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Transporte pirata, un negocio escurridizo que rueda por las calles de Cali

Conductores informales se las ingenian para evadir los controles. Hasta busetas escolares transportan gente de manera ilegal en Cali.

15 de octubre de 2012 Por: Redacción de El País

Conductores informales se las ingenian para evadir los controles. Hasta busetas escolares transportan gente de manera ilegal en Cali.

Jonathan* no tiene más de 20 años. Maneja un vehículo que es prácticamente una caja de metal color habano con cables colgando, en el que lleva cuatro pasajeros desde la Universidad del Valle hasta Nápoles. Mientras hace maniobras al volante comenta que su papá maneja una buseta Gris San Fernando, y que, como le quedan pocos días para circular en la ciudad, ya tiene una camioneta lista para ‘piratear’. “Le quitan el trabajo a la gente y toca buscar qué hacer”, menciona, refiriéndose a que a partir del próximo 1 de noviembre los buses tradicionales no podrán volver a circular por la ciudad. El comentario general por estos días en el gremio de transportadores (sean taxistas, conductores de bus urbano o vehículos informales) es que la piratería cada vez crece más, y que con la salida de los buses se unirá más gente al negocio. El papá de Jonathan* es sólo un caso de esos.Las cifras del Tránsito sustentan la tesis del crecimiento de la informalidad: el promedio diario de vehículos piratas inmovilizados es de 20. Al 30 de septiembre de 2012 iban 1.125, mientras que en el 2011, en total, fueron 950. “El problema es que cogemos uno y salen tres más...”, agrega Adalberth Clavijo, jefe de agentes de Tránsito de Cali, con preocupación. Es que pese a los controles, los piratas se las ingenian para salir a flote. Escurridizos como el agua “Si nos paran, decimos que somos amigas. Yo me llamo Libia, ¿usted?”, menciona la mujer ‘pirata’ conduciendo por la Avenida Simón Bolívar. Lo dice al ver a un agente que ya le ‘echó el ojo’. Libia piensa que con los controles del Tránsito se les ha complicado el negocio... por eso, dice, buscan rutas nuevas, paraderos nuevos y hasta vehículos nuevos. Muchos de los que trabajan en el Sur, comenta Libia, prefieren irse por la Pasoancho, pues en las avenidas Ciudad de Cali y Simón Bolívar ya los agentes los tienen detectados. El paradero donde regularmente se estacionaban los que hacían rutas hacia esas avenidas y a Jamundí (en la Carrera 100 con Calle 16, Jardín Plaza) también está vigilado. Por eso, muchos han migrado hacia calles internas del barrio Ciudad Jardín o a Univalle. Desplazarse es una opción. La otra es ‘diversificar’ los vehículos. Según el Tránsito, los más utilizados para el transporte informal son los modelos Renault 4 y 6, Chevette, Daewoo Cielo y Daewoo Racer. Sin embargo, hay nuevas modalidades. Microbuses escolares y camionetas tipo van, color blanco, que recorren vías principales como la Ciudad de Cali, la Autopista Suroriental y la Calle 70. Pasan pregonando su ruta, como lo hacían los buses urbanos y cobran el pasaje a $1.600. Tienen capacidad de ocho a doce personas. Además, hay buses intermunicipales y/o de ‘turismo’ que hacen recorridos por la ciudad (‘urbaneo’), sobretodo en el Nororiente. Con este panorama, la piratería se parece al agua: aunque le pongan barreras, siempre busca por dónde escurrirse. Johnny Rangel, vocero de los taxistas, denuncia que varios de su gremio han sorprendido vehículos piratas de gama alta con placas de otras ciudades, como Fusagasugá, Valledupar y Armenia. El País encontró placas de Bogotá, Medellín, Yumbo y Guacarí. Rangel atribuye esto a que alguna vez en Cali “la Alcaldía habló de formalizar los piratas, entonces eso los atrajo”. El vocero señala que la afectación para los taxis legales es incalculable. Para empezar, ellos deben pagar al año: por la tarjeta de operación ($61.000), seguro contractual ($257.000), Seguro Obligatorio ($264.000) y seguro contra todo riesgo ($1’800.000). A esto se le suma el mantenimiento del carro, además de los $71.000 al año de la revisión técnico mecánica. Un pirata no tiene estas obligaciones ni tampoco revisa periódicamente el vehículo, reflexiona Rangel. Carrera contra el masivoLa ruta A19B del MÍO, que va hacia La Buitrera, ha mejorado el servicio, opina Guillermo Ruales, líder de este corregimiento. Pero agrega que esta sólo recorre vías principales y que la zona tiene muchos callejones. “Cuando la gente viene con mercado debe caminar mucho, por eso toman los piratas que los dejan cerca”. Los informales que suben a La Buitrera se estacionan en el Holguines Trade Center. Ruales señala que la comunidad se ha visto afectada por los controles porque “ya quedan poquitos”. Una situación similar se da en El Aguacatal y otras zonas de ladera. Pero lo que muchos ciudadanos desconocen es el daño que la piratería hace al masivo. César Vergara, presidente de GIT Masivo, empresa operadora del MÍO (dueña de los buses) calcula que ese negocio ilegal le quita hasta un 12% de los pasajeros al sistema. Unos 150.000 en total. Además, un pirata tiene muchas ventajas, señala Vergara. Mientras el costo de rodamiento de un bus del MÍO es, en promedio, de $28.350.000 mensuales, mas la póliza contra todo riesgo ($2.758.000) y el impuesto de rodamiento ($9 millones), un vehículo informal sólo paga la gasolina que consume. Además está en juego la seguridad del pasajero: si una persona se accidenta en un pirata, éste no cubrirá los gastos, reflexiona el gerente de GIT Masivo.Excusas de todo tipoCristian, un habitante de Los Lagos, al oriente de Cali, asegura que lo único en que piensa al tomar un pirata es en la rapidez: mientras en el masivo se demora más de una hora para llegar a la universidad, el informal lo lleva en 20 minutos. Otros tienen excusas distintas. Luis Felipe Palomino, de la Sociedad de Propietarios y Transportadores, dice que el desespero de la mayoría de los conductores que salen del transporte tradicional es la incertidumbre: “muchos sólo saben conducir un carro... y por eso la ‘piratería’ es una de las pocas opciones viables”.Algo similar sucede con los taxistas. “Nos ponen cuotas muy altas”, comentan. Por eso, cuando algunos se ven alcanzados con su cuota diaria (entre $40.000 y $60.000), se retiran de la formalidad y pintan su vehículo de otro color para ‘piratear’.Otros, para cumplir con la cuota, siguen siendo taxis, pero funcionando como colectivos. Cobran entre $2.000 y $2.500 y circulan, sobre todo del Centro al Oriente. Esto también se cuenta como piratería. Pero María del Pilar Rodríguez, presidenta de Metrocali, afirma que nada justifica la ilegalidad. “Es una moral rara que la gente cuestione a la Alcaldía por sacar los buses, pero defienda a quienes se dedican a una actividad como la ‘piratería’”, argumenta. Incansable caceríaJonathan*, el joven del carro habano, confiesa que antes era taxista, pero se retiró porque no le renovaron la licencia de conducción pues tiene una multa sin pagar. Es decir, conduce sin papeles. Clavijo, jefe de los agentes de Tránsito, dice que este es un rasgo común de los piratas. Al decirlo saca montones de tarjetas de propiedad y licencias obtenidas en los operativos de control para explicar que al atraparlos y pedirles papeles, generalmente huyen. “Cuando los tienen los presentan, pero se vuelan. Y cuando no los tienen... también se vuelan”. Pero lo importante, cuenta, es que de tanto sancionar a los piratas, ya son cien los vehículos que permanecen en los patios porque los dueños “se cansaron” de pagar para recuperarlos. “Tarde o temprano se van a tener que rendir. No todos tienen plata para sacar el carro, ni para pagar las multas, y mucho menos para comprar carros nuevos, ya que les quitamos los viejos”, concluye Clavijo.*Nombre cambiado por seguridad.

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