El Estado va a regular lo que ahora regulan los criminales: Juan Manuel Galán
El senador Juan Manuel Galán, autor de la ley que avala uso de la marihuana con fines medicinales, dice que la iniciativa no abre las puertas a la legalización general.
El senador Juan Manuel Galán, autor de la ley que avala uso de la marihuana con fines medicinales, dice que la iniciativa no abre las puertas a la legalización general.
[[nid:245315;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2013/12/juan-manuel-galan.jpg;left;{El senador liberal Juan Manuel Galán. Foto: Elpaís.com.co | Colprensa}]]El miércoles, el Congreso de la República dio un paso histórico en materia de legislación al aprobar la Cámara, en último debate, el proyecto para el uso de la marihuana con fines medicinales y terapéuticos. Lea también: Este es el panorama legal de la marihuana en Colombia
La iniciativa, que venía siendo promovida desde hace dos años por el senador Juan Manuel Galán, regula la producción, comercialización y uso de medicamentos con cannabis, lo que permitirá que miles de personas que sufren dolores y enfermedades como epilepsia, diabetes, esclerosis múltiple, artritis, VIH -Sida, migraña, entre otras, tengan una esperanza de aliviar dolencias y mejorar su calidad de vida.
Pero ahora el gran reto, dice el autor de la ley, es capacitar y formar a los médicos para el uso del cannabis.
Galán sostiene, además, que con la norma no se abre la puerta a la legalización de la marihuana, pues el Estado tiene el control para regular.
Aprobada por el Congreso la ley que avala el uso medicinal del cannabis y luego de la conciliación y la sanción presidencial, ¿qué sigue para ponerla en práctica?
Sigue todo el proceso de reglamentación por parte del Gobierno.
El gran reto inmediato es trabajar con los médicos, capacitarlos, formarlos para que sepan en qué circunstancias recomendar a los pacientes el uso del cannabis, para que se familiaricen con la experiencia científica que hay a disposición y con los estudios que han surgido y puedan así aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida a miles de pacientes en Colombia.
¿Esa etapa de pedagogía con los médicos puede ser muy difícil teniendo en cuenta la resistencia que el tema puede generar?
Nosotros logramos el acompañamiento al proyecto de la Academia Nacional de Medicina, facultades de medicina en el país y el Instituto Nacional de Bioética, que son instituciones con las que se requiere trabajar de manera muy cercana para que en el proceso de formación de los médicos este ingrediente del cannabis con fines medicinales sea incluido, que los médicos puedan considerarlo y puedan informar a los pacientes adecuadamente sobre el tratamiento para el dolor, el sueño, cáncer, epilepsia, artritis y otras enfermedades para las cuales ya hay alguna evidencia científica de sus efectos. Esto tiene unos desarrollos muy amplios que apenas están comenzando.
¿Cualquier médico va a poder prescribir el uso medicinal del cannabis?
Eso dependerá de la reglamentación que expida el Ministerio de Salud, pero hemos seguido de cerca modelos como el del estado de Colorado, en Estados Unidos, que indica que los médicos allí no prescriben sino que recomiendan. Eso tiene una diferencia muy significativa, porque la FDA no permite la prescripción de la sustancia cannabis para tratar enfermedades, pero en la medida en que se viene acumulando evidencia científica y estudios sobre el uso medicinal, eso conduce a que los médicos puedan recomendar a pacientes, sobre todo para el dolor, la marihuana con fines medicinales.
¿Si una persona quiere comprar productos con cannabis sin fórmula médica, lo puede hacer libremente?
Algunos medicamentos podrán ser de venta libre, siempre y cuando no tengan niveles demasiado altos de THC (tetrahidrocannabinol), que es el elemento científico. Con los niños hay que ser muy cuidadosos a la hora de que estos medicamentos puedan ser adquiridos libremente.
En Colorado los pacientes a los que se recomienda que consuman cannabis reciben una tarjeta roja que los acredita como tal y van a los dispensarios, que son los sitios autorizados para comercializar el cannabis y lo adquieren en las cantidades y modalidades que sus médicos les ha recomendado para consumirlo.
¿Pero estructurar todo eso en Colombia demandará muchos años?
Podemos beneficiarnos de la experiencia de Colorado, con más de 16 años. Allá tienen muchas lecciones aprendidas sobre lo que se debe hacer y lo que no; los modelos de trabajo y de formación con los médicos, dispensarios, cultivos, licencias. Todo eso sirve mucho como experiencia, no se trata de copiarla, sino de adaptarla de alguna manera a la realidad colombiana, para no repetir errores.
¿Cómo se va a conjugar esta ley con los decretos que en diciembre emitió el Gobierno para permitir el uso de la marihuana medicinal?
Los decretos y la resolución del Gobierno fueron expedidos con relación a la Ley 30 de 1986, al viejo Estatuto de Estupefacientes, que tiene más de 30 años y que ya cumplió su ciclo, porque fue la primera legislación sobre narcotráfico.
Esos decretos le asignaron la función de regulación al Consejo de Estupefacientes, que es una entidad con vocación consultiva, que ha sido inoperante en estos años y que no tiene la capacidad humana, técnica y tecnológica para ejercer la regulación del cannabis con fines terapéuticos. Lo que hacemos en el proyecto de ley es suplir muchos vacíos del decreto.
¿Y cómo se suplen esos vacíos?
