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Enterese cómo identificar si su pareja es un infiel financiero

Si usted es una persona que oculta sus ingresos y esconde facturas, usted puede estar cometiendo una infidelidad financiera.

29 de julio de 2012 Por: Por Claudia Liliana Bedoya S. | Reportera de El País

Si usted es una persona que oculta sus ingresos y esconde facturas, usted puede estar cometiendo una infidelidad financiera.

usted sale de compras y al llegar a casa corta las etiquetas para que su esposo no se entere de lo que gastó y así evitar conflictos. Si usted no le ha confesado a su esposa la existencia de jugosas cuentas bancarias para no tener que dividirlas en caso de un eventual divorcio. Si usted jamás ha querido contar en realidad cuánto gana para poder gastar a sus anchas sin tener que rendir cuentas, está cometiendo una ‘infidelidad financiera’.Un estudio hecho recientemente en Estados Unidos entre la revista Forbes y The National Endowment for Financial Education (NEFE) revela que el 80% de las parejas oculta a su pareja asuntos referentes a las finanzas. El dato impacta: seis de cada diez personas engañan a su pareja en relación al dinero. Según el estudio, mientras las mujeres esconden las facturas y ocultan compras por valores importantes los hombres callan sus ingresos y mienten sistemáticamente sobre sus deudas y cuentas bancarias. Para Álvaro Sierra, profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana, una de las razones para la infidelidad financiera es la cultura individualista. “A pesar de estar casados y aunque el matrimonio es una comunidad de vida y de bienes, hay quienes aún defienden que su sueldo es suyo y sus ahorros también. No entienden que los bienes matrimoniales pasan a ser compartidos”.Añade: “Cada vez que uno de los dos miente en algún aspecto del matrimonio, especialmente con compromisos previamente pactados, comete infidelidad”. Y esa regla aplica por igual para la vida romántica, la sexual y -ojo- la financiera.Caras vemos, cuentas no sabemosLas razones para la infidelidad económica son muy diversas: “La principal es el miedo al conflicto. Otra es el miedo a que la pareja no maneje bien las finanzas y con esa falsa justificación se le miente. También influye la cultura: si en su familia fue bien visto que el padre manejara la economía familiar sin contar con la opinión de la madre, la persona tenderá a repetir este patrón. Otras veces, hay que admitirlo, prima el simple deseo de tener el control, de dominar, de someter”, anota Gloria Cecilia Ramírez, psicóloga y directora de Escuela de Vida. Según Viviam Unás, coordinadora del Grupo de Estudios de Género de la Universidad Icesi, hay quienes no se han dado cuenta de que los tiempos cambiaron y las relaciones amorosas también. Antes el hombre asumía en su totalidad el tema económico y él, en su rol de proveedor, era quien tomaba las decisiones. “En cambio, hoy tenemos a dos sujetos en condiciones de mayor igualdad porque ambos trabajan, hay capitales por fuera del matrimonio y, además, hay mayor conciencia de la fragilidad de la relación matrimonial y una menor confianza en que el matrimonio sea para toda la vida”, explica.El dinero, punto de quiebreNo son las manchas de labial en una camisa, ni las llamadas intrigantes a horas extrañas las que desatan más conflictos entre las parejas. Luis Eduardo Peña, psicólogo clínico, afirma que independientemente del nivel socioeconómico, el dinero es quizás el principal factor de conflicto entre las parejas. “El dinero tiene varios significados: da seguridad, estatus, prestigio y acceso a diferentes privilegios, además de ser un vehículo de poder”, explica Peña.Por su parte la economista y docente en temas de moneda y banca, María Cristina Rodríguez, aconseja hacer acuerdos claros en pareja, pues cuando dos personas se unen “constituyen una sociedad en la que debe haber planeación”.Además de realizar un presupuesto, las parejas también deben hacer, en lo posible, un fondo común al que ambos aporten. “Cada uno puede tener sus propios gastos, pero debe hablar de ellos, no esconderlos. Igual que en una empresa, cada socio aporta pero también puede tener inversiones fuera”.Y como en toda empresa o sociedad, el manejo debe ser transparente y claro porque si uno de los socios se endeuda con el capital de la empresa, y no tiene cómo responder, puede llevar a la compañía a la quiebra y la sociedad entraría a responder por la deuda. “Tener que cubrir las deudas del otro siempre va generar resentimiento. Descubrir que se ha mentido genera un rompimiento”, recalca Rodríguez, docente del Politécnico Grancolombiano.Para Álvaro Sierra “cuando se miente al otro en un tema tan delicado como el manejo del presupuesto familiar, se está poniendo en riesgo la estabilidad del matrimonio”.Si la persona sistemáticamente oculta información o sustrae dinero del presupuesto familiar para gastos inoficiosos (como cirugías estéticas, compras innecesarias o vicios como el juego, las drogas o el alcohol), podría motivar una inminente separación.Especialistas consultados por El País, coinciden en que siempre será más seguro contarle a la pareja cuál es su situación real de ingresos, gastos, deudas o inversiones, para que en caso de dificultades, de manera conjunta, se pueda enfrentar la situación. Además, en caso de muerte o enfermedad del cónyuge, la familia debe saber bien con qué cuenta para seguir su vida y a qué acreedores debe responder. Así se evita que terceros quieran sacar provecho de la situación.Hay algo claro: que cada miembro de la pareja llega con una información o concepción distinta del dinero y su manejo, pero el éxito está en que cada lo uno ponga en conocimiento del otro, para establecer reglas y blindarse ante una crisis generada por infidelidad financieraEllas son de Venus y ellos de MarteEl psicólogo clínico Luis Eduardo Peña explica los casos de pareja más problemáticos en relación con el dinero: “Suele ocurrir que, cuando la mujer gana más que el hombre, ella tiende a humillarlo. Por su cultura machista pierde respeto hacia él”.Otras mujeres, explica Peña, tienen la creencia de que el hombre tiene el deber de mantenerlas y llegan al punto de no aportar a la casa un solo peso así reciban un cheque jugoso cada quincena. “Esta situación ocasiona un desbalance muy peligroso en la relación. Es tan inequitativo para él como para ella. En ese contexto hay peleas porque el hombre acusa a la mujer de derrochadora y ella acusa al hombre de tacaño. En el fondo lo que subyace es un factor de poder”, dice. El experto en resolución de conflictos de pareja explica que “hombres y mujeres tenemos maneras diferentes de concebir el dinero. Mientras la mayoría de las mujeres no se pueden conformar, por ejemplo, con un par de zapatos, los hombres lo hacemos más facilmente. Esas ‘sutiles’ diferencias pasan desapercibdas, hasta que un día estallan con consecuencias nefastas”, no sólo para el amor sino para la situación económica de la familia.

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