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Cali se niega a olvidar a Jairo Varela, tras cuatro años de su muerte

Este lunes se cumplen cuatro años de la muerte de Jairo Varela. Hoy hubo una audición para recordar su obra.

8 de agosto de 2016 Por: Lola Ferrin, reportera de El País

Este lunes se cumplen cuatro años de la muerte de Jairo Varela. Hoy hubo una audición para recordar su obra.

¿Cuánto corazón, cuánto sentimiento se necesita para escribir 210 canciones de amor, de dolor, de tristeza y no morir en el intento o ahogado en el alcohol, o sumido en una sombra de amargura?

Y es que usted lo dijo, maestro, “te causa un gran dolor y más dolor cuando te han herido”. Quizás por eso la muerte a usted le llegó en forma de infarto fulminante. Quizás no podía ser de otra manera. Estamos los bohemios y locos que preferimos pensar que hay algo de poesía en ese absurdo final que nos tomó por sorpresa; consolarnos con la idea de que ese amor que no alcanzó a convertirse en melodía terminó llevándoselo a usted tan lleno de todo, dejándonos a nosotros en la nada.

¿En qué cabeza, sino en la suya, podrían resguardarse tantos poemas que en al final terminaron convirtiéndose en canciones que son más que eso, que son los otros himnos de esta Cali que le llora desde hace cuatro años?

¿Cuánta genialidad se necesitaba para irrumpir en la salsa con un nuevo estilo, para convencernos de que las corrientes puertorriqueña y cubana no lo eran todo, que se podía hacer arte con los sonidos del Pacífico mezclados con los de Nueva York?

Es que, como dice su amigo Umberto Valverde, usted “es un hombre que uno no termina de admirar, un hombre que se dedicó a construir una obra más allá de los vaivenes que le dio la vida”, y la vida terminó adorándolo y la muerte llevándoselo demasiado pronto.  

A propósito, ¿cuántas vidas vivió usted antes de ser el portador del apellido Varela, ese que nadie olvida, ese que lleva a muchos en esta tierra a golpearse el pecho así, como quien siente un orgullo, como quien quiere dejar claro que algo le pertenece? 

Es que usted, maestro, es nuestro, aunque en el Chocó se resientan un poco y nos recuerden a todos que usted nació en Quibdó  un 9 de diciembre de 1949. 

Pero a nosotros nos pesa más saber que usted terminó caminando como los ‘niches’ del Obrero, con ese tumbao, con esa cadencia que solo tienen esos que crecieron bajo el sol de ‘La Sultana’, tomando cholao en La Novena  y comiendo chontaduro en las tardes.

Porque nosotros lo recordamos siempre, como  cuando el calor arrecia y uno no tiene otra opción que arrimar a la panadería de la esquina a tomarse una gaseosa con pan caliente, mientras escuchamos ‘Gotas de lluvia’ para terminar de llorar un dolor que no encuentra cura, que no llega a su final.

Porque no se nos olvida que usted metió a Cali en ese inmenso mapa de la música. Que esta tierra es  recordada gracias a usted y a su ‘Cali Pachanguero’, esa canción tan limpia, tan perfecta que suena con la misma intensidad  en La Colina, allá en San Antonio,  como en la China.

Porque, como escribió hace tres años la cantante Diana Serna, “nadie se muere hasta el día en que lo olvidan, y el tiempo no transcurre para los que son eternos. Y yo no te olvido, ni te olvidaré, Maestro Jairo Varela”.

Por eso no se sorprenda que hoy, cuando se cumplen cuatro años desde que nos dijo adiós, nosotros quisimos reunirnos en la plazoleta que lleva su mismo nombre para recordarlo. 

Por favor, entienda si se nos escapó un par de lágrimas cuando su hija Cristina dedicó unas palabras a su memoria. Perdónenos si nos atrevimos a mirarla a ella a  Yanial, María Alice, a Camila y a Juan Miguel como ese tesoro que nos queda,  junto al ‘Grupo Niche’, nuestro gran orgullo, porque al caleño lo mueven el champús, las tardes en Pance, los goles del Cali y del América, y todas esas canciones que fueron escritas por usted.

Esperamos que no se haya sorprendido si nos vio armar una fiesta al aire libre un lunes a las 10:00 a.m., cuando sus familiares y amigos programaron diez canciones que marcaron su carrera y su historia, canciones como ‘Niche como yo’, ‘Ese día’, ‘Cicatrices’, ‘Ana Milé’ y ‘Estoy tocando fondo’.

Nos atrevemos a creer que usted, allá en el cielo, se armó con un güiro para acompañar a la presentación de Nidia Góngora y más tarde, la programación de esos fanáticos suyos que se niegan a la resignación del olvido, que lo mencionan en cada ‘Salsa al Parque’ y que bailan así, agarrándose el pecho y cerrando los ojos, como pensando lo bonito que es el amor, cuando el amor era escrito por usted y narrado por el ‘Grupo Niche’.

Este lunes fue una excusa para que Cali viviera su propio ‘San Valentín’ a punta de ‘La magia de tus besos’, ‘Hagamos lo que diga el corazón’,  y ‘Cómo podré disimular’. 

Sin duda, hoy fue un lunes distinto, uno de esos en los que los caleños nos pusimos de acuerdo sin cita previa para honrar una causa, como aque agosto del 2012, cuando fuimos cerca de 500 mil personas dándole el último adiós, cuando en verdad queríamos decirle “maestro, quédese, nosotros no sabemos cantar si no es con usted”.

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