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"No estoy trayendo micos, los recibimos de los indígenas": Patarroyo

Debido al fallo emitido por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, las investigaciones se paralizan y el instituto se cierra desde el próximo viernes.

11 de julio de 2012 Por: Elpaís.com.co | Colprensa

Debido al fallo emitido por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, las investigaciones se paralizan y el instituto se cierra desde el próximo viernes.

El científico colombiano e investigador de la vacuna contra la malaria: Manuel Elkín Patarroyo, afirmó que los argumentos presentados en la demanda en su contra no son verídicos y consistentes y por esta razón apelará el fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.El fallo judicial emitido el pasado miércoles 4 de julio de 2012 revocó la licencia que le permitía usar micos de la especie ‘Aoutus Nancymaae’ o micos nocturnos en su investigación de la vacuna contra la malaria.Además de ello, se analizaron las presuntas violaciones existentes a los tratados y convenios internacionales, en los que se establece que no se pueden usar más de 800 micos al año.“Teníamos permiso para investigar en cinco años a cuatro mil micos, y no como han afirmado que hemos sobrepasado los 800”, afirmó Patarroyo.Los argumentos presentados en torno al tráfico de la fauna silvestre por los demandantes, expusieron que la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), había incurrido en ello de manera reiterada.Al respecto, el científico colombiano señaló que todo ello carece de evidencia científica y concluyente, en la que se pudiera constatar que los micos usados para la investigación provenían de Perú y Brasil.“No estoy trayendo micos. Los recibimos de los mismos indígenas”, afirmó Patarroyo al expresar que el instituto solicitó los especimenes que fueron capturados y no cazados como fue expuesto inicialmente y añadió que “todos los micos viven y fueron capturados en el país”.Patarroyo, citando a Thomas Defler y Sarah Bennet, los principales primatólogos del país, expresó que es difícil lograr distinguir a esta especie en particular. “De hecho, es complicado diferenciarlos a través de técnicas avanzadas de análisis de biología molecular”, afirmó el doctor.Una acción popular fue la que originó el fallo emitido y en ella se presentaron entrevistas realizadas a indígenas de la zona. Al respecto, Patarroyo indicó que “las entrevistas que fueron presentadas al tribunal carecen de argumento y veracidad” , y añadió que fueron efectuadas en zonas donde el instituto no desarrolla investigación alguna.Basando su posición en dos resoluciones presentadas por las autoridades indígenas, el científico reveló que las palabras de los indígenas entrevistados “han sido tergiversadas porque ellos no hablan español y ha sido la parte demandante la que ha traducido el mensaje” , indicó.El Instituto se cierraManuel Elkín Patarroyo se mostró preocupado por los alcances y las repercusiones que este fallo las cuales ha generado afectaciones, no sólo a la comunidad científica sino a la salud mundial, pues considera que las investigaciones de la malaria se frenaron totalmente, por lo que el instituto deberá cerrarse desde este próximo viernes.Según el doctor las repercusiones son nefastas, porque si bien es cierto que en el mundo, tres mil millones de personas viven en el área de influencia de la malaria, de esa cifra 200 millones desarrollan la enfermedad y de ellos, cada año mueren dos millones, de los cuales millón y medio son niños.Patarroyo señaló que la investigación en micos de la especie ‘Aoutus Nancymaae’, era vital para el desarrollo de la vacuna, porque el sistema inmune del mico es igual que el de los humanos.Así se usan los micos para la vacunaEl doctor Patarroyo explicó el proceso que se daba cuando los ‘Aoutus Nancymaae’ eran capturados por los indígenas y llevados al instituto.“Primero se desparasitan. Posteriormente se vacunan en el tórax contra la malaria; se esperaba un mes y después se volvían a inocular pero con el parásito; esto para ver si la molécula era efectiva y podía formar parte del grupo que compone la vacuna de la malaria” afirmó el doctor.Dado que el estudio duraba tres meses al finalizar “los animalitos eran tratados en su totalidad con antimaláricos. Luego permanecían en cautiverio por otro mes para darles vitaminas y dejarlos en óptimas condiciones para su reinserción a la vida silvestre”, expresó el científico.Una vez finalizado el proceso de investigación, el comité ético conformado por el director del ICA regional Amazonas, el representante de Corpoamazonía y un representante de la sociedad protectora de los animales de la amazonía constataban las óptimas condiciones de cada animal.

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