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El caleño que buscó la aprobación del matrimonio igualitario en Colombia

Luis Felipe Rodríguez dice que el amor no se refrenda con un papel, pero la lucha es por la dignidad de su comunidad.

16 de agosto de 2015 Por: Jessica Villamil Muñoz / Reportera de El País

Luis Felipe Rodríguez dice que el amor no se refrenda con un papel, pero la lucha es por la dignidad de su comunidad.

Admite que su primera intención no era casarse. Simplemente quería confirmar que  un notario no estaría dispuesto a celebrar el contrato de unión  solemne entre dos hombres, pese a que la Corte Constitucional en Colombia así lo ordenó en el 2011.

Con la sentencia quedó claro que si al 20 de julio de 2013 el Congreso de la República no había legislado en ese sentido, las parejas del mismo sexo podían acudir ante notarios y jueces para ‘autenticar’ su amor. 

Ante la negativa de un notario, el caleño Luis Felipe Rodríguez instauró una acción de tutela y ante los repetidos ‘no’ en los juzgados, el proceso fue a parar a la Corte Constitucional.

Dice que el amor no necesita un papel para ser  refrendado, pero admite que su lucha es por la dignidad de hombres y mujeres que al igual que él, quieren casarse algún día con alguien de su mismo sexo. 

¿Por qué una tutela para casarse?

En el 2011 la Corte Constitucional por medio de la sentencia  C-577 le dio un plazo al Congreso de la República: si al 20 de julio de 2013 no legislaba en favor del matrimonio igualitario, las parejas del mismo sexo podíamos acudir ante jueces  y notarios y realizar una unión solemne, figura jurídica que desconocemos puesto que los estados civiles en Colombia  son soltero, casado, divorciado o unión libre.

Eso de solemnizado no está reconocido en ninguna base de datos ni nos va a dar un estatus jurídico ni en Colombia ni en el exterior.

Entonces, el 20 de julio de 2013 fuimos a la Notaría 4 de Cali a solicitar el matrimonio civil  y nos dijeron que no podían hacerlo porque no estaba reconocido dentro del marco legal y constitucional  colombiano.

Ese día presentamos un derecho de petición  y la respuesta fue que no nos casaban, pero que nos hacían un contrato de unión solemne, por eso presentamos la tutela.

Y luego, ¿qué pasó?

Obviamente sabíamos que la respuesta iba a ser negativa,  pero necesitábamos esa negación para presentar la tutela. Lo hicimos ante el Juzgado Once Civil Municipal de Cali  y nos dijo que el matrimonio civil también era un contrato y le dio un plazo de 24 horas al notario  para acatar el fallo.

La Notaría Cuarta apeló y luego el fallo llegó al Juzgado Cuarto Civil del Circuito que revisó la tutela  y negó en derecho, diciendo, otra vez, que dentro del marco constitucional   el matrimonio civil no está reconocido entre parejas del mismo sexo.

El fallo llegó a la Corte para que allá debatieran el tema. A los tres meses   nos llamaron  para informar que la tutela había sido seleccionada  para debate.  Hicieron la citación tres veces, pero siempre la aplazaban por distintos motivos hasta que por fin se dio el pasado 30 de julio. Ahora, como dijo el magistrado Jorge Pretelt, toca esperar hasta el 30 de agosto para saber qué decisión toma la Corte Constitucional.

¿Usted cree que  el fallo sobre las bodas igualitarias va a ser positivo?

Creo que esta vez el tema sí se va a aprobar. El día de la audiencia hicieron intervención varios expertos internacionales, el Ministro del Interior, el de Justicia, el Defensor Regional del Pueblo, todos a favor del matrimonio igualitario. La posición del Gobierno busca el reconocimiento  y las garantías y derechos de las personas LGTB.

En la Corte Constitucional hay varias personas a favor, varios magistrados  que han dicho ante medios de comunicación  que es hora de que se reconozcan estos derechos y creo que es una deuda histórica que tiene  la Corte con la población LGTB.

¿Qué piensa de que sea la Corte la que decida siempre en estos temas y no el Congreso de la República por vía legislativa?

Desde 1998 se han presentado proyectos de ley que plantean el matrimonio igualitario. En total han sido 18 proyectos  pero todos se han archivado por cambio de periodo o simplemente porque no hay una voluntad política.

El Congreso está sesgado, tiene posiciones muy conservadoras y así nunca va a haber un  reconocimiento de los derechos de la población LGTB. Mientras que la Corte Constitucional ha aprobado 55 sentencias, entre esas, el derecho a la salud,  a la pensión,  derechos patrimoniales.

