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Papo Sánchez, en la lista de artistas para la Calle de la Feria

El artista habló con El País sobre su reencuentro con el bongocero de Apollo Sound, su pasado y su presente musical.

23 de diciembre de 2016 Por: Isabel Peláez | Reportera de El País

El artista habló con El País sobre su reencuentro con el bongocero de Apollo Sound, su pasado y su presente musical.

Papo Sánchez, el puertorriqueño, intérprete de canciones como Mi Desengaño y Marejada Feliz, y quien estuvo en la agrupación de Roberto Roena, presenta su Dvd ‘Master Class’.  A tráves de su cuenta en Facebook, al artista confirmó que estará en la Calle de la Feria el próximo 29 de diciembre: "gracias Feria de Cali y Corfecali, estaré en la Calle de la Feria, todo un honor", dijo el artista.  A su paso por Cali hace algunos días, promocionando su Dvd, contó sobre su reencuentro con el bongocero de Apollo Sound, su pasado y su presente musical. ¿Cómo empezó en la música? Vengo de una familia musical, mi papá cantaba, tocaba guitarra y siempre  iban músicos a mi casa. Soy el menor de ocho hermanos varones, por eso me dicen Papo. Desde niño me aferré a la música, a los 10 años toqué en la guitarra la canción ‘Moliendo café’. Yo era becado en la escuela, por mi buen promedio. Desde séptimo grado llevé los libros en una  mano y la guitarra en la otra. Participaba en todas las actividades de la escuela.  Con mis compañeros formé mi grupo de rock, tocábamos canciones de The Beatles. Un día, el que hacía la primera voz y segunda guitarra en el trío Los Astrales, que ensayaba en mi casa, se enamoró de una muchacha en un pueblo al que fueron a tocar y se quedó por allá.  Me buscaron y yo de tanto verlos ensayar, me sabía todas las canciones. La guitarra era más grande que yo. Tenía 14 años y ya interpretaba canciones de Los Panchos, como ‘Te amaré toda la vida’ (la salsa fue en el 69).  Me pagaban muy bien, y comencé a ser el sustento del hogar.  El hermano mío fue con unos amigos  para convencerme de dejar el trío y  llevarme a una orquesta de salsa,  pero  mi vieja no quería que lo dejara; estando   en noveno grado me ganaba US$30 el viernes y US$ 30 el sábado, era un sueldo de  maestro en aquella época. Pero, tanto insistió mi hermano, que me fui del trío y empezamos con La Conquista. Mi hermano  cantaba, yo tocaba la guitarra, pero a él o le gustaba  el soneo, tú sabes,  lo que viene después del coro, la improvisación, entonces le dije “yo lo hago”, yo no era cantante, pero me gustaba vacilar. Surgió  la oportunidad de cantar en La Conquista  y estando allí me llamaron de la orquesta de Roberto Roena. A los 20 años grabé ‘Mi desengaño’ y ya sabes lo que ha pasado con ese tema, es una  locura. ¿Y cuál ha sido su mayor desengaño? Ninguno, he recibido más de lo  que esperaba. No me pasó por mi mente que  a mi edad podía estar aún vigente dentro del público,  que canciones que grabé hace cuatro décadas hayan  trascendido a través de todos estos años y que las canciones que canto las canten hoy en día personas que en mis comienzos no habían nacido. Cuando yo los veo cantando con esa pasión ‘Mi desengaño’,  le doy gracias a Dios, porque el talento te lo da Dios, la música me abraza,  porque  la amo,  pertenezco a ella y ella no me va a dejar a pie.  ¿Desengaños amorosos  ha sufrido? Bueno, sí. Yo tenía una novia y había otra muchacha que andaba enamorada de mí. Estábamos en vacaciones de Navidad y la otra me pidió que la llevara un baile, tanto insistió que le dije “vamos” y allá nos encontramos a la novia mía con los papás. A mí se me cayó la cara. Mi novia me terminó. Ahora ella está casada y yo también. ¿Cómo hizo para no dejarse arrastrar negativamente por la fama? Dios me ha guardado. Yo no tengo hijos por ahí. Viví mi juventud con calma.  Cuando ganaba tanto dinero con Roberto tenía en mi cabeza mi origen, mi maleta de la necesidad. Por eso siempre he tenido cuidado con los excesos, he mantenido el equilibrio. Mis hijos son profesionales, tengo un hogar feliz, he ayudado a mi familia, a mis padres. No tengo nada guardado, todo está invertido  en la felicidad del uno y del otro. ¿Qué  temas han sido, a su juicio, los más  emblemáticos en su carrera? ‘Por qué te niegas’ es un tema que no era para mí,  era de Tempo (Alomar), pero él estaba enamorado de una canción que yo iba a grabar y creyendo que  aquella iba a ser, me dijo “coge tú ‘Por qué te niegas’” y le dije “dámelo” porque lo mío es cantar. Ese tema es de la compositora Zulma Angélica.  Y fíjate, en Colombia,  ‘Por qué te niegas’ es un himno, ‘Mi desengaño’ es otro, al igual que ‘Marejada’,  ‘Estás equivocado’, ‘Para mí esas cosas’, ¿Sabes cuál es ese, verdad? “Quisiera poder tener aquellas cosas que un día soñé”... Ese tema empieza con unos violines. Es una obra de arte. ¿Usted también compone, verdad? Sí, en el Dvd  ‘Master Class’ tengo ‘Espejismo’, que tiene mi composición y arreglo y ‘Entre las nubes’ también. ¿Lo inspira más el despecho o el amor? Fíjate, la dueña mía siempre está jodiendo con eso, cuando yo canto “la luna te está mirando escondida entre las nubes y en su mirada recuerdo cuando en mis brazos te tuve”, me dice: “¿A quién tú le cantaste eso?”.  Curet Alonso, quien  escribió “Temes que yo diga un día en cualquier esquina que tu fuiste mía en una aventura donde no hubo amor”... “que lo más que teme tu vida vacía es que diga un día que ya te olvidé”, me contó que hizo esa canción porque  tuvo una novia que se la presentó a un amigo y ese se la levantó. Pero, en mi caso, cuando escribo, no voy directo a una situación. El día que escribí ‘Entre las nubes’ veníamos un día de Camuy, al lado de mi pueblo, estaba el  cielo clarito y la luna llena y había  una nube llena de agua  tapándola y le digo a mi amigo: “La luna te está mirando escondida entre las nubes”, me  sonó chévere, dejé al amigo solo  y me senté en la plaza de mi pueblo y fui escribiendo el tema. Con la letra fluye la melodía y sale el arreglo. ¿Qué siente al cantar en Cali? Amo Colombia, pero para qué decirte mentiras, en Cali me siento como si estuviera en Puerto Rico, tenemos calor, amamos ‘heavy’ la salsa,  somos extremadamente sabrosos. Cambia solo la forma de hablar. Ustedes dicen “acercate”, nosotros “acércate”. Cuando estoy un par de días aquí, cojo el tono de ustedes y se lo pego a mi hija. Hicieron un par de acercamientos para invitarme a la Feria de Cali.  ¡Ojalá!

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