12 de junio de 2011 Por: Margarita Vidal

Esther Ventura y Juan María Rendón, cabezas del grupo Lafrancol, que cumple 100 años, opinan que el gobierno no puede dejar acabar un sistema “tan bien concebido”

Un mediodía rabiosamente cálido de 1911, un joven que había sido Consejero de Comercio del gobierno francés, llamado Bernard Pauly, desembarcó, deslumbrado por la canícula, en medio de la zarabanda del muelle de Puerto Colombia, muy cerca de Barranquilla. Cansado por el largo viaje marino, que le había permitido ordenar sus pensamientos y reunir el coraje necesario para la aventura que emprendería en esas tierras de los Caribe, venía de hacer negocios en los confines de África y de navegar hasta toparse con la isla de Cuba, en la baraúnda de zancudos de la húmeda franja del Ecuador. Frente a Venezuela, había visitado Margarita, la Isla de las perlas que enardeció la codicia de los conquistadores y se había aventurado por las calles caraqueñas, en ese entonces, peligrosas y mal trazadas. En la capital del Atlántico se sintió tan a gusto, que fundó una empresa farmacéutica para representar laboratorios de Francia, país que se llevaba las palmas en materia de investigación y descubrimientos científicos en esa época. Como no tuvo hijos, trajo a sus tres sobrinos, Mauricio, Miguel y Roberto Ventura Pauly a trabajar en su empresa. Los muchachos crecieron, estudiaron, se casaron y se multiplicaron en familias espléndidas, y trabajaron con entusiasmo en el laboratorio.Roberto Ventura Pauly, el menor, que había estudiado química farmacéutica en la Universidad Nacional de Bogotá, fue el relevo del tío Bernard, y en 1948 decidió sentar sus reales -y los de la fábrica- en Cali, cautivado por el ambiente y por las facilidades que le brindaban el Puerto de Buenaventura, la energía de Anchicayá y las dulces mieles de los ingenios azucareros, que estaban que ‘ni pintados’ para la elaboración de jarabes y mezclas.Roberto se había casado con Isabel Crispino, una condiscípula de ascendencia italiana, bella, espigada y elegante, que le dio seis hijos: David, Esther, Rosita, Miriam, Roberto y Carmela, y aportó un jarabe de su invención, al portafolio de Lafrancol. El tercer relevo -cuando ya la fábrica completaba 65 años de historia y había producido centenares de medicamentos y éxitos-, lo tomó Esther, graduada con honores como ingeniera química en la Universidad del Valle y dueña de un máster en la Universidad de Michigan.Se había casado con el pereirano Juan María Rendón, quien poseía grado en ingeniería industrial en la misma Universidad, donde también había hecho un máster. Ventura había sido en el Liceo Benalcázar y en Univalle, “una porra” para las matemáticas y era famosa por la energía y la capacidad de trabajo que desplegaba. A partir de allí, Lafrancol inició un ascenso ininterrumpido de éxitos, hasta convertirse en el más importante de los laboratorios farmacéuticos del país, incluido por la revista Semana en la casilla 264 de las 1000 empresas más importantes de Colombia. Después de cuatro años en la Presidencia de Ecopetrol, durante el gobierno de César Gaviria, Juan María Rendón entró a la empresa como vicepresidente de la Junta Directiva y, con visión estratégica, ha sido el diseñador de su exitosa presencia en Centro y Sur América. Una empresa que aporta a la economía del país 2.000 empleos directos y 8.000 indirectos y que proyecta seguir bateando de jonrón, como le gustaba a Roberto Ventura, por lo menos cien años más. Esther y Juan María Rendón, nos concedieron esta entrevista.¿Por qué surgieron las patentes de protección intelectual?JMR- Para defender la inversión en investigación, los países industrializados empezaron a dar protección a quienes hacían inventos e innovaciones, con exclusividad de producción, por 10 años inicialmente, y luego por 20. Pero en muchos países en vía de desarrollo, como el nuestro, el que brinda la salud es el gobierno y aquí, por ley de la República, no se podía dar exclusividad en un sector tan sensible como el de la salud. Cuando se creó la Organización Mundial del Comercio –OMC-, exigió, a todo el que quisiera ser parte de ella, respeto a la propiedad intelectual y a las patentes. Colombia entró en el año 94, por gestiones del Presidente Santos cuando era Ministro de Comercio Exterior.¿Cómo se obtienen?EV- Cuando una empresa hace un descubrimiento o una innovación, debe solicitar su protección en algún país, y tiene un año de gracia para registrarlo en los demás países del mundo. Muchas compañías deciden no registrarlo en todos porque el costo es muy alto, pero algunas sí se aseguran de hacerlo en todas partes. Pasado el año, esa información es pública para que, en función de ella, se puedan hacer nuevas investigaciones y nuevos desarrollos, pero la fórmula queda protegida por 20 años. Otros laboratorios sólo podrán sacar ese producto cuando la patente expire.