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Secretos de navidad: ¿Sabe qué se esconde detrás del pesebre navideño?

Si bien los Evangelios no mencionan los animales, en el Antiguo Testamento aparecen juntos en el Éxodo, Deuteronomio y Libro de Isaías.

23 de diciembre de 2012 Por: Elpaís.com.co

Si bien los Evangelios no mencionan los animales, en el Antiguo Testamento aparecen juntos en el Éxodo, Deuteronomio y Libro de Isaías.

La historia es conocida: la Nochebuena de 1223, san Francisco de Asís montó en una cueva de Greccio (Italia) una representación en vivo del Nacimiento, “para contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió Jesús en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y la mula”, puso en boca del santo un biógrafo de la época. Fue una especie de auto sacramental, obra de teatro religioso propia de la Edad Media para evangelizar el pueblo. La costumbre caló en la cristiandad, cambiando actores por imágenes, aunque en los recientes 60 años el embate del nórdico Papá Noel con sus renos hizo temer que la representación cayera en el olvido.La salvación vino de donde menos se esperaba: el papa Benedicto XVI en su libro ‘La infancia de Jesús’, afirmó: “En el portal no había animales”. Y fue Troya. La frase revivió la tradición. Devotos e indiferentes se unieron para defender las figuras del supuesto ataque del papa, quien afirmó que la mula y el buey son “como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento”. Y “ninguna representación de nacimiento renunciará al buey y al asno”, se lee en páginas 76 y 77. Si bien los Evangelios no mencionan los animales, en el Antiguo Testamento aparecen juntos en el Éxodo, el Deuteronomio y el Libro de Isaías. Los Evangelios tampoco dicen cuántos eran los Reyes Magos, pero al regalar a Jesús oro, incienso y mirra se concluyó que eran tres. La defensa colectiva de la mula y el buey se debe a que en esos animales “la imaginación popular ha depositado hermosas tradiciones orales”, considera el folclorólogo Julián Bueno Rodríguez. “Mientras la Virgen, san José y el Niño conservan el carácter que les dio la iglesia, los dos cuadrúpedos encierran características de diversas culturas”, añadió.Así, el pueblo considera el buey como símbolo del bien, porque calentó con su aliento al recién nacido: “De alguna manera, le atribuye características del toro que en el Culto a la Selva del África se enfrenta a la serpiente”, prosigue el investigador.En cambio, la mula representa el mal, porque, según la tradición oral, se comió la paja sobre la que dormía el Niño Dios: “En la creencia popular la mula es asociada al Diablo, porque no puede reproducirse. La vemos acompañando el temible personaje del Judío Errante, condenado a vagar por toda la eternidad, y como mito de la maledicencia en la Mula de Tres Patas”, explica Bueno.Sobre la polémica desatada por el libro del Papa en torno de la mula y el buey, un sacerdote que pidió no ser identificado, dijo: “La iglesia por rearfimar la devoción a veces acaba con valiosas tradiciones, olvidando que si algo refuerza la devoción es las mismas tradiciones”.

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