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Profesor de Univalle propone juegos para una sana convivencia

La implementación de estrategias lúdicas ha permitido cambiar formas de convivencias en las escuelas y las comunidades donde se presenta el maltrato.

16 de noviembre de 2014 Por: Johan Giraldo, especial para El País.

La implementación de estrategias lúdicas ha permitido cambiar formas de convivencias en las escuelas y las comunidades donde se presenta el maltrato.

Educar es una tarea muy difícil ya que los padres ni las madres son expertos en pedagogía o han nacido ya preparados para formar a sus hijos. Pero la educación se construye y es considerada esencial para la socialización de los niños, a través de la transmisión de valores, normas o comportamientos.El profesor y sicólogo Óscar Ordóñez, de la Universidad del Valle y del Centro de Investigación de Psicología, Cognición y Cultural de dicha institución, ha venido trabajando durante años en estrategias pedagógicas para cambiar la concepción que se tiene del maltrato en la escuela.Para ello, él y colegas crearon la estrategia ‘¿Y del respeto qué?’, una propuesta que ofrece a la comunidad espacios para reflexionar sobre las dificultades personales, familiares, académicas y colectivas para fomentar saber vivir en comunidad. En ella, el humor y el juego son las herramientas para construir nuevas formas de relación y hallar alternativas de solución a los problemas, conflictos y diferencias con que se pueden enfrentar los alumnos cada día.Lo que apunta la implementación de la estrategia es la apropiación de los estudiantes de cada uno de los juegos que la componen: la Escalera, el Yeimi y el Maltratante. Estos se encuentran entre las actividades que se desarrollan como medio de prevención. Ordóñez explica que “el objetivo de la estrategia es que con los juegos se genere en los estudiantes la reflexión sobre los diversos modos de relacionarse con sus compañeros. Además de promover el buen trato tanto de los profesores hacia los estudiantes y viceversa”.Añade que “en 14 años que hemos venido trabajando con la estrategia en la intervención educativa en los niños, esta ha tenido un impacto grande porque no es costosa, es novedosa y se obtienen resultados de la reflexión. Es una estrategia pedagógica porque le ayuda a la gente a transformar las representaciones que tienen sobre el maltrato en el hogar y en el colegio, cuando transforma un hábito por otro. En últimas, lo que se hace, es aprender algo nuevo”.¿Por qué el humor y el juego?El humor y el juego son elementos que permiten distanciarse de la realidad, se crea un escenario en el que los acontecimientos pueden ser revividos sin tensiones y transformados en medio de la amistad. Ordóñez, graduado de la Universidad del Valle, comenta también que “el humor, además, fortalece las relaciones entre jugadores que comparten un universo simbólico por medio del cual se construye la identidad, la risa en su crítica los incluye a todos, la risa iguala y enriquece la convivencia”.Agentes multiplicadoresDesde el año 2012, el Centro de Investigación de Psicología, Cognición y Cultura ha venido trabajando con la Institución Educativa Helen Keller, de Cali, en la que se ha visto cómo los niños transforman las mismas estrategias en los juegos, es decir, han creado diversas formas de divulgar estas actividades. En el 2003 y en el 2005 se aplicaron en municipios del Valle y Cauca. Se financió un trabajo pedagógico para hacer en 15 instituciones rurales actividades de propagación de los juegos para que se aplicaran en dichas escuelas.¿Y del respeto qué?Son libros que nacieron de la idea de combinar el juego y el humor como mecanismos de distanciamiento que permiten la reflexión y la transformación de comportamientos, actitudes y concepciones que afectan las relaciones con los demás y dificultan la convivencia. Estos juegos, como El Maltratante, implican la utilización de habilidades sociales que tienen que ver con el reconocimiento del otro en las relaciones con la asunción de un papel responsable y autocrítico. Este libro tambien hace hincapié en la tansformación en el ámbito social, educativo y personal. Fomenta los valores como solidaridad y respeto para enfrentar tensiones que aparecen durante la ejecución de los juegos.El profesor Óscar Ordóñez, de 46 años, ve cómo los juegos se convierten en vehículo para la expresión, cuestionamiento y discusión de temas difíciles de tratar, ya sea en la institución o la comunidad. Insiste en que el libro “es una forma de poder aplicar estrategias para que la educación sirva como ejemplo para que a nivel individual y colectivo se presenten las relaciones sanas. Si un profesor incentiva a sus alumnos con estos juegos, van a despertar y reencontrarse con el espíritu lúdico y ayudar a construir nuevas relaciones con los otros y consigo mismos”.Los juegos: El Maltratante y La Escalera El MaltratanteEste juego es la adaptación del parqués, solo que los jugadores deben realizar un recorrido en espiral, en el que se encuentran con casillas de diferentes colores que remiten tarjetas con situaciones de la vida cotidiana que favorecen o impiden las relaciones con los demás. Las tarjetas verdes permiten avanzar, mientras que las rojas hacen retroceder. “Lo que buscamos es que reflexionemos acerca de lo que dicen las tarjetas, una verde dice “has sido un buen compañero o buen papá, dependiendo del contexto, puedes avanzar cinco puestos”. Acá queremos es que analice por qué ha sido buen compañero y que los demás discutan y reflexionen. En la tarjeta roja, es lo contrario, si la sacan dirá ¿”usted es de los padres que alienta a su hijo a que se defienda cuando ha sido golpeado”. Al jugar no es fácil salir del juego porque es interesante y abre a las personas a discutir, reír, pero sobre todo, que los estudiantes, padres y profesores piensen y sean factor de cambio, explica Ordóñez.La EscaleraEn este juego de mesa se presentan contenidos gráficos con situaciones de buen trato y maltrato en el ámbito familiar, educativo e individual. Los jugadores utilizan las fichas para moverse por las casillas en un recorrido ascendente. Así, encuentran en el tablero gráficos en el que develan situaciones de maltrato o mal comportamiento. Acá también es importante observar la condición de la persona frente al juego, ¿cómo reacciona frente a la derrota?, y es ver cómo unos sacan más provechos de los otros. Pero el objetivo siempre es el análisis de la conducta y el entendimiento de los jugadores respecto a los contenidos del juego. El profesor Ordóñez resalta que “a partir de dichas reacciones se puede observar que unos aceptan mejor que otros las derrotas, son actos de la vida que muestran las estrategias de los participantes para enfrentar los conflictos que supone la vida en sociedad”.

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