Por eso le decimos al Gobierno Nacional que seguiremos insistiendo  vía Corte Constitucional  porque ha sido la única que ha estado  en disposición de aprobar nuestros derechos.

¿Cuál es la diferencia entre el matrimonio civil y la unión solemne?

Que el matrimonio civil te da el estado de casado y el otro, el de solemnizado, que es una figura discriminatoria. No   puede ser que exista matrimonio para parejas heterosexuales y unión solemne para las homosexuales.

Es decir,  si la Constitución dice que no se debe discriminar por razones de raza, religión, sexo, por qué  se va a crear un estado civil solo para parejas homosexuales. Nosotros no estamos pidiendo el reconocimiento de la Iglesia, estamos pidiéndole al Estado  que nos reconozca, es un tema de garantías. 

¿Para legitimar el amor es necesario casarse?

No tanto para legitimarlo. Creo que es un tema de dignidad. Cuando se vulneran los derechos de la población LGTB están vulnerando nuestra dignidad. No es necesario  que una persona se case  para demostrar que hay amor, comprensión,  acompañamiento,  pero sí es necesario que todos seamos tratados por igual.

De todas formas si aprueban el matrimonio muchas parejas dirán que no se van a casar porque: ‘Así como estamos, estamos bien’.  El matrimonio debe ser aprobado, la decisión de si nos casamos o no  debe ser de cada pareja.

¿Qué les responde a quienes argumentan que el matrimonio igualitario no es necesario  porque la población LGTB es promiscua?

Pues los invito a que vayan a un juzgado  a ver cuántas parejas se divorcian al año. Muchos se casan y a los dos o tres meses se divorcian. No es que las parejas homosexuales seamos inestables por ser homosexuales,  esa situación también ocurre entre heterosexuales.

¿No cree que tanta exposición mediática termina por reafirmar la diferencia entre ustedes y los otros?

No. Creo que mucha gente ha pensado que es una tema de lucha. Nos ven como referencia. La gente me busca porque cree que ya soy abogado y puedo resolverle las dudas, no saben cuáles son las rutas de atención cuando sus derechos son vulnerados. Pero en mi caso no he sentido discriminación o persecución. 

¿Cómo hace para distinguir entre un opositor a la comunidad LGTB y un homofóbico?

Los homofóbicos tienden a usar términos despectivos, a discriminar basándose en prejuicios, conceptos  religiosos. Entonces, siempre nos tratan como enfermos, sádicos, aberrados, poseídos por el demonio. Los homofóbicos siempre tienden a decir ese tipo de cosas sin sentido. Mientras que hay muchas personas que no comparten nuestra manera de ver la sexualidad, pero tienen unas posturas respetuosas.

Es como el que no comparte el aborto, pero dice, allá cada quien. Repito, la postura homofóbica siempre tiende a señalar a ofender, estigmatizar.

¿Usted cree que el procurador General, Alejandro Ordóñez, es homofóbico?

Sí, lo es. Además, la Procuraduría siempre tiende a manejar sus posturas  desde unos conceptos discriminatorios. Cuando se dio la orden de que los jueces podían hacer las uniones solemnes, la Procuraduría anunció sanciones a jueces, a notarios que realizaran matrimonios civiles.

De hecho, tengo entendido que desde la Procuraduría solicitaron ante la Corte Constitucional información sobre quiénes éramos nosotros, como buscando intimidar.

¿En qué piensa cuando se imagina la posibilidad de que los matrimonios igualitarios se aprueben gracias a su tutela?

Es una responsabilidad grande. Si no se llega a aprobar, seguiremos buscando por medio de acciones de tutela que la Corte reconozca el derecho. 

¿Se le convirtió en un reto este tema?

Es un reto, un reto contra el Estado, contra fundaciones como Marido y Mujer, que nos ha perseguido  y señalado; es un reto contra la discriminación. Ya es hora que la población LGTB sea reconocida como parte de la estructura social, laboral y productiva de este país. Siempre lo hemos dicho: si el matrimonio igualitario se aprueba, los homosexuales no vamos a salir detrás de los árboles o debajo de las rocas.

Nosotros ya existimos, solo queremos que nos reconozcan para efectos legales. La Corte ya dijo que esos efectos se pueden dar a través de la unión marital de hecho, pero después de dos años de convivencia. Mientras que si uno se casa, de inmediato puede acceder a beneficios patrimoniales.

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