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La paz, la apremiante apuesta de Santos en su segundo mandato

Sectores dicen que el Presidente tiene todo su capital político apostado en el proceso de paz, pero alertan sobre las dificultades que existen, sobre todo por las acciones violentas y la dilación de los acuerdos.

3 de agosto de 2014 Por: Fenner Ortiz | Reportero de El País Bogotá

Sectores dicen que el Presidente tiene todo su capital político apostado en el proceso de paz, pero alertan sobre las dificultades que existen, sobre todo por las acciones violentas y la dilación de los acuerdos.

El propósito de lograr la paz con las Farc y eventualmente con el ELN se le puede convertir al presidente Juan Manuel Santos en su espada de Damocles para el cuatrienio que comenzará el próximo jueves.Los hechos violentos de la última semana parecieron colmarle la paciencia al Jefe de Estado, quien lanzó un ultimátum a las Farc para que cesen sus actos terroristas contra la población civil o de lo contrario se podría acabar con el proceso. Advertencia que fue respondida en el mismo tono por la guerrilla, lo que ha derivado en que hoy los diálogos se encuentren en un campo minado.Este propósito de paz, que fue la bandera política de su reelección, le ha planteado al Primer Mandatario una serie de retos que deberá sortear en el nuevo cuatrienio, porque a temas como la legislación transitoria bajo el manto del Marco Legal para la paz que involucra justicia, participación política, verdad y reparación de víctimas, entre otros, se sumarán todas las reformas que preparen al país para el posconflicto. (Ver nota anexa)De hecho, los analistas coinciden en que Santos tiene todo su capital político en la paz y esta apuesta, de no tener buen puerto, afectaría sensiblemente el legado que pretende dejar al final de su período, en el 2018.Es por esto que algunos analistas consideran que Santos no puede ceder en este propósito en el nuevo gobierno, a pesar de que no tiene los afanes de la reelección.En tanto, hay quienes opinan que la tarea no es nada fácil para los próximos cuatro años, como lo advierte el exministro de Gobierno Armando Estrada, quien cree que las amenazas del Presidente “no atemorizan a las Farc”.Recuerda que Santos se hizo reelegir con el discurso de la paz y tiene la necesidad de más tiempo para terminar la tarea y no cree que sin los afanes reeleccionistas “vaya a abandonar este propósito”, pero no descarta que haya un cambio y recuerda que cuando fue elegido en su primer mandato “la consigna era derrotar a las Farc por la vía militar, pero luego se sentó a la mesa”.Otro que piensa que el Presidente no se va a relajar es el analista John Mario González, quien observa que hoy Santos “tiene que imponer una mayor dinámica al proceso porque si fracasa se cae su legado y le abre las puertas a otras fuerzas políticas”.Para evitar esto, dice González, el mayor reto del Presidente en su nuevo mandato es “construir y mantener la delgada línea de la confianza, no solo con las Farc sino con la clase política y la opinión pública, porque, de no ser así, el riesgo de una ruptura o fractura de los diálogos a futuro es más alto”.Coincide con esta posición el exministro Rafael Nieto, quien advierte que “Santos construyó toda su agenda política en el proceso de paz y el costo de levantarse de la mesa, en cualquier momento, sería muy alto”.Pero encuentra una debilidad en el manejo del proceso y es la “falta de credibilidad de Santos, porque él se muestra firme en su decisión de suspender, pero se echa para atrás como lo hizo con las reformas a la justicia y la de pensiones. Hay múltiples ejemplos que hacen que las amenazas presidenciales no sean creíbles”.Pero la amenaza al problema del proceso de paz no se limita a la arremetida terrorista Otra dificultad que identifican los expertos es la dilación que se está viendo. Si bien la mayoría de ellos coincide en que a unos diálogos de paz no se les pueden fijar ‘plazos fatales’ hay quienes piensan que es hora de acelerarlos.Uno de los que no cree que hay que hacer procesos ‘exprés’ es el exministro Estrada Villa, quien dice que “hay que tener paciencia porque es un tema delicado que no se puede afectar con términos de tiempo”.En tono coloquial, el senador Liberal, Horacio Serpa, lanzó una de sus máximas: “Nunca pongan fechas, porque el 99 % de las posibilidades es que las incumplan”.El senador de la U, Roy Barreras, es más optimista y cree que la firma de la paz está cerca. “Yo sí que quiero que la paz sea pronto, porque decidí no dejarme crecer el cabello hasta que se firme el fin del conflicto y como en Bogotá hace tanto frío espero que se firme este semestre”.Pero no todos hacen gala de ese optimismo. Uno de ellos es el analista Mario González, quien dice que las Farc están dilatando el proceso para “tratar de mostrar que tienen la capacidad de causar caos en el país, pero es una decisión equivocada porque esta es la última ocasión que tienen para lograr una salida negociada”.Percepción similar tiene el senador Carlos Fernando Motoa, quien advierte que si no la paz no se firma este semestre “es muy difícil que ese proyecto se pueda prolongar en el tiempo indefinidamente”.Rafael Nieto, a su turno, anota que las Farc “están envalentonadas y actúan en contra de la población. Quieren prolongar esto a su antojo” y remata: “Ya es hora que el Gobierno se la juegue con el cese al fuego bilateral como una muestra definitiva de voluntad de paz”.Otros retosDos frentes deberá impulsar el Presidente en materia de paz. El senador, Roy Barreras dice que “hay que sacar adelante el paquete de reformas sociales que implicarán cambios en la educación, en el agro, la minería; la reforma ambiental, a la justicia, incluso la política y el estatuto de oposición”.Otro frente son las víctimas, como lo dice Armando Estrada, quien anota: “Reparación y reinserción son clave” para garantizar que el posconflicto pueda tener una mejor dinámica y haya una paz estable.El 'fantasma' de la seguridad ciudadanaUn enemigo silencioso que le hizo mucho ruido al presidente Juan Manuel Santos en su primer mandato fue la seguridad ciudadana, que a pesar de haber mejorado estadísticamente, mantiene altos niveles de desconfianza en los colombianos.Este inconformismo fue abordado por el Jefe de Estado en la anterior campaña, en la que prometió la creación del Ministerio de Seguridad Urbana para atacar el problema y habló del aumento de pie de fuerza, más cámaras de seguridad y castigos efectivos para los delitos comunes.En este aspecto, los analistas dicen que este es un frente de gran importancia, porque ha sido un problema que se ha dejado de lado por la atención al conflicto armado interno.El reto, según el exministro Armando Estrada, radica en recobrar la “confianza ciudadana, que se sienta tranquila y no tenga miedo” y para ello requiere “además de inteligencia y más fuerza pública, de programas sociales que brinden oportunidades a la población más vulnerable”.El exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla dice que la zozobra es una constante y genera incredulidad ciudadana. Agrega que “se acabaron los paras y nacieron las bacrim y en el campo quedarán réditos de la guerrilla”.El analista, John Mario González cuenta que en países donde hubo procesos de paz, la seguridad ciudadana se deterioró, pero cree que las cifras “son un buen mensaje que el tema se podrá manejar”.

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