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Monje colombiano habla de su camino a la espiritualidad

El monje colombiano Denshõ Quintero habla de su libro ‘El despertar Zen’, en el cual narra su experiencia.

17 de marzo de 2012 Por: Claudia Liliana Bedoya S., reportera de El País

El monje colombiano Denshõ Quintero habla de su libro ‘El despertar Zen’, en el cual narra su experiencia.

“Más que convencer a otros de mis propias ideas, en el libro trato de compartir mi camino”, expresa el budista Denshõ Quintero sobre su reciente publicación ‘El despertar zen’. Sin ánimos de adoctrinar, Quintero –quien nació con el nombre de Iván y en el seno de una familia católica– manifiesta que no trata de mostrarse “como un ser superior o gran maestro, sino como un ser humano ordinario que busca un camino y comparte su experiencia”. Así habló con El País: ¿Por qué Denshõ y no Iván?Antes de recibir mi nombre en el Dharma, era Iván, estudiaba ingeniería electrónica en la Universidad Javeriana entre los años 80 y 83. Tuve una crisis personal profunda, una depresión intensa y empecé a buscar, a leer, a interesarme por temas de contenido espiritual y encontré en el zen un camino espiritual hacia la paz. ¿Cómo un joven universitario y aparentemente con una vida cómoda, sufre una crisis de depresión?A partir del asesinato de un amigo por robarle el carro, empecé a desencantarme de todas las expectativas de la sociedad. Descubrí que quería estudiar ingeniería para tener éxito social, para demostrarme a mí y a los demás que era importante. Tuve un cuestionamiento profundo sobre la propia existencia; quería un refugio, paz mental. ¿Y como se encuentra ese refugio de paz en una sociedad consumista, una familia católica y amigos con ganas de figurar socialmente?Yo quería escapar de todo eso y convertirme en otra persona. El zen fue como la salida que encontré, era la práctica para hallar ese equilibrio espiritual que quería. Quería escapar de la sociedad, pero al mismo tiempo tener paz dentro de mí. Usted logró 'escapar', pero ¿cómo escapa esa persona que no puede darse el lujo de renunciar al ritmo y los compromisos de esta sociedad?Descubrí que uno no puede escapar de nada y mientras uno no solucione los problemas de raíz, de nada sirve porque se lleva el sufrimiento adonde vaya. La práctica del zen permite identificar dónde se origina el sufrimiento, y eso está en la manera cómo uno se relaciona con la vida, de las cosas que ha construido como ideales, de lo que considera que es importante, lo que le gusta y lo que no le gusta. A partir de la revaluación de los propios valores es que uno puede encontrar paz interior.Entonces, ¿espirituales o exitosos?Yo tomé la decisión de hacerme monje. No critico a quienes han optado por la vida del éxito, pero considero que hay que revaluar en dónde están esos parámetros de éxito y triunfo social, porque si tenemos a los demás como referencia y hacemos las cosas para demostrarles a los demás o superar a otros, tendremos sufrimiento. ¿Qué lecciones del budismo se pueden aplicar a la vida diaria?1. Todo está interconectado. Lo que hacemos, afecta a los demás. 2. Tener responsabilidad sobre las consecuencias de los propios actos. ¿Es la espiritualidad un producto de consumo?Creo que sí. El proceso de transformación personal es un trabajo diario. Transformar la raíz del sufrimiento no es de talleres ocasionales o del fin de semana. Debe ser una actitud vital.¿La espiritualidad es sólo para los ricos y no para los de ruana?Eso una tontería. Precisamente por esa idea hay propuestas espirituales que se han presentado como productos de consumo y muchos creen que son elitistas. En el caso del zen, no se trata de tener un nivel intelectual específico: está abierto a todo el mundo y las únicas limitaciones son las excusas que uno pone para practicar.

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