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Experto brasileño lanza S.O.S. por la Amazonía

Antonio Donato Nobre determinó tras una investigación que se han destruido 763.000 km2 de selva (dos veces la superficie de Alemania); son 2.000 árboles por minuto.

4 de noviembre de 2014 Por: Elpais.com.co | AFP

Antonio Donato Nobre determinó tras una investigación que se han destruido 763.000 km2 de selva (dos veces la superficie de Alemania); son 2.000 árboles por minuto.

Reducir a cero la deforestación ya no basta para salvar la Amazonía: es necesario un 'esfuerzo de guerra' que implique el fin de la tala de árboles y también replantar selva para recuperar grandes áreas devastadas. El reconocido investigador brasileño Antonio Donato Nobre, del instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), ha lanzado esta alerta en el informe 'El futuro climático de la Amazonía', basado en 200 estudios y artículos científicos sobre el tema. ¿Cuál es el objetivo de este informe? El mensaje más importante es que valoremos la selva. El clima se resiente a cada árbol que sacamos de la Amazonía. El cambio climático ya no es una predicción científica, sino una realidad. No tenemos más tiempo, el desastre está en curso. No sé a qué punto sin retorno hemos llegado. En los últimos 40 años, destruimos 763.000 km2 de selva (dos veces la superficie de Alemania); son 2.000 árboles por minuto. Eso corresponde a una carretera de dos km de ancho de la Tierra a la Luna. Tenemos que unirnos en un 'esfuerzo de guerra', como hicieron los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. La deforestación cero ya no es suficiente, es necesario replantar selva, reconstruir ecosistemas en zonas degradadas. No sólo la Amazonía está en juego, estamos hablando de las selvas del Congo, de Siberia... Es necesario que los gobiernos del mundo, los empresarios y las élites se junten como lo hicieron en la crisis de 2008: en 15 días encontraron miles de millones de dólares para salvar el sistema bancario. Hay que hacer lo mismo para evitar el abismo climático y salvar a la humanidad, y eso no sería tan caro.¿Qué es lo que este estudio aporta de nuevo? Es un trabajo innovador porque revela los secretos que hacen de la Amazonía un sistema único en el planeta: exporta humedad, a través de 'ríos voladores de vapor' de agua, que son corrientes de humedad que esa masa de árboles coloca en la atmósfera, llevando lluvias al sureste, el centro-oeste y el sur de Brasil, y también a otras regiones de Bolivia, Paraguay, Argentina, a miles de kilómetros. El problema es que estamos destruyendo la fuente de esos 'ríos voladores'. Sin el servicio de la selva, esas regiones productivas podrían tener un clima casi desértico. Los árboles amazónicos llegan a colocar en la atmósfera el equivalente de 20.000 millones de toneladas de agua al día, más de lo que el río Amazonas vierte al Océano Atlántico cada día (17.000 millones de toneladas). Es como una bomba que envía el agua a otras regiones. Es por eso que no hay desierto ni huracanes al este de los Andes. Hay grandes pruebas de que la crisis climática está vinculada a la deforestación de la Amazonía. La sequía excepcional que vive la región sureste de Brasil, especialmente Sao Paulo, puede ya ser el resultado de la destrucción de la Amazonía. ¿Ese gran esfuerzo podría aportar los resultados esperados? La deforestación cero debería haber comenzado ayer. El gobierno brasileño hizo un trabajo magnífico entre 2004 y 2012, cuando consiguió reducir la deforestación de 27.000 km2 por año a 4.000 km2. Pero el nuevo Código Forestal que dio amnistia a quienes talaban envió una señal de impunidad y todo ha recomenzado. Si reaccionamos, tenemos la capacidad de recuperarnos, aunque el resultado no está garantizado porque existen cambios climáticos mundiales. De todas maneras, reconstruir los ecosistemas es la mejor solución. La Amazonía se extiende por 6,9 millones de kilómetros cuadrados entre Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam, Venezuela, Guyana y la Guyana Francesa. El 60% se encuentra en territorio brasileño.

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