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No habrá barrios únicamente residenciales: Planeación Municipal

Vecinos de zonas impactadas por el comercio piden que el nuevo POT controle la presencia de negocios.

7 de abril de 2014 Por: Zulma Lucía Cuervo Plazas, reportera de El País

Vecinos de zonas impactadas por el comercio piden que el nuevo POT controle la presencia de negocios.

Aunque no hay todavía nada en firme con respecto a los cambios de vocación de algunos barrios de Cali, el director de Planeación Municipal, León Darío Espinosa, dice que lo que sí es seguro es que ninguno será exclusivamente residencial.“Hasta la categoría de residencial neta permite que un barrio tenga tiendas, peluquerías, misceláneas, es decir, comercio de bajo impacto, que le presta servicio a la comunidad del sector”, indica Espinosa.Pero para algunos líderes comunales, eso que llaman comercio de bajo impacto le ha abierto la puerta a otros negocios de mayor envergadura, que además de traer clientes, llegan con situaciones como el ruido, las ventas ambulantes, mendicidad y líos de movilidad. Es así que barrios como San Antonio, El Peñón o el Gran Limonar, cuya vocación principal es la vivienda, ahora conviven con algo más que la tienda del vecino: restaurantes, bares, galería-cafés y discotecas, entre otros. La esperanza de los residentes, así como de los de Granada, cuya vocación es mixta (se permite comercio y vivienda), es que el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, que la Alcaldía de Cali presentará en mayo al Concejo local, le cierre la posibilidad a esta clase de negocios.Pero el Director de Planeación dice que hay algunas dinámicas que, más que entrar a prohibirlas, lo que se hará con el nuevo POT es regularlas con norma, para poder ejercer control.¿Cómo sería el POT de estos barrios?Según lo que se tiene estimado, en San Antonio se permitirá que la vivienda siga compartiendo lugar con actividades propias del turismo, como hoteles, hostales, restaurantes y cafés.El Peñón también mantendrá su vocación de residencial, pero se permitirá, como en el resto de la ciudad, que algunas avenidas que tienen un importante tráfico sean también corredores comerciales.En Granada se seguirá permitiendo la combinación de comercio con vivienda, enfocado en que esta zona es una centralidad gastronómica de la ciudad.En su vecino, el barrio Juanambú, también se mantendrá la vocación residencial y se restringirá que se instalen discotecas o bares en esa zona.Y el corredor de la Carrera 66, en el barrio Gran Limonar, por ser una vía arteria secundaria, continuará con su vocación actual, de ser también un punto importante de comercio y servicios.Planeación contempla revisar zonas como el Oriente, donde los barrios no son netamente residenciales, sino que tienen fuerte presencia de comercio, principalmente porque las familias generan su sustento de actividades como venta de ropa, salas de internet, papelerías, expendio de comidas rápidas, entre otros.“Por ejemplo, Ciudad Córdoba no es un barrio que solo sea de vivienda. Allí hay unas dinámicas comerciales que nos interesa mantener porque son incluso complementarias con la vida del barrio, le sirven a la gente y son generadoras de empleo”, sostuvo Espinosa.Otras centralidades que se mantendrán son la médica (por Tequendama). En esta zona se ha empezado a extender los negocios de carácter médico a otros barrios como El Lido. “Queremos que este barrio siga teniendo vocación residencial y la norma prohibe y seguirá prohibiendo usos de suelos para esta clase de servicios”.La industria de mediano y alto impacto se concentraría en algunas hectáreas del corredor Cali-Jamundí, en barrios como San Nicolás y Obrero, en algunos corredores de la Carrera 1 entre calles 25 y 62 y en cercanías al corredor férreo (carreras 5 y 7 entre calles 44 y 62).Un polo de desarrollo, que podría tener vocación financiera o de sedes de oficinas empresariales es el corredor de la Avenida de las Américas y la Avenida del Río (Avenida 2 Norte), muy al estilo del sector del Salitre, en Bogotá (sobre la Calle 26). Prueba de que hay potencial desarrollo de este tipo es el desarrollo inmobiliario que adelanta la Cámara Colombiana de la Infraestructura, CCI, Occidente, que instalará su sede en la Avenida de las Américas. Los predios contiguos a las vías principales seguirán con su vocación comercial.Las preocupacionesVecinos del barrio San Antonio dicen que lo único que han traído los restaurantes son dolores de cabeza para la gente que vive en la zona. “Eso es apenas un sofisma, en esos sitios venden licor, la gente sale a altas horas de la madrugada a hacer bulla y no nos dejan dormir”, explica Sigifredo Hernández, habitante del sector.Carlos Gamboa, del Comité de Vecinos, dice que San Antonio se ha reconocido como un epicentro cultural, con talleres de artesanos y de artistas. “Ese es el ambiente que queremos mantener, pero no los negocios que han estado llegando, que no nos permite ni caminar por el barrio porque todo está invadido de carros, sea a la hora que sea”.Esperanza Zapata, residente en Granada, dice que los bares “están sacando a codazos” a los pocos residentes que aún quedan en el barrio. “El problema no son los restaurantes, ni que el sector tenga vocación mixta. Lo que nos molesta es la falta de control de parte de las autoridades, aquí hay discotecas que hasta queman pólvora a la madrugada y no pasa nada”, explica la señora Zapata.Martha García, también vecina de Granada, dice que si bien no tiene problemas con los restaurantes, “las diferencias entre estos comerciantes y los que vivimos en las viviendas empiezan cuando traen músicos y no saben manejar el volumen”. Agrega que la Alcaldía escucha mucho, “pero no resuelve nada”.Victoria Eugenia Motoa, presidenta de la Junta de Acción Comunal del Gran Limonar (etapas dos y tres), dice que el impacto de las discotecas y los bares que han sido instaladas sobre la Carrera 66 se extiende a las viviendas que no quedan en este corredor. “Son tres los grandes problemas: mal parqueo, ruido e inseguridad. Las calles internas del barrio están siendo usadas para parquear, lo que termina obstruyendo el acceso y la salida de los que vivimos acá. Y a eso súmele que las personas salen borrachas, haciendo escándalo a la madrugada, a veces se quedan tomando en los parques internos, dañan los andenes y las rejas de los antejardines”, comenta.Carlos Hernández, presidente de la JAC de El Peñón, sostiene que algunos restaurante son un problema. “Sacan su basura sin ningún cuidado y eso hace que lleguen indigentes a buscar comida y a botar desperdicios en las calles”.Víctor Raúl Martínez, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, capítulo Cali, sostiene que 60 % de la ciudad creció de manera informal y que el nuevo POT deberá cambiar esta situación.

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