Primero, se brinda seguridad jurídica al marco regulatorio; segundo, esta ley está fundamentada en el Artículo 49 de la Constitución y no en la Ley 30; en tercer lugar, establece cobro de una tarifa y contribuciones para quienes aspiren a tener licencias de producción de semillas, de cultivar, de transformar, de transportar, de comercializar y eventualmente, de exportar marihuana medicinal. También tiene un régimen sancionatorio de multas y pérdida de la licencia si hay desvío de los cultivos o de la comercialización para fines que no sean medicinales. Hay parámetros para el consumo de menores. Los ministerios de Salud, Justicia y Agricultura, el Invima, el ICA, Colciencias y la Fuerza Pública son el andamiaje institucional que controla, vigila, inspecciona y hace seguimiento al régimen de licencias.
¿Esos controles sí son suficientes para evitar trampas a la ley?
Hay unos mecanismos tecnológicos para hacerles seguimiento, sobre todo, a los cultivos. Estos deben tener cerramientos especiales y cámaras de seguridad; tener dispositivos electrónicos para identificar el recorrido y ubicación exacta de cada planta, donde está, si ya fue cosechada o no. El regulador puede acceder a esos sistemas de video y a los GPS, para, en tiempo real, saber qué está ocurriendo en un cultivo, quién entra y sale, y para saber, eventualmente, las plantas porqué están siendo transportadas, si hay autorización para eso o no. De esa manera se va a controlar que no haya desvío de la sustancia hacia otras modalidades de consumo y lo propio se hará con los dispensarios y los lugares autorizados para comercializar y vender cannabis con fines medicinales.
Se teme que puedan proliferar medicamentos con cannabis sin estándares científicos. ¿Qué dice de eso?
Para eso van a intervenir el Invima y Colciencias. El Invima va a expedir los registros sanitarios y el control de calidad de las sustancias, que debe ser muy riguroso para que el consumidor sepa, a ciencia cierta, lo que está consumiendo y para qué lo consume, si es una sustancia segura, porque hoy la regulación la está ejerciendo es el criminal, el traficante, el jíbaro de la calle y el consumidor no sabe qué está consumiendo, de dónde viene y qué contiene esa marihuana. Colciencias le hará seguimiento a la calidad y a la investigación científica para que los productos sean cada vez mejores.
En el país ya hay personas que elaboran productos con cannabis. ¿Qué pasará con ellos?
La idea es que esta gente, si quiere legalizarse, formalizarse y entrar en este sistema de regulación, adquiera la licencia correspondiente, se sometan a los requisitos para que cumplan con los estándares y para que puedan comercializar legalmente sus productos con los registros sanitarios y las respectivas licencias.
Críticos creen que esta ley abre la puerta a la legalización general de la marihuana...
Lo que estamos haciendo es regular y la regulación es algo distinto a la legalización o a la permisividad o a que quien quiera cultive, compre, venda o consuma, lo que hoy hacen los ilegales, los criminales frente a todo este tipo de sustancias, ahora es el Estado el que ejerce como regulador, establece licencias, cobra impuestos, hace control de calidad.
¿Esta ley puede ayudar a cambiar la visión frente a la política de las drogas que piden algunos países?
Sí. Esto es coherente con la línea de países como Colombia, México y Guatemala, que han pedido a la comunidad internacional un cambio en la política de drogas, que es poner un énfasis en derechos humanos y en salud pública; es decir, que los consumidores sean tratados no como criminales sino como pacientes con problemas de adicción, y si no tienen un consumo problemático de sustancias tampoco deben ser objeto de acoso y de persecución de las autoridades.
Los campesinos que cultivan tampoco tienen porqué ser objeto de persecución sino más bien, de inversión social, desarrollo alternativo, ayudarlos a asociarse y a que tengan cooperativas. Ese es el enfoque novedoso de la política de drogas y lo que se debe hacer es concentrar todos los esfuerzos de castigo, de persecución de Policía y Fuerza Pública en las mafias, el narcotráfico, las estructuras criminales. Ahí hay que poner la mano dura.
¿Qué pensaría su padre, que tanto combatió el narcotráfico, de la ley?
Estaría muy contento, porque mi padre era un liberal a carta cabal. Su enemigo no eran las sustancias ni los consumidores. Su enemigo eran las mafias, el narcotráfico.
Pasando al tema político, ¿sigue en pie su precandidatura presidencial?
Hoy más que nunca sigue en pie y estamos trabajando para que el Partido Liberal defina pronto que la consulta popular, realizada el mismo día de las elecciones parlamentarias del 2018, sea el mecanismos democrático, pluralista, garantista que permita escoger el candidato único a la Presidencia de la República.
En sectores de su partido, creen que usted es muy joven para ser candidato presidencial y que no es suficiente con ser hijo de Luis Carlos Galán...
A nadie lo deben discriminar por la edad ni por su condición de ser hijo de, lo que uno tiene que demostrar son sus capacidades personales, logros, sus intenciones, preparación. Yo lo que hecho es trabajar para que muchas de las ideas valgan para concretar en Colombia un cambio, una transformación, una nueva sociedad y se sintonicen en el país, ese se mi objetivo. Curiosamente, ese era el mismo argumento que esgrimían a la hora de descalificar a mi padre, la edad, que era muy joven para llegar a la Presidencia de la República.
De ser candidato presidencial le tocaría tener a su hermano en la otra orilla apoyando a Germán Vargas Lleras, si este aspira a ese mismo cargo. ¿Cómo analiza ese hecho? Con mi hermano mantenemos unas ideas que están por encima de las aspiraciones personales, de los partidos a los cuales pertenecemos, porque nos corresponde defender y preservar un legado por el que se segó la vida de mi papá. Hemos trabajado en política, él en su escenario, y yo desde el mío, pero siempre unidos por ese legado que nos trazó mi padre.