¿Cómo afecta eso un sistema de salud como el colombiano?JMR- Retrasa muchísimo la entrada al país de productos que puedan competir y eso hace que los sistemas de salud tengan que pagar precios altos en los medicamentos de los monopolios. ¿Cómo logró Sudáfrica negociar ese tema tan delicado de patentes?JMR- Las multinacionales prefirieron llegar a una negociación con Nelson Mandela. Bajaron los precios, antes de que se sentara un precedente de violación de patente. Brasil dijo perentoriamente que su sistema no aguantaba esos precios y aplicó una norma -que existe en el comercio internacional- llamada ‘Licencia Obligatoria’, que le exige al dueño de la patente hacer una cesión, una regalía, a un competidor local.Muy pocos países lo hacen porque es tal la presión de las multinacionales, que no se atreven a abrir competencia, pero Brasil lo logró.EV- No sólo eso, sino que no les abren el comercio en otros países. Hay represalias porque la condición - sine qua non - para estar en el mercado ampliado, con libre flujo de productos, es que se respeten todas las reglas.JMR- Es bueno respetar la propiedad intelectual hasta el punto que lo merece. A quienes hacen una inversión considerable para desarrollar una molécula, está bien que les den protección por 20 años, pero no más pues se necesita que estos productos estén a disposición de los pacientes a precios accesibles. No obstante siempre existe la presión para que se prolongue dicha protección.¿Y no hay manera de librarse del cepo?JMR- Sólo cuando se aplica la figura de Licencias Obligatorias por situaciones de emergencia.EV- Como parte de las negociaciones con Estados Unidos ahora existe una protección adicional llamada ‘Protección de los datos’ que consiste en otorgar una exclusividad por cinco años a quien primero presente la documentación para obtener el primer registro sanitario en el país. ¿Cómo es el desarrollo de Lafrancol?EV- Al momento de su fundación, en 1911, tenía representaciones de los más importantes laboratorios franceses, pero años después emprendió la fabricación de sus propios productos, con su marca, usando materias primas que estaban fuera del mercado de patentes. ¿Qué ofrecen en el campo de la innovación?EV- Hacemos combinaciones para mejorar las terapias. Por ejemplo, combinamos antihipertensivos para una mejor cobertura y efectividad farmacéuticas de efecto más rápido, como las masticables. Somos muy buenos para hacer nuevas fórmulas con principios activos conocidos, por fuera del mercado de patentes. ¿Cómo están en productos biotecnológicos, la nueva era de la medicina?JMR- Tenemos el único bio-similar de segunda generación que se ha logrado sacar al mercado, porque el Ministerio de Salud está aplicando una reglamentación exagerada. ¿Y para qué sirve su producto biotecnológico?JMR-Para el tratamiento de la artritis reumatoidea y psoriasis.¿Si el producto de la multinacional vale el doble, puede asegurar que el de ustedes es realmente efectivo?EV- Claro que sí. Un grupo de médicos líderes en este campo hizo para nosotros un estudio con excelentes resultados, que fue publicado en una revista científica y presentado en Congresos de la Sociedad de Reumatología en Atlanta y Londres. Atlanta lo catalogó como uno de los mejores “papers” presentados en su congreso anual. A nosotros no nos tiembla la mano para invertir en investigación. Antes de sacar Eroxim, por ejemplo, contratamos estudios exhaustivos en Inglaterra, con el resultado de que hoy triplicamos a Viagra. ¿Cuál es la fuerza que ha impulsado a Lafrancol al puesto que hoy ocupa?JMR- Tener un grupo fuerte en desarrollo de productos. En Colombia, como en todos los países, hay estadísticas muy exactas sobre las ventas de medicamentos, IMS. Aquí se sabe qué y cuánto vende cada cual. Nosotros estamos en el primer puesto como el laboratorio que vende más. Es también el laboratorio que más prescriben los médicos y es el laboratorio que durante los últimos diez años presenta el mayor volumen de productos nuevos cada año.Media Colombia implora el TLC con Estados Unidos, y otra media juzga que es inconveniente. ¿Cómo vamos allí en materia de medicamentos?EV- El TLC reafirma la nueva protección adicional de cinco años que explicamos anteriormente y concede prórrogas en la exclusividad dada por una patente cuando hay demoras en la aprobación de la patente o en el Registro Sanitario. Se abren oportunidades para exportar a EE.UU. pero en la realidad es difícil beneficiarse de ellas por las barreras que se aplican para aprobar los Registros Sanitarios en ese país.Usted estuvo muy activa en las rondas de negociación en Washington...EV- Sí, estuve en once de las trece rondas y tratamos de advertirles a los negociadores colombianos que si se aprobaban las mayores exigencias de propiedad intelectual que exigía la contraparte, los costos de los medicamentos iban a ser muchísimo más altos y el Sistema Nacional de Salud iba a salir seriamente perjudicado. Hicimos lobby con los demócratas