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Gobierno con menos muertes

En la administración de Uribe hubo menos actos de guerra y muertes que en las anteriores.

7 de agosto de 2010 Por: Camilo González / Seguridad y D.H.

En la administración de Uribe hubo menos actos de guerra y muertes que en las anteriores.

Colombia es hoy un país con menos violencia que hace doce años, pero todavía no hemos superado ese síndrome de conflictos y muertes de la lucha por el poder y la riqueza que nos ha acompañado en las cinco últimas décadas. La tasa de homicidios que llegó al récord mundial de 80 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 1991, en la siguiente década descendió rápidamente en el promedio nacional y llegó a 28, que es baja, pero sigue siendo una de las más altas del mundo. Las cifras urbanas y no la guerra en el campo ha sido la clave de ese descenso, pero también se ha registrado una menor mortalidad violenta por causas políticas o del conflicto. Según datos del Cinep, la más grave situación de violaciones a los derechos humanos de los últimos 20 años se registró en Colombia entre 1994 y el 2002. El ELN pasó de 200 infracciones antihumanitarias como promedio anual entre 1994 y el 2002, a quince desde el 2003 en adelante. Las Farc, que tenían el récord de más de 600 en los ocho años anteriores, pasaron a menos de 200 promedio anual desde el 2003. Los paramilitares, que cometían un promedio de 800 violaciones al año antes del 2002, pasaron a un promedio anual de 450 infracciones. En la antesala de la era de Uribe se combinó la guerra de los carteles con la ola de bombas y asesinatos en Medellín, Cali, Bogotá y otros centros urbanos, con el ascenso de la guerrilla y el crecimiento de ejércitos paramilitares. Cuando se inicia la administración Uribe en el 2002, las Farc y el ELN habían sido colocadas a la defensiva y la zona de negociaciones en el Caguán se había convertido no sólo en centro de operaciones, finanzas o cárcel de secuestrados, sino en el símbolo de los retrocesos políticos y militares de esa guerrilla, que en los años anteriores se creía al borde del poder. Esa circunstancia de derrotas a los grandes carteles y de retroceso de la guerrilla explica la aparente paradoja de disminución de confrontaciones militares y de muertes en combate desde el 2002 en adelante, en plena ofensiva de la seguridad y del Plan Colombia en contra de las guerrillas.El número de acciones bélicas al año había sido en promedio 1.500 en el periodo 1998-2002 y pasaron a ser 350 entre 2002-2010, con los registros más bajos en el 2009, cuando son menos de 300. Esto quiere decir que durante la administración Uribe hubo menos actos de guerra y muertes en combate que en las anteriores. En estos ocho años la disminución de la intensidad de los conflictos armados, además de ser el resultado del desenlace de las guerras de final de siglo, es resultado de la estrategia de seguridad militar que incluye la focalización de la guerra y la presión a las Farc para replegarse a zonas de frontera o de retaguardia histórica. Pero la disminución y mutaciones de la violencia urbana tiene otras explicaciones: la aplicación de políticas de seguridad ciudadana en las grandes urbes. Los saldos negativos en derechos humanos indican que, no obstante, la situación sigue siendo grave y debe ser motivo de especial atención por parte del nuevo gobierno.

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