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"Tenemos todo para ser líderes": Presidente de la Cámara de Comercio de Cali

Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, dice que en el 2026 la sociedad local debe haber recuperado su confianza para enfrentar el futuro.

24 de abril de 2016 Por: Alfredo García Sierra | El País.

Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, dice que en el 2026 la sociedad local debe haber recuperado su confianza para enfrentar el futuro.

Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, dice que en el 2026 la sociedad local debe haber recuperado su confianza  para enfrentar el futuro.

 

Cali, capital del Valle del Cauca, con un tejido empresarial  y una economía  en expansión, tiene todo para asumir el liderazgo nacional en la próxima década.

Y ese reto, dice el presidente de la Cámara de Comercio de Cali, Esteban Piedrahita, se debe lograr con un aumento de la autoestima y la confianza de todos y cada uno de los actores sociales.

También debe cristalizarse el sueño de convertir a la ciudad en la verdadera capital del Pacífico, aunque allí el empresariado debe jugar un papel clave si atreve a apostarle a los mercados asiáticos que son el futuro de los negocios.

Una urbe más educada, con un transporte público (el MÍO) funcionando y operando hacia los municipios vecinos, mejores servicios públicos, seguridad y una buena administración pública pueden contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de la gente  y al aterrizaje de nuevas empresas en la región, señala el dirigente.

¿Cómo visualiza a la economía de Cali y el  Valle en la próxima década, teniendo en cuenta el despegue que ha tenido en los últimos años, sobre todo porque no depende del petróleo o la minería?

Pensaría que nuestra región será beneficiaria de una mayor expansión económica frente a otras regiones. 

Entre el 2003 y el 2014 crecimos entre medio punto y un punto por encima de otras zonas importantes del país, lo cual es una barbaridad. En esta y las próximas décadas el PIB vallecaucano crecerá por encima del promedio nacional, es decir, más que Santander, posiblemente más que Bogotá y  Antioquia. Atlántico tendrá una buena expansión, pero la nuestra será mayor porque la caída de los precios del petróleo y los productos mineros no nos afecta.

¿Y frente a Medellín y Antioquia cuál es la prospectiva, teniendo en cuenta que siempre es el referente comparativo en las mediciones de la economía local?

La medición con Antioquia es medio engañosa, teniendo en cuenta que esa región tiene un 50% más habitantes que el Valle, y su economía es 1,5 veces más que la nuestra. Pero tenemos un PIB por habitante muy parecido. Medellín supera a Cali en algunos indicadores, sin embargo, el Valle supera a Antioquia porque aquí hay un desarrollo más equilibrado. 

Con base en esa perspectiva, ¿vamos a recuperar el liderazgo que perdimos años atrás?

Hace 100 años Cali era la mitad de Barranquilla y la tercera parte de Medellín. En los años 50 alcanzamos a Barranquilla y en los 90 al municipio de Medellín. 

En los años 40, 50 y 60 fuimos la región que más creció en Colombia. A finales de los 70 la región la economía que más creció fue la de Bogotá, ya que el país se ha centralizado mucho. Tenemos todo en el Valle  y Cali para ser líderes y lo que nos falta es un poco de confianza, ser menos duros con nosotros mismos, menos acomplejados y ser más positivos y ambiciosos.

Con la realidad económica que tenemos somos el tercer departamento colombiano, y con eso podemos ejercer un liderazgo importante.

Poseemos grandes empresas y en ámbitos como el cultural y el deportivo contamos con una gran riqueza. Nos falta  autoestima, pues creo que ahí radica parte de esa pérdida de liderazgo en el pasado. Por fortuna, eso lo estamos recuperando en esta década y estructuralmente la economía debe contribuir a que esa autoestima mejore para nuestro beneficio en los años venideros.

Todas esas metas en el 2026 se lograrían con un mayor tejido empresarial, pero ¿cómo percibe ese futuro fortalecimiento?

El 31 de marzo de cada año las empresas renuevan su matrícula mercantil, y en el caso de Cali el crecimiento fue del 11%, (en 2016) mientras en Barranquilla se logró el 5%, en Bogotá el 3% y en Medellín y Bucaramanga hubo un descenso.

Eso significa que el tejido empresarial caleño y vallecaucano está en expansión, ya que en los últimos años las cifras han sido positivas.

Creo que en estos años vamos a tener un contexto empresarial más diversificado, poco dependiente de un solo producto, además de que tenemos como amortiguar la caída del precio de la caña de azúcar, al disponer de otras fuentes de ingresos en Cali y el Valle del Cauca. 

Con las inversiones que se están acometiendo en el puerto de Buenaventura y la proximidad al Pacífico el tejido empresarial tiene todo para crecer, ya que micro y pequeñas empresas serán más grandes con salida hacia  los mercados internacionales. 

El encadenamiento a través de los ‘clusters’ es fundamental para la expansión industrial, pero en Cali particularmente el sector servicios será un importante protagonista en las próximas décadas.

Tenemos grandes  empresas de software,  en BPO (subcontratación de servicios empresariales)  somos los terceros en el país, pero por debajo de la mitad del empleo que generan Medellín y Manizales casi nos alcanza. Hacia el 2026 ya debemos haber logrado mayores esfuerzos en ese campo.

Con base en ese potencial, ¿cuál cree que será el comportamiento de la inversión extranjera en Cali que fue cuna de las primeras multinacionales que llegaron al país?

