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Pance, el río de todos al que algunos le sacan provecho

La vocación turística y recreativa del río y su área de influencia se ha convertido, a la vez, en amenaza para su futuro.

12 de septiembre de 2014 Por: Luiyith Melo García | Reportero de El País

La vocación turística y recreativa del río y su área de influencia se ha convertido, a la vez, en amenaza para su futuro.

Cuando Evelio Castillo abrió los ojos por primera vez, hace 48 años, sólo vio el sobrevuelo del colibrí de pico dorado, la pava y el compás, aves que dominaban la espesura de esas lomas, verdes como la selva virgen. En el pueblo de Pance apenas había cuatro casitas diseminadas por la montaña y, en realidad, no había pueblo todavía.De lo primero que oyó fue la melodía del río. Un incesante murmullo cantarino de las aguas sobre las piedras y descubrió el río Pance. Ese ha sido su universo siempre y no le molesta que hoy irrumpan en él 30 mil extraños cada fin de semana que llegan a zambullirse en sus aguas y a consumir el paisaje con todas sus delicias.Muchos llegan al negocio de María Quiñónez, ubicado diagonal al puente sobre el río que domina el pueblo, en el que ya habitan 1800 personas y hay como cien veces más casas de las que por primera vez conoció Evelio.Lo que realmente le molesta a Evelio es que no haya alcantarillado en todas las casas, que la planta de tratamiento de aguas residuales que construyó la Secretaría de Salud de Cal hace unos años no funcione, y que gran parte del agua sanitaria de este pueblo -que no adivinó hace medio siglo-, caigan al río que lo arrulló siempre.Toda la franja de casas levantadas a la orilla misma de la calle principal no tiene alcantarillado. Y curiosamente en esa misma franja hay tres pequeñas plantas de tratamiento de aguas residuales que casi nunca funcionan. No se sabe bien por qué hay tres y por qué no funcionan. Así que cuando los pozos sépticos se rebosan, su contenido va a parar a las aguas de Pance.Pese a ello, “el agua aquí aún es pura, la hemos comparado con la que venden embotellada en Cali y la de aquí es mejor", asegura Hernando Zúñiga, presidente de la Junta Comunal de Pance.Del pueblo hasta la Vorágine, siete kilómetro abajo, empieza la privatización del río. Veinte, treinta negocios, no se sabe cuántos, se han parcelado sus orillas, han levantado cercos, muros y construcciones en concreto para montar balnearios, restaurantes, hoteles y moteles. Hasta marraneras y gallineros hay en esas orillas que vierten sus desechos al río, dicen los vecinos.Lo que pasa es que el río es resistente y mágico, porque rápidamente es capaz de sacudirse de tanta mugre. En 2127 litros de agua por segundo que tiene como caudal promedio es capaz de diluir esa carga contaminante y llevar sólo 2,4 miligramos de sólidos suspendidos por litro de agua. Lo curioso es que para disfrutar de algunos tramos de sus aguas hay que pagar, como en la Chorrera del Indio, una caída natural de la quebrada El Encanto, a 3,5 kilómetros de camino entre el pueblo y La Vorágine, que es parte del atractivo del centro recreativo. Otros negocios hacen cercos y gradas en las orillas y trinchan el río con piedras para armar piscinas y cobrar por entrar en ellas. Lo más público que hay es el Parque de la Salud, una inmensa reserva de cuatro entradas y cuatro kilómetros de senderos para la recreación y el deporte. Pero las fogatas y toneladas de basura y productos desechables que dejan los visitantes lo están afectando. Lo que da el ríoA pesar de todo el impacto que ya recibe en su cuenca media, al río Pance le queda agua suficiente para abastecer una docena de acueductos de parcelaciones, urbanizaciones, universidades y colegios de Ciudad Jardín.De él se alimentan acueductos como La Rivera, La Riverita, VER, La Finca, El Retiro, Cañasgordas, los de las universidades San Buenaventura, Javeriana e Icesi, lo mismo que varios colegios. Pero aparte de los acueductos autorizados por la CVC o el Dagma, muchas fincas, casas y negocios le hacen cortes y acequias al río para abastecerse, hacer riegos y darle otros usos. El ingeniero Hugo Salazar Jaramillo, líder de Ciudad Jardín y ex gerente de acueducto y alcantarillado de Emcali, estima que el río tiene al rededor de 160 derivaciones de este tipo. Que se le están extrayendo más de dos mil litros por segundo y que con el uso racional de toda esa agua podría hacerse un mejor proyecto de acueducto para toda la zona. Sin embargo, no sólo agua se le saca al Pance. También se le extrae piedra, gracias a una polémica concesión a 30 años que entregó la CVC, de la cual van como 15 años transcurridos. La autoridad ambiental y su concesionario dicen que el río tiene mucha piedra y no se vería afectado con su extracción, pero Salazar Jaramillo sostiene que es una explotación que debe pararse porque quitarle piedra abajo al río es como jalar el desprendimiento de más piedra de arriba, lo cual terminaría afectando su comportamiento hidráulico y generando inundaciones en la parte baja de la cuenca.Y es que la cuenca alta tampoco está a salvo. Aunque Evelio Castillo y Hernando Zúñiga aseguran que arriba no pasa nada, lo que encontró un alto funcionario del Municipio hace unos años cuando subió a La Corea -una finca abandonada de Emcali cerca al nacimiento del río Pance, a unos 3000 metros de altura en los Farallones-, fue casi dantesco: además de 40 caballos salvajes, deforestación y cultivos indeseables promovidos por gente armada, halló un reguero de sangre y ropa cortada por todas partes. Y un bosque nativo de roble negro que había sido talado para maderar. Esa fue tal vez la primera herida propinada al río Pance.Recuperación del afluenteLa sequía progresiva que está experimentando el río Pance no es mentira. El ancho del río es generoso. Pero se ven hilos de agua andando entre las rocas, por tanta piedra que ha bajado de arriba. Ese fenómeno se advierte a la altura del puente próximo a la sede del Deportivo Cali y es más evidente antes del puente sobre la Avenida Cañasgordas, cerca al centro recreativo Comfandi. Allí el río es una avenida empedrada para el paso de semovientes. El examen de laboratorio hecho por el Dagma a la calidad de las aguas del río Pance dice que existen cuatro parámetros que están fuera de rango a su entrada al perímetro urbano y la salida del mismo: los aceites y grasas, fosfatos, la turbiedad y Cromo VI. La materia orgánica suspendida se ha multiplicado por cinco.La CVC indicó que la recuperación de la cuenca alta y media del afluente está prevista en el Plan de Ordenación de Cuencas Hidrográficas de la entidad. Esto es, la preservación de quince humedales que hay en la subcuenca del río de 16.229 hectáreas.Advierte que aunque debe preservarse su vocación turística, el atractivo de población representa una amenaza por la deficiente planificación del territorio sometido a una significativa urbanización que lo impacta ambientalmente.¿Cómo queda el río Pance después de las visitas de los caleños el fin de semana? Véalo en estas fotos.

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