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Murillo, un coronel de fortaleza

Sus hijos Leonardo y Sebastián por fin podrán conocerlo en persona.

13 de junio de 2010 Por:

Sus hijos Leonardo y Sebastián por fin podrán conocerlo en persona.

La familia Murillo perdió la cuenta de cuántas veces esperó la noticia. Desde el fin de la zona de distensión, poco se sabía de su estado de salud hasta que Consuelo González de Perdomo los visitó, recién liberada en enero de 2008, y el oficial enviara su más reciente prueba de supervivencia el pasado 31 de agosto.El infierno del secuestro lo vivió en carne y hueso junto con el general Luis Mendieta y el mayor Julián Guevara, primero y segundo al mando en la Estación de Policía de Mitú, tomada por las Farc el 1 de noviembre de 1998.Vivió la muerte en cautiverio del mayor Guevara y padeció las enfermedades que arrastraron a Mendieta por toda la selva. Ambos soportaron el flagelo del secuestro durante 11 años, siete meses y 14 días. Y sólo hasta que la senadora Piedad Córdoba entregó las pruebas de nueve uniformados el año pasado, su voz se volvió a escuchar en casa.Y a pesar de que Murillo es fiel testigo y víctima de una de las tomas más sangrientas, cometida por unos 1.200 hombres de las Farc, se ha caracterizado por escribir en sus cartas el interés de continuar en la Policía Nacional.Su padre, Luis Enrique Murillo, un jubilado del Seguro Social, y su madre, Robertina Sánchez, ama de casa, siempre lo apoyaron en la carrera policial. Pero cambiaron de parecer luego de sufrir por el cruel ataque que le robó 11 años y siete meses de la vida a su hijo.A los 29 años de edad y con el grado de capitán, Murillo fue internado en la selva. Del mayor de cuatro hermanos, nacido y educado en el colegio Militar Caldas de Bogotá y padre de dos hijos, sólo se tuvieron las primeras noticias el 2 de noviembre de 1998, cuando sus padres se enteraron por la radio de que la capital del Vaupés estaba en control de la guerrilla.Después fueron entregadas algunas cartas que escribió a los suyos cuando permaneció secuestrado en la llamada Zona de distensión en San Vicente del Caguán (Caquetá) . Luego, Consuelo González les dijo que Murillo era uno de los que más llenaba de fortaleza al grupo, de hecho era considerado como el hombre firme del campamento."Les decía que no pensaran en que estaban secuestrados. Que se imaginaran que eso era un viaje del que tenían que regresar", contó doña Robertina Sánchez, su madre, sobre lo revelado por González, quien dijo que sufría de varias enfermedades.En su ausencia han ocurrido cambios en la familia. Se graduó su hermano Emiliano, de ingeniería satelital, y su hermana Sandra Milena está a punto de acabar Derecho. Fallecieron dos de sus tías paternas.Este domingo, sus hijos Leonardo y Sebastián, de 11 y 13 años, por fin podrán conocerlo en persona y dejar sus fotografías como el amargo recuerdo de un padre que siempre los extrañó desde el cautiverio.

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