Sin duda tenemos que seguir atrayendo esos capitales tanto extranjeros como nacionales, y de la propia Cali y el Valle del Cauca. 

Esa inversión tiene la ventaja de que trae mucho conocimiento, ya que la llegada de grandes compañías multinacionales en los años 40 y 50 transformó a Cali. Tanto, que de allí salieron personas a crear empresas para competirles, o ser proveedoras de bienes y servicios.

Esa ola inversionista del pasado, que esperamos sea mayor hacia el 2026, nos ayudó a generar más infraestructura social, clubes, colegios y hospitales.

Cali y su ciudad región tienen la gran ventaja de que está cerca del mar, y también del mercado nacional. Eso es diferente de Barranquilla, por ejemplo, que está lejos de los centros de consumo domésticos. Y sobre todo que Cali es estratégica para los  futuros negocios y la inversión con los países de la Cuenca del Pacífico.

¿Es suficiente lo que  vendrá para ser una ciudad con menos pobres y más oportunidades?

Cali hasta el año 2013 venía reduciendo la pobreza más lentamente, y creando empleo también con lentitud. En los últimos años eso ha cambiado, y en ambos campos Cali está creciendo más rápido frente al contexto nacional.

Apostaría que vamos a seguir derrotando la pobreza, aunque habrá ciclos regulares, ya que la economía depende de ciclos. 

A diez años, las tasas de pobreza deben bajar más y el empleo se formalizará a otros niveles, sobre todo para apoyar la expansión de la clase media. Es un gran desafío para Cali, y estoy convencido que podremos reducir el índice de pobreza a un dígito en el 2026 y el desempleo a una tasa del 6% o 7%. Las perspectivas son muy buenas hacia el futuro.

¿En el 2026 ya seremos la verdadera capital del Pacífico, algo de lo que se habla, pero no se concreta?

Hablamos mucho de eso, pero la verdad es que hacemos poco. Cali y el Valle comercian mucho con Perú, Chile, Ecuador y México —hasta cierto punto— y Centroamérica, pero  con el Asia no tenemos ninguna relación. Pienso que todo eso va a cambiar y algo muy diciente es que hay grandes inversiones asiáticas (en Buenaventura), al igual que de la India, Singapur, Japón, las cuales crecerán hacia el futuro.

En el 2026 muchas de las empresas ya tienen que haber incursionado en el mercado asiático. Esa tendencia de exportar productos cómodamente a países similares (como Venezuela, Ecuador, Perú, Chile etc) se debe quebrar, pues hay que pensar en grande. Pero todo dependerá de las empresas y no del Gobierno.

Y allí la infraestructura portuaria (de Buenaventura), será un  soporte para que las empresas caleñas se atrevan a dar ese paso a los grandes mercados del Asia Pacífico.

Por ahora hablar de la capital del Pacífico se hace por ubicación geográfica, pero decir que estamos aprovechando las oportunidades de la Cuenca del Pacífico no es verdad. Eso debe cambiar en esta y la próxima década, ya que es inevitable.

¿Pero cómo seguir impulsando ese desarrollo en la prospectiva del 2026 con incentivos para que lleguen más empresas a Cali?

Creo que los incentivos son secundarios comparado con el ambiente de los negocios. Si un empresario ve que en una ciudad hay mano de obra calificada, seguridad física y jurídica, buena infraestructura, servicios públicos, calidad de vida para sus ejecutivos y empleados, se ubicará ahí más allá de la reducción de la tasa de renta u otros impuestos. Hay que contar, asimismo, con un buen transporte público y en este caso es fundamental que el MÍO, que funcione bien y esté interconectado para que llegue a Jamundí, a Candelaria y a la zona industrial de Yumbo.

Sin embargo, pienso que para Cali es difícil pensar en  incentivos que sí pueden ofrecer municipios más pequeños.  Aquí lo más importante es la institucionalidad, es decir, una ciudad como Cali debe ser bien administrada.

¿Y los retos en educación?

Este debe seguir siendo un gran desafío no solo hacia el 2026 sino años más adelante, incluso mayor que el del MÍO, que es más fácil de arreglar con dinero. Hay que formar a profesionales competitivos, y a los bachilleres y tecnólogos que necesitan las empresas. Tenemos universidades de gran  calidad, pero los muchachos llegan allá mal preparados, aunque el acceso a las mismas ha mejorado. Por eso el reto es muy grande.

Una ciudad segura¿Cree que en 10 años la ciudad será más segura?En algo que me sentiría tranquilo prediciendo es que la tasa de homicidios en Cali va a bajar mucho en los próximos años. Colombia lo viene haciendo, incluso antes de la Seguridad Democrática Y algo que no se dice mucho es que nosotros estamos envejeciendo, ya que la edad promedio es de 29 años, y lamentablemente la mayoría de los homicidios los cometen los hombres jóvenes. Me sentiría  cómodo si esa tasa de 50 homicidios por cada 100.000 habitantes  bajara a 25 o máximo a 30. Tenemos que ser capaces de llegar a eso.
Esteban Piedrahita UribeNacido en:  CaliEstado civil:  casadoProfesión:  economista, egresado   de la Universidad de Harvard, con altos honores y con maestría en filosofía e historia del London School of Economics and Political Science.Trayectoria:  Fue director de Planeación Nacional, asesor del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y asesor de planeación estratégica de la Alcaldía de Cali, presidente de la Revista Poder, Editor Económico de  Semana y Banquero de Inversión con Salomon Brothers.

 

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