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Salsa en Cali, una naciente industria al son de la prosperidad

Se gesta cadena productiva en la Capital de la Salsa, en torno a su ya legendaria expresión cultural

28 de julio de 2013 Por: Ricardo Pérez Vargas | Reportero de El País

Se gesta cadena productiva en la Capital de la Salsa, en torno a su ya legendaria expresión cultural

Tiene casi todo para ser industria insignia: materia prima, insumos, máquinas. Además, recurso humano: artesanos, operarios, técnicos, vendedores, fabricantes, gerentes. Y como si fuera poco: talento e inventiva inagotable, plasmados en creación y ejecución de exportación sin igual.Todos ellos, sin proponérselo, agregaron a la Capital Deportiva de América, Sultana del Valle o Sucursal del Cielo, el título de Capital Mundial de la Salsa.A partir de ese bum de hace casi media centuria nacieron empresas, unas pequeñas y otras grandes e incluso algunas desaparecidas. Conjuntos, orquestas, agrupaciones y escuelas de baile, organizaciones privadas y fundaciones que con creaciones colectivas hoy agrupan y promueven la salsa.En paralelo surgieron otros negocios y empresas que por las necesidades específicas y particulares de la salsa se han ido especializando. Es el caso del calzado, el vestuario, los instrumentos e implementos de los ejecutantes, ya sean bailarines, intérpretes, cantantes, compositores, arreglistas. Pero también los estudios de producción, las comunicaciones, el mercadeo, para citar solo algunos.Toda esta actividad ha enrutado la salsa hacia el sendero industrial, con una cadena productiva en ciernes que va camino de convertirse en el perfecto clúster, que aprovecharía las ventajas comparativas de esta expresión cultural afincada en Cali.Tímidamente, Promoción de Turismo, Inversión y Exportaciones, Proexport de Colombia, ha reconocido, aunque no oficialmente, que la salsa es el principal producto de interés mencionado en el exterior por parte de visitantes reales y potenciales, al señalar los atractivos de Cali.Sin embargo, no se ha realizado un diagnóstico real de la situación. Los estudios apenas se van a acometer.Cálculos iniciales, pero sin técnica estadística, de entidades que han emprendido un trabajo en pro de la industria cultural, arrojan resultados: 4000 bailarines agrupados en 120 escuelas.Solo en el Mundial de Salsa -en eliminatorias desde ayer porque arranca este 5 de agosto- participan 295 grupos que integran a 3500 bailadores. Y para Exposalsa hay 60 orquestas afiliadas que actúan no solo en escenarios sino en convenios con hoteles.El año pasado, sumados los espectáculos, presentación de las orquestas, ventas de servicios de clases, de instrumentos musicales, vestuario y establecimientos comerciales, produjeron ingresos por $6000 millones.Empero, ¿qué le falta a la salsa caleña para que sea una industria de verdad?Se menciona la carencia de formación y de planeación, conciencia empresarial, política pública, financiación, emprendimiento, creación, ideas nuevas, entre otros.“Falta formación, una mayoría solo se interesa de lo artístico, de su producción, asumen que van a vivir del canto, del baile, pero no de la administración de lo que es su negocio, de la empresa que han conformado”, sostiene Luz Adriana Betancourth, coordinadora de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura de Cali.Su despacho ha emprendido una serie de capacitaciones periódicas que ella presenta como “una alternativa, aunque no es la solución”.Esta problemática es ratificada por Mayra Echeverry, directora de María Mulata, la empresa a la que se le midió hace cuatro años al conformar una orquesta integrada por mujeres, luego de que trajinara más de diez años como percusionista en agrupaciones similares.“Muchos de los que emprendemos una empresa como la mía somos de comunas, no tenemos los recursos que faciliten estabilidad, a largo plazo es que se ven los resultados de un trabajo, a diferencia de otros campos económicos, porque en esta industria puede pasar nada y solo después de muchos años se refleje un beneficio o éxito”, reconoce la Directora de María Mulata.Por eso la experimentada percusionista insiste en lo que se requiere para la sostenibilidad de la empresa.“Apoyo local, difusión, organizar conciertos con amplia difusión”, y concluye que si no se tiene la formación “hay que tener un buen acompañamiento. Antes solo bastaba con ser músico para hacer salsa, hoy no”.De ahí que en la organización Industrias Culturales, impulsada y apoyada por diversas instituciones de la ciudad, resalten la importancia de la formación de las empresas de salsa, ya sean orquestas, escuelas de baile o afines.“Muchas están de manera informal en un emprendimiento que surge a partir de que se van lanzando al ruedo, no hay un proceso de formación para mercadear servicios culturales. Hay que pensar en las luces, el vestuario, una puesta en escena. No basta con que haya un deseo grande y que sean los mejores moviendo las piernas, eso va a ser insuficiente si falta calidad y muchos llegan hasta ahí porque no saben cómo crear un espectáculo artístico”, sostiene Rosana Velasco, coordinadora de Industrias Culturales.Es la razón que la lleva a afirmar que el camino de la industria cultural de la salsa es incipiente.“Existe un deseo muy grande de formar un clúster de la salsa. Le falta un plan para que exista, determinar acciones, para qué se crea, cuál es esa cadena productiva porque para crearla es necesario tener todos los eslabones y ver cuáles se deben fortalecer y cuáles van a jalonar. Falta estudio e investigación de la cadena. El talento está, el gusto por la salsa está, la identidad. Muchas de las fichas están sobre la mesa, pero falta anudarlas con un buen plan”, agregó.En contraposición está quien conduce una empresa exitosa que ha aglutinado diversas expresiones en torno a la salsa y genera 300 empleos indirectos y 15 directos mensuales.“Toda industria que tenga el insumo y la demanda tiene futuro, el clúster está en creación”, argumenta Andrea Buenaventura, directora de Delirio, la fundación que “busca fortalecer las escuelas de salsa para impactar en forma positiva el tejido social de la comunidad caleña”.Sin embargo, la Directora de Delirio señala carencias como la de “conciencia del empresario, capacitar el insumo y una política pública” que dé oportunidades. Como la que tuvo José Aguirre, el productor musical que desborda entusiasmo luego de la ceremonia de inauguración de los Juegos Mundiales, el jueves pasado.Ese día él estuvo a cargo de los acordes con los que decenas de bailarines le mostraron al mundo la vocación de Cali por la salsa, como quiera que dirigió la Cali Salsa Big Band, el proyecto con el que espera consolidar y seguir uniendo a los mejores intérpretes del sonido caleño.“Le apuesto a lo que está pasando con la salsa en la ciudad, porque es claro que la que la está manteniendo es la gente de Cali y el Pacífico colombiano”.Su proyecto pretende demostrar que “hablar separado” no es factor de éxito.“Mediante la unión busco activar la salsa, con los mejores. Solo faltaba oportunidad y el viernes lo demostré”.

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