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Así va la 'novela' del Servicio Secreto norteamericano en Cartagena

Periodistas, policías y agentes de EE.UU. recorren las calles de Cartagena para reconstruir la noche del 12 de abril.

23 de abril de 2012 Por: Colprensa - El Colombiano Cartagena

Periodistas, policías y agentes de EE.UU. recorren las calles de Cartagena para reconstruir la noche del 12 de abril.

El mayor de la Policía Julio Bautista entró dando zancadas al burdel. La música dejó de sonar, la fiesta palideció y las luces de la barra se encendieron. Eran las 11:30 de la noche, una hora en la que los clientes de Dolce Vita -así se llama la suntuosa discoteca que sobresale en la esquina de un centro comercial del sector El Laguito-, escaseaban.De hecho, ya no suelen llegar por estos días muchos visitantes a los prostíbulos de Cartagena: según testimonios de algunas acompañantes, cualquiera que se siente a pedir una cerveza es sospechoso de ser periodista o agente del Servicio Secreto de Estados Unidos, de aquellos que aún andan por ahí reconstruyendo esa noche del 12 de abril, en la que hombres de la seguridad del presidente Barack Obama llevaron damas de compañía al Hotel Caribe.“Un gringo ayer estuvo grabándome a escondidas. Me quiso interrogar y yo le contesté con una grosería”, dice una morena de más de 1,80 metros de estatura, que taconea parsimoniosa todas las noches por la Plazoleta de La Habana.“Entienda el estrés de nosotras, todos estamos estresados, nos tienen injustamente en la mira y nuestro trabajo no es ilegal”, dice otra mujer flaca, de ojos del color de la miel. Así de tensas están las cosas.Con lista en mano, patrulleros y miembros de la Sijín (Policía Judicial) vestidos de civil, entraron a Dolce Vita y comenzaron a pedirle la cédula a cada una las chicas, a revisar sus antecedentes, a verificar datos por radio.Fue un operativo poco usual, se quejó el dueño del establecimiento, un italiano que amenazó varias veces con demandar.“Están buscando a las mujeres que estuvieron involucradas en el escándalo con los norteamericanos y aquí no están. Esto es un perjuicio para nosotros y para las muchachas. Es un abuso”, dijo.Pasaron más de 20 minutos y a tres mujeres les ordenaron salir y subir a una patrulla. Un policía aseguró que se trataba de un procedimiento rutinario, y que solo indagaban por antecedentes penales.Esto ocurrió el jueves 19 de abril. Al día siguiente la jefe de prensa de la Policía de Cartagena aseguró que el general Carlos Enrique Rodríguez había salido de la ciudad y que nadie estaba autorizado para entregar una respuesta.La agencia del Servicio Secreto de los Estados Unidos tampoco estuvo al margen de las investigaciones. Durante varios días seguidos, tres camionetas de placas consulares permanecieron estacionadas en el parqueadero del Hotel Caribe.La ‘cacería’ no acabaMientras en las páginas del New York Times y del Washington Post seguían apareciendo, a cuenta gotas, detalles de lo que ya se configuraba como una novela, los periodistas internacionales en Cartagena se peleaban codo a codo cualquier migaja de información.Era como una cacería, no necesariamente de brujas. El afán de una reportera americana por acceder a una entrevista, dejó ver el delirio al que llegaron las cosas. “Si puedes contactar al taxista que transportó a las chicas, dile que estamos interesados en darle 200 dólares para que hable”, le dijo a su guía. “Él ya no quiere hablar, no quiere decir nada, está asustado. Fui a buscarlo a la casa y me reconfirmó que prefiere quedarse callado”, le contestó.“No. Entonces, podemos darle 400 dólares o 500, ¿es mucho?”, preguntó.Al final, la declaración del conductor José Israel Peña perdió valor entre los extranjeros, decidió contarle la historia a todos los medios que se lo pidieran por igual.El personero de la ciudad, William Matson, sostuvo que el gran problema de Cartagena no son las prepago. “El tema central no es ese, sino la inequidad. Y eso pasa en toda Latinoamérica”.El valor de la ‘chiva’Aunque Dania, una de las chicas involucradas en el escándalo se mudó de su residencia en La Boquilla, la insistencia de la prensa nacional e internacional no acabó. Marlon Betancourt de Arco, quien dice ser el abogado de Dania, ha sido tal vez uno de los hombres más buscados de Cartagena.El jurista no paró de contestar el celular y su respuesta fue seca: que no daría declaraciones. Su asistente aseguró que ya estaban negociados los derechos de la historia con un canal de televisión norteamericano. El precio es toda una especulación.Una periodista británica quiso la exclusiva. “Pero nos dijeron que no. Algunos colegas ya están diciendo que el precio supera los US$50.000. Ese es un precio muy alto para nosotros... Estábamos dispuestos a dar cinco mil dólares. En un caso extremo, diez mil (casi 18 millones de pesos)”, indicó.

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