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Cali padece por inundación de falsas cadenas que se riegan como 'pólvora' y generan zozobra entre los habitantes. | Foto: Imagen: El País

¿Quién está detrás de las cadenas que crean pánico virtual en Cali?

Sí es posible detectar a quienes propagan falsas alarmas por Whatsapp y redes sociales. Cuidado: usted puede incurrir en un delito al compartirlas.

2 de abril de 2017 Por: Germán González y Alda Mera / Reporteros de El País

Que La Salvajina llegó a su tope y Cali se va a inundar. Que tembló levemente y puede temblar más fuerte. Que la gerente de Emcali fue detenida por la Fiscalía. Que el agua que toman los caleños está envenenada. Que hay robos masivos en las calles. Que va a explotar una bomba en un centro comercial. Que les van a descontar de la pensión de los jubilados para financiar a los guerrilleros desmovilizados. Que cada uno de ellos recibirá $100 millones gracias a los acuerdos de paz.

Este tipo de mensajes, que suelen circular por WhatsApp y varias redes sociales, se convirtió en una cadena de mentiras que tiene al borde de un ataque de nervios a los caleños.

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¿Cómo se explica esta tendencia de causar pánico en la ciudadanía?

Lucero Rengifo, líder social de Charco Azul, el pasado fin de semana grabó un audio convocando a alistarse para una posible emergencia, luego de escuchar otro audio sobre el posible desbordamiento del río Cauca. “Salvajina está que se revienta, la maqueta computacional da que la inundación llegaría hasta la Autopista Suroriental hasta una altura de dos pisos”. Y claro, el audio inundó las redes sociales.

La falsa alarma fue desmentida por el secretario de gestión del riesgo, Rodrigo Zamorano, y por el director de la CVC, Rubén Darío Materón. Zamorano pidió no dar credibilidad a este audio, pese a que mencionaba varios tecnicismos que lo hacían parecer creíble. “Es falso que se vayan a hacer descargas de fondo, que Salvajina esté en riesgo, que haya habido desbordamientos”, aclaró Zamorano.

Materón dio la explicación técnica de cómo se estaba regulando el fluido del embalse para evitar desbordamientos, desmintió que estuviera en el 100 % de su capacidad y dio el parte de tranquilidad de que llegaba a 62 %.

Lucero Rengifo dijo a El País que el riesgo de inundación en el oriente de Cali siempre ha existido y que grabó otro audio de alerta porque llevan varias administraciones pidiendo capacitación para la comunidad ante una emergencia, y que sus solicitudes nunca han sido atendidas. “Aquí viven muchos niños solos porque sus padres salen a trabajar y los que no, están al cuidado de un adulto mayor, que no saben qué hacer ni para dónde pegar si hay una tragedia”, argumentó.

Se defendió de las acusaciones de generar pánico en la ciudad: “Alarmar es una advertencia de una posibilidad de riesgo. Lo que sí aterra es ver por televisión a cantidad de familias afectadas por las inundaciones, eso sí da terror; una información de prevención no se puede calificar de terrorismo virtual, los derrumbes, hundimientos, colapsos de vías, sí son más graves”.

Al secretario de gestión del riesgo, Rodrigo Zamorano, le reprochó creer “que solo lo que él dice es fidedigno. Puede ser muy secretario, pero su palabra no es sagrada porque él no es Dios, y el joven voluntario que dio la alarma también tiene derecho a que se le crea o al menos, a ser escuchado”, y añadió: “Lo digo yo que sí sé lo que es vivir en carne propia una inundación, perderlo todo y empezar de cero”.

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Cuestionó, además, que la represa de La Salvajina, que se construyó con plata de los caleños para evitar inundaciones y Cali siga inundada, la vendieron a la empresa privada. “¿Quién nos garantiza que cuando llueve mucho, ponen en primer lugar el derecho a la vida de las personas y no su interés particular de generar energía?

El influenciador y estratega digital Daniel Vivas Barandica analiza en el fenómeno dos intencionalidades: si se trata de marcas u organizaciones reconocidas, el móvil es el afán de desprestigiar. Como cuando circuló que un trabajador había muerto y caído donde preparan una conocida bebida colombiana. Luego se descubrió que era una venganza de una persona que quería causarle conflicto a la marca.

Y si pregonan robos masivos y hechos criminales, Vivas considera que obedece a desocupados que buscan causar pánico en la sociedad y desestabilizar un poco el sistema.

Como sienten que no se aplican medidas correctivas, explica, incurren en estas acciones de ‘guerrilla digital’ en la que se polemiza más y se lleva la situación al extremo, para que los entes del Estado o sus encargados, sientan que hay un malestar en la sociedad. “Es una acción de alto impacto, que puede ser negativa, pero cuyo fin es llamar la atención de forma más directa y polémica”, opina.

Vivas reconoció que previo a la campaña electoral, puede haber móviles políticos. “Pueden ser opositores de una alcaldía, una gobernación, un partido, etc., interesados en desprestigiar al gobernante, pero también pueden ser ciudadanos desesperados de que no se haga nada y recurren a estas acciones por llamar la atención y ver si hay un cambio o un resultado”.

No obstante, admite que con el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, el ataque de la guerrilla digital es más grave. “Sí lo he notado, la oposición está pendiente y aprovecha hechos o eventos para caerle, ponen un montón de gente a andar en redes sociales y se agranda la situación. Hay un grupo que está en su contra y apenas hay una media falla, se le van encima y lo atacan fuerte por redes”.

En el intento de desprestigiar funcionarios, causó desconcierto cuando ‘hackers’ tomaron la imagen de la versión digital de la entrevista que El País publicó con la directora de Planeación de Cali, María de las Mercedes Romero e hicieron un montaje: cambiaron el texto en el que hablaba de movilidad, con información falsa en la que supuestamente la funcionaria había sido vinculada al proceso 8000 y la divulgaron por redes sociales. El País tuvo que hacer la aclaración respectiva para desmentir esa versión apócrifa.

El director de la Unidad de Delitos Informáticos del CTI de la Fiscalía, revela que trabajan en casos así, pero no en muchos, porque la gente llama y consulta, pero no denuncia. “Las redes sociales sirven para compartir conocimiento, pero lo usan para generar miedo, pánico, en los usuarios. O a la gente le fascina difamar, injuriar, dañar a las instituciones”, opina.

Refirió que hace quince días cuando enviaron una cadena alertando sobre un explosivo en un centro comercial se desplegó todo un operativo policial y resultó ser una mentira.

El funcionario dijo que conductas como decir que medio Cali va a quedar sin agua se configura un delito, según el Código de Procedimiento Penal, “por causar pánico, en este caso, por medios electrónicos. Incluso, quienes replican o comparten la información también están comprometidos si se llega a identificar”, advierte, que modifica o aumenta la versión.

“Tenemos técnicas para identificar de dónde provienen las falsas informaciones, la gente cree que escudándose en redes sociales se puede ocultar, no es cierto; pero necesitamos denuncias de los ciudadanos para poder investigar”, explica.

Vivas concluye que “no se sabe si hay un trasfondo político en el fenómeno, pero lo cierto es que en cada cadena hay un fin oculto que tocaría investigar”.

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