americanos y para sorpresa de todos, fueron ellos con el aporte de Edward Kennedy quienes reversaron algunas de las concesiones ya aceptadas, pues las consideraron exageradas y nocivas para los pueblos en vías de desarrollo. ¿En materia de comercio exterior y exportaciones, quieren volverse una multinacional?JMR- Una multinacional latinoamericana, porque por ahora Europa o ese tipo de mercados resultaría muy ambicioso; pero Colombia tiene una posición muy estratégica y ha logrado incursionar en casi todos los países de Centro América y algunos de Suramérica, con muy buen resultado. Hay países centroamericanos políticamente inestables, pero estables económicamente. Sin embargo, ofrecen una gran ventaja: con bodegas centrales en cualquiera de ellos, se puede abastecer a todos los demás, de manera que estamos tratando de alcanzar ese potencial.Mucha gente le echa la culpa del encarecimiento de los productos a la liberación de precios.EV- En una industria tan competida como la farmacéutica, el control de precios no es necesario. Lo que se debe evitar son los monopolios, porque se sabe que la competencia se encarga de mantener los precios bajos. JMR- Algunas personas consideran en forma equivocada que la solución para la crisis actual del Sistema de Salud es el reestablecimiento del control de precios. La situación de recobros altos se ha resuelto con el Decreto recientemente expedido por el gobierno, en el que se fijan precios máximos para el recobro en el Fosyga para aquellos medicamentos que, por una u otra razón, tienen exclusividad de mercado.¿Cómo ven la actuación del gobierno frente a la corrupción en el Sistema de Salud?JMR- El gobierno no puede dejar acabar un sistema de salud tan bien concebido y tan universal. Debe ponerle parámetros y concentrar el número de compañías prestadoras de servicio, porque con tantas, controlarlas es muy difícil. La razón de la crisis de la salud hoy, es muy parecida a la que desató la crisis financiera hace unos años: falta total de regulación. En ese tiempo se establecieron reglas fuertes, la mayoría de bancos chiquitos fueron absorbidos y se hizo una reglamentación estricta que ha defendido al sistema financiero en crisis recientes. ¿Entonces considera que la ley 100 no es una mala ley?JMR- No lo es. Genera un cubrimiento en salud como no existe casi en ninguna parte del mundo y está muy bien establecido a través de una cercanía –digámoslo así- entre el Estado y la Empresa Privada. El primero establece los impuestos, los empresarios contribuyen, a las EPS se les fija un valor por atender cada paciente. Eso está bien calculado. La corrupción se presentó por falta de regulación y porque unas cifras tan astronómicas, eran manejadas, en parte, sin verdaderas auditorías y controles. Al Ministerio de Salud lo cogió por sorpresa todo este manejo financiero y no creó a tiempo la estructura profesional que se requería para la magnitud de las cifras recobradas. EV- No fue nunca función del ministerio manejar finanzas. Cuando vino la reforma, no se reestructuró y les quedó grande. Ojalá eso hubiera estado en el Ministerio de Hacienda, porque ahí todos tienen una concepción de las finanzas. El sistema es muy bueno, pero el roto es muy grande y al gobierno le va a tocar meterle una enorme cantidad de dinero. Aparte de eso, a partir de la Ley 100 los médicos están obligados a trabajar con las EPS, y se ven forzados a trabajar en tres o cuatro entidades diferentes, para juntar un sueldo medio decente. JMR- Para obtener un cubrimiento del 90% de la población había que meter al médico en el sistema y éste quedó de empleado. El gobierno le dice a la entidad: yo le pago $500.000 por cada paciente y usted verá cómo los atiende. Las EPS tienen que volverse muy eficientes para dar un buen servicio y ser sostenibles económicamente. ¿De qué sirve tanta cobertura, en detrimento de la calidad del servicio?JMR- Si no es así, no hay manera de financiarlo. Los grandes sistemas de Salud quebraron en casi todos los países, o tuvieron que ser abortados. El sistema de salud colombiano es de los más completos del mundo porque incluye además el medicamento.¿Pero cuál es el punto de quiebre del sistema?JMR- La intervención jurídica en el modelo que se concibió para cubrir determinados medicamentos y enfermedades en el llamado POS. Empezaron a llegar pacientes con enfermedades catastróficas que no estaban incluídas y que al ser rechazados echaron mano de la tutela y casi siempre la ganaron. Aparte de eso, un fallo de la Corte Constitucional dijo que tanto el régimen contributivo –que era más completo- como el subsidiado, debían equipararse. También hay obligación de cubrir a todos los niños. Al sistema lo descompensó la tutela, pero nadie se percató del hueco que esto iba creando y, mucho menos, por establecer límites. Esto además alimentó la corrupción en algunas personas, tal como lo están mostrando las denuncias del gobierno.

AHORA EN Colombia