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“No hemos desistido de las obras en el Aristi”: vocera del grupo G50

Nataly Rueda, dice que están a la espera de los conceptos del Ministerio de Cultura y el Municipio para continuar la obra.

6 de octubre de 2016 Por: Luz Jenny Aguirre Tobón, editora de Cali

Nataly Rueda, dice que están a la espera de los conceptos del Ministerio de Cultura y el Municipio para continuar la obra.

[[nid:583306;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/10/nataly_rueda.jpg;left;{Nataly Rueda, vocera del grupo G50.Ricardo Ortegón, especial para El País}]]

Hace algunos meses volvieron a aparecer en las noticias dos edificaciones tradicionales de Cali que se encontraban en el olvido: los edificios Columbus y Aristi, con sus respectivos teatros.

Resultó que estos bienes de interés cultural para Cali y la Nación fueron comprados por un grupo de comerciantes (Grupo G50) que planea hacer allí un centro comercial y un nuevo hotel, ente otras cosas.

La polémica se desató porque el movimiento de cinceles, martillos y volquetas sobre estos hitos arquitectónicos se empezó a dar sin contar con los permisos debidos. Hoy la obra está suspendida y hay una sanción económica de por medio.

Pero el grupo G50  no ha desistido de su proyecto y dice estar a la espera de lo que le digan el Ministerio de Cultura y el Municipio  para arrancar, ahora sí, con la obra. Nataly Rueda, vocera de este colectivo, habló con El País sobre este proceso. 

¿Hoy en qué estado  se encuentra el proyecto de construir un centro comercial en esa manzana del centro?

Se está entregando toda la documentación y adelantando los procesos pertinentes para poder llegar al Consejo Municipal de Patrimonio. Con estos  bienes, al ser patrimonio tipo 1 y bienes de interés cultural del nivel nacional, debemos  cumplir con unos usos y requisitos. La semana pasada el Consejo Municipal estuvo visitándonos, mirando las instalaciones, y en unos días nos darán el concepto.

¿Por qué empezaron al revés? Primero intervinieron los edificios y luego pidieron los permisos, justo por eso los han sancionado y les tienen parada la obra…

El Grupo G50 empezó con el objetivo de salvar ese patrimonio cultural. Cuando adquiere las propiedades las encuentra en un estado muy vulnerable, específicamente en los sótanos y columnas. Es como cuando tú compras una casa y la quieres poner bonita de una. Entonces ellos al ver esta situación lo que empezaron a hacer fue unos estudios para mirar por qué  había tanta humedad, por qué los sótanos estaban tan llenos de cosas, incluidos roedores. Al mismo tiempo encontraron una debilidad en la estructura, ya que como esta edificación tiene tantos años, estaba construida sin las normas de sismorresistencia. Al hacer ellos una revisión más intensa sobre la vulnerabilidad se llegó a la conclusión de que había que ayudar a salvar este patrimonio, entonces se empezaron a realizar unas intervenciones en su estructura, de reforzamiento.

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Pero ustedes sabían que para eso tenían que surtir unos pasos previos…

Conocíamos del paso previo y conocíamos también del riesgo, en realidad el Grupo G50 asumió el riesgo para que la edificación no llegara a colapsar. El estado en el que se encontraron los teatros, sobretodo el Colón, era ruinoso, estaba prácticamente caído, los pisos estaban carcomidos, los techos se estaban viniendo abajo. El G50 lo que hizo fue entrar a hacer el reforzamiento. Paralelo a ello se empezaron a  hacer los procesos para conseguir las licencias.

¿Qué alcanzaron a hacer allí? Lo que se dice es que ustedes dejaron prácticamente solo los cascarones de las edificaciones, que desaparecieron, por ejemplo, las silleterías y otros elementos de valor histórico…

Quiero aclarar que en cuanto a la silletería y algunas cosas del hotel, parte se las llevaron los anteriores dueños, la familia Aristizábal. Retiraron algunas sillas, pero dentro del proyecto que tenemos se contempla la recuperación de 300 sillas que van a quedar en el teatro Aristi. No es un cascarón, el hotel está completo, no ha tenido ninguna intervención excepto en la parte del foso del ascensor, donde se hizo un reforzamiento para ascensores que cumplan con la norma. Y en la parte del edificio Columbus se pretende presentar un centro comercial, pero guardando sus características y la espacialidad del teatro.

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¿Quiénes son el G50?

Un grupo de empresarios del centro de Cali que se unieron para mirar cómo esa manzana se podía recuperar y entregar  a la ciudad un proyecto de renovación urbana que no solo incluyera una reconstrucción sino soluciones de movilidad y seguridad. La mayoría son comerciantes paisas que están acá hace 30 o 40 años. 

El cálculo que ustedes tienen es que cuándo estén construyendo, si les dan los permisos…

A partir de  cuando el Municipio y el Ministerio se pronuncien, la obra puede demorar dos años o dos años y medio. 

¿Qué incluye el proyecto?

Un centro comercial, parqueo en los sótanos (3000 metros cuadrados, sería para 150 carros, 200 motos y 100 bicicletas). El hotel será reactivado con sus 220 habitaciones y se tiene planeado hacer un centro de convenciones en el noveno piso del hotel. 

¿La polémica que los ha acompañado desde que arrancaron no los ha hecho desistir?

No, los miembros del grupo son gente pujante y decidida y quieren sacar adelante el proyecto. 

El Municipio les puso una sanción económica ejemplar (de cerca de $480 millones) por haber adelantado obras sin permiso. ¿Ya pagaron?

No, estamos en este momento apelando a un recurso que nos cabe, una acción de tutela que está próxima a fallar. 

De otro lado está el proceso con los inquilinos de los locales que hay en esos predios. ¿Cuántos comerciantes había y cuántos quedan hoy?

Había once, quedan tres.

Han hecho varias diligencias de desalojo, que finalmente se aplazan. ¿Qué es lo que pasa allí?

Los desalojos no tienen que ver con el G50, esa es una acción que se hace a través de la Secretaría de Gobierno que hizo el estudio y un peritaje, un estudio de vulnerabilidad. Encontraron que la edificación tenía muchas fallas estructurales y tenía que hacerse  reforzamiento estructural para que no amenazara ruina. Eso nos cobija a todos, no solos a los inquilinos. El Grupo G50 tiene las oficinas en el hotel, pero así como los inquilinos deben retirarse el próximo 28 de octubre, que es la fecha límite, el grupo debe irse también. Se han venido haciendo unos desalojos, pero los inquilinos han apelado a sus recursos jurídicos. 

Los inquilinos que se han opuesto a los desalojos señalan que los peritajes en los que se soporta la decisión de desocupar los edificios no son confiables, porque fueron contratados por G50, parte interesada…

Se hizo un peritaje a través de la Secretaría de Gobierno, con una persona certificada. Nosotros tenemos nuestro propio estudio de vulnerabilidad, que es un estudio que exigen el Ministerio y el Consejo de Patrimonio. La Secretaría es la que determina el desalojo, no nosotros. Como le digo, nosotros también debemos desalojar. 

Otra cosa son los desahucios…

El Grupo G50, cuando compra la propiedad, como cuando tú compras una casa y tienes unos inquilinos y necesitas hacer reforma de esa casa, les avisa a los inquilinos que tienen determinado tiempo para salir. Lo mismo hicimos nosotros, con todos los procedimientos legales y se les dijo que tenían hasta tal fecha, unos hicieron caso, otros que quedaron allí en la edificación, diría que dos, de pronto, tenían una pretensión económica